Matías Zurita Cabezas

Gaspar Hernández no recuerda su vida sin un balón de básquetbol en las manos. Desde pequeño acompañaba a su padre a las canchas de Maipú y Pudahuel, temprana exposición al deporte que no solo marcó su vínculo familiar, sino que definió su vocación. Desde entonces, la pelota naranja se convirtió en una extensión de sí mismo.

Su entorno familiar fue clave, ya que el deporte no era un pasatiempo, sino una forma de vida. La disciplina y el compromiso lo acompañaron desde que decidió, en plena adolescencia, apostar por una carrera profesional. Con apenas 13 años entrenaba con categorías superiores, lo que le permitió forjar un carácter competitivo y ganar experiencia desde muy temprano.

A los 15 ya se proyectaba como una de las promesas más firmes del básquetbol chileno. "Yo siempre entrené con jugadores más grandes que yo, gracias a eso desarrollé mucho mi juego, adquirí mucha confianza y pude, creo yo, surgir un poco más rápido que el resto de mis compañeros", sostiene Hernández.

El salto de calidad vino con Sportiva Italiana, club al que llegó en 2017 tras destacar en el campeonato Domani, instancia en que su actuación llamó la atención del técnico Gianluca Pozo. Al año siguiente, ya radicado en Viña del Mar y comenzando sus estudios universitarios, se integró de lleno al equipo porteño y a la dinámica de la Liga Nacional. Su adaptación fue veloz, en parte gracias al respaldo de sus compañeros y al entorno que lo recibió con confianza.

A lo largo de su carrera ha cultivado una mentalidad centrada en el trabajo constante. Ese enfoque se tradujo en una evolución física, técnica y mental que lo ha consolidado como figura. Hernández no solo ha brillado dentro de la cancha, sino también en los hábitos que lo sostienen fuera de ella: nutrición adecuada, descanso riguroso, preparación física especializada y análisis táctico detallado. Todo eso ha sido clave para mantener un rendimiento sobresaliente a lo largo de la temporada.

Actualmente vive su mejor momento deportivo. Ha brillado en cada uno de los partidos que ha disputado en la Liga Nacional de Básquetbol gracias una campaña en la que lideró a Sportiva Italiana hasta los playoffs, ubicándose en el cuarto lugar de la tabla general, superando ampliamente las expectativas iniciales del club. Sus números individuales fueron de alto impacto, con mejoras significativas en puntos, llegando a los 569 en total. Además promedió 5.6 asistencias y 4 rebotes por partido en una temporada que también lo consagró como el máximo goleador nacional del torneo, respaldado por actuaciones memorables, como en su último encuentro contra Universidad de Concepción.

Los hitos en su carrera son variados. En 2022, integró la selección chilena que conquistó la medalla de oro en los Juegos Odesur, un logro que consolidó su presencia en el ámbito internacional. A nivel local, su nombre ha comenzado a aparecer con fuerza entre los mejores jugadores nacionales según distintos medios especializados. Entre sus marcas más destacadas figura un récord personal de 46 puntos en un partido oficial, una hazaña que reafirma su capacidad anotadora y su lugar en la élite del básquetbol chileno.

Todo por el equipo

Más allá de los números, Hernández destaca por su compromiso colectivo. Si bien ha alcanzado metas individuales, siempre ha priorizado el rendimiento grupal. Esta filosofía ha sido fundamental para consolidar un equipo competitivo que hoy se ilusiona con llegar lejos en los playoffs.

"Si Sportiva gana y quizás yo no soy el mejor, también va a estar bien porque siempre he girado en torno a lo que está haciendo el grupo. Los números me han avalado para poder estar donde estoy, pero es también porque mi equipo me ha ayudado en ese sentido", recalca Gaspar.

En los días previos a la postemporada, el cuerpo técnico ha priorizado el descanso físico y mental de Sportiva Italiana, tras una exigente seguidilla de partidos. La preparación se ha enfocado en el análisis de rivales y en reforzar los aspectos defensivos que fueron clave en los últimos encuentros. Con una identidad clara y sin presión por los resultados, el conjunto de Valparaíso se perfila como un rival incómodo para cualquiera.

Fuera de la cancha, el motor principal de Gaspar es su familia. Su hermana Aliosha, estudiante de Kinesiología y también jugadora itálica, ha seguido sus pasos en lo académico y en la pasión por el deporte. Ambos comparten una conexión profunda, y él se ha transformado en una figura de apoyo y guía.

"Estoy orgulloso de ella, de todo lo que ha conseguido. Principalmente al esfuerzo que le ha puesto al básquetbol, al estudio y en la vida personal. Siempre voy a estar aquí para ella en caso de que lo necesite, como lo he hecho hasta ahora", cierra Hernández.

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