Patricia Stambuk: "No podía perder para la memoria chilena ese testimonio único"
La Premio Nacional de Periodismo 2024 presenta su libro "Mi vida con Gabriela. Conversaciones con Gilda Pendola", este miércoles 23 de abril en la Sala Viña.
Marcelo Macellari - La Estrella de Valparaíso
Una nueva aproximación a la figura de Gabriela Mistral a través de los ojos de una de sus colaboradoras más cercanas ofrece el libro "Mi vida con Gabriela" (Editorial Sudamericana), donde la Premio Nacional de Periodismo 2024, Patricia Stambuk, rescata la voz de la artista italiana-chilena Gilda Pendola, en su momento una joven que acompañó a la poeta durante años en Italia, Chile y Estados Unidos, transportándonos a momentos íntimos y reveladores: desde las conversaciones que sostuvieron en sus caminatas por Rapallo hasta su relación con el poder y figuras como Pablo Neruda, Ezra Pound, Stefan Zweig, Alone y, sobre todo, Yin Yin y Doris Dana.
Sobre la génesis de este volumen, que será presentado este miércoles 23 de abril, a las 18.00 horas, en la Sala Viña (Arlegui 683), la autora detalla que "con Gilda Pendola -que ya cumplió 97 años- fuimos las dos personas invitadas por el bibliotecario del colegio Saint Margaret de Concón, Emilio Toro, a dar una charla por el Día del Libro hace unos años. No nos encontramos en esa ocasión, pero cuando me contaron de su experiencia de cuatro años acompañando a Gabriela Mistral tuve claro que no podía perder para la memoria chilena ese testimonio único y último sobre nuestra Premio Nobel".
- ¿Por qué le interesó la figura de Gilda Pendola, que no fue una secretaria, sino más bien una compañera de viaje?
-Porque fue una persona de mucha confianza, en una función variada, imprecisa y voluntaria, sin el interés de una remuneración, y que había compartido largo tiempo con la poeta en la intimidad de sus casas en Italia y Estados Unidos. Era una visión diferente, desde la simplicidad e inexperiencia de sus veinte años, pero, como pude comprobarlo, Gilda actuó siempre con madurez, entrega y calidad humana. Por supuesto, esas cualidades fueron muy valoradas por Gabriela Mistral.
-Las reseñas de "Mi vida con Gabriela" hablan de un relato íntimo y fresco. ¿Esa es la mirada que se propuso con este volumen?
-Es lo que se fue presentando desde la primera conversación con Gilda Pendola. No se trataba de interpretar su vida, de analizar su obra o hacer un ensayo psicológico sobre sus relaciones personales. Era hablar sobre la vida de una mujer extraordinaria, pero que vivía con sencillez, austeridad, amor por la naturaleza y por la cultura en su más amplia concepción. Con una conciencia clara de todo lo que pasaba en el mundo, pero a la vez defendiendo su privacidad. Generosa y sensible. Y que no olvidaba los agravios.
-La publicación de este volumen coincide con los 80 años del Nobel de la poetisa, lo cual ha desencadenado una polémica respecto a cómo celebrar esta fecha y también sobre si centrarla en su orientación sexual. ¿De qué manera se instala el libro en medio de esta discusión?
-El libro estaba concebido antes de que se produjera este aniversario y esta polémica. El libro debió ser publicado el año pasado, pero me fui atrasando con su término y llegó en este buen momento en que muchas organizaciones la celebran, cada una a su modo. Creo que el contenido de "Mi vida con Gabriela" muestra una parte de su historia de modo natural, sin exclusiones, pero sin cargar tintas en un aspecto o el otro de su vida, tal como debe ser la vida misma cuando una sociedad es madura y asume la actitud que la propia Gilda tuvo a sus 20 años, es decir, con respeto y naturalidad. "No era mi vida, yo con la mía y ellas con la suya", ponderación de una mujer como Gilda, que a los 20 años consideraba que no era su vida, sino la de ellas.
-El libro incluye pasajes relacionados con figuras como Neruda, Doris Dana Yin Yin. Respecto a estos personajes, ¿qué fue lo más revelador que se desprende de las conversaciones con Gilda Pendola?
-Que a pesar de su largo vínculo con Neruda, desde los tiempos en que el poeta fue a pedirle orientación en Temuco a los dieciséis años, no se sentía querida por él y estaba dispuesta a ser amable y educada pero no a aceptar presiones que involucraban para ella un compromiso político. Con Yin Yin, me sorprendió el lado paranormal de Gabriela, que veía o decía verlo después de muerto y conversaba con él. Y respecto a Doris Dana, su devoción por Gabriela. Había allí sentimientos extraordinariamente intensos, complejos, interesantes.
Cuba y regreso a chile
- ¿Qué otros capítulos destacaría de "Mi vida con Gabriela?
-Su último viaje a Cuba en tiempos de Batista, porque ella era crítica de las dictaduras, pero seguía buscando su paraíso ideal en la tierra y pretendía que fuera Santiago de Cuba. Era una tolerancia extraña. En ese relato se plasma muy bien su aburrimiento en ciertas reuniones sociales, como las que le ofrecían en La Habana, aunque fuera con intelectuales. También la recreación de su regreso a Chile en 1954.
- ¿Cuál es la impresión final con la que se quedó de Gabriela Mistral tras estas conversaciones con Gilda Pendola?
-Que fue una poeta que no se encerró en sí misma ni se endiosó, que siempre miró al prójimo, al desvalido. Humilde, austera, muy franciscana, maternal, generosa, en eterna búsqueda de su paraíso terrenal. Supo enfrentar sus adversidades y resentimientos y creció a pesar de ellos hasta llegar al premio mayor de la literatura.