Benjamín Valdivieso B.

Chile tiene una nueva posibilidad para sumar un oro a su medallero olímpico en París. Yasmani Acosta avanzó a la final de la lucha grecorromana (categoría 130 kilos) y hoy, pasado el mediodía, se enfrentará al cubano Mijaín López, con quién tiene una cercana relación de amistad.

"En Tokio no se dio, pero ahora sí. Uno deja su país, su familia, deja todo por un sueño. Que pasen años persiguiendo ese sueño, sacrificios y obstáculos en el camino, hasta que por fin se da. Se pudo nueve años después, desde que salí de Cuba, buscando un sueño y ahora mira, después de nueve años de trabajo constante y sacrificio, acá estoy, en una final olímpica", fueron las primeras palabras de Acosta a CHV recordando su salida de Cuba.

Fue un combate muy disputado con el chino Lingzhe Meng, que tuvo un primer round de mucho estudio por parte de Acosta, mientras que el segundo fue de total agresividad para intentar cerrar la lucha a su favor. Finalmente, tras un puntaje 1 a 1, pero con ventaja para Acosta al puntuar último, logró acceder a la final de la lucha grecorromana, superando el cuarto lugar de Tokio.

Acosta confesó que el duelo contra López será especial, ya que mantienen una amistad de larga data cuando entrenaban juntos en Cuba. "Es un ídolo, conozco toda su historia, sé por lo que ha pasado, sé todo el esfuerzo que hay detrás de sus logros. Es mi amigo, mi hermano y va a ser una final bonita. Muchas de las cosas que sé hoy es gracias a él. Incluso, minutos antes de la semifinal me estaba dando consejos", comentó el chileno.

Por otro lado, para López el combate que tendrá con el nacional también será especial por todo lo que compartieron en esos años en la isla. "La final va a ser desmandada. Vamos por países distintos, pero tenemos la misma sangre. Esta es la consagración de los entrenamientos que tuvimos juntos en Varadero, será algo lindo", le dijo López a As Chile.

Acosta buscará mejorar el diploma olímpico de Tokio, mientras que López quiere ratificar que es el mejor de la historia en la especialidad tras sus oros en Beijing, Londres, Río y Tokio.

La brasileña Rebeca Andrade cerró ayer el programa de gimnasia artística de los Juegos de París con una medalla de oro en el suelo, por delante de la estadounidense Simone Biles, que se salió dos veces del tapiz en su rutina.

Andrade logró su cuarta medalla en el Estadio de Bercy, la primera de oro, con 14,166 puntos. Biles se quedó en 14,133 y el bronce fue para la también estadounidense Jordan Chiles con 13,766. Después, al momento de recibir las preseas en el podio, se vivió uno de los momentos que más se recordará de esta cita, y es que la propia Biles y Chiles, plata y bronce, respectivamente, se postraron para recibir a la ganadora.

Fue un gesto de respeto de las norteamericanas hacia Andrade, con la que rivalizan desde hace años pero con quien mantienen una relación de respeto y amistad. Las tres se hicieron 'selfies' en el podio y posaron de la mano ante los fotógrafos.

"Sabía de mis posibilidades (de ganar medallas) y lo di todo. Estaba luchando por conseguir por fin un oro, porque lo deseaba con todas mis fuerzas. Estoy muy contenta de haberlo conseguido", comentó la brasileña Rebeca Andrade.

Armand Duplantis rompió su récord mundial en el salto con garrocha al superar ayer la barrera en los 6,25 metros en los Juegos Olímpicos de París, coronándose por segunda vez seguida en la cita cumbre del deporte.

Duplantis fijó el récord en su tercer y último intento. Fue la novena ocasión que el prodigio nacido en Louisiana pero que compite para Suecia -el país natal de su madre- eclipsa la plusmarca. Pero fue la primera vez que lo hace en unos Juegos Olímpicos.

Metódicamente, Duplantis ha venido batiendo el récord mundial. Lo ha hecho centímetro a centímetro desde el 8 de febrero de 2020. La última vez que lo había roto fue el 20 de abril en China con un salto de 6,24.

El estadounidense Sam Kendricks se llevó la medalla de plata y el griego Emmanouli Karalis el bronce. En tanto, a Mondo solo le faltaba superar el registro olímpico, que estaba en poder del brasileño Thiago Braz, quien en Río 2016 estableció 6,03 metros, registro que en 2021 Duplantis no pudo batir en Tokio, donde se llevó el oro con 6,02 y fallando tres veces en el desafío de los 6,19.

"¿Qué puedo decir? He roto el récord del mundo en unos Juegos Olímpicos, es lo máximo para un garrochista. Batir el récord del mundo en unos Juegos Olímpicos es el sueño que tenía de niño y he sido capaz de conseguirlo ante una multitud".