Se notaron las diferencias entre un equipo intenso, con una clara idea de juego y con jugadores enfocados en hacer su labor en todos los sectores del campo; y otro elenco extraviado, lento y completamente sobrepasado en la cancha. Así de marcado fue el contraste entre Deportes Limache y Santiago Wanderers en la cancha sintética calerana. Y ese buen juego lo hizo valer en el marcador el conjunto de Víctor Rivero. Presionado en la salida por los ágiles delanteros y volantes limachinos, el cuadro porteño sucumbió rápidamente y comenzó a sufrir en su última línea.

En los ocho minutos Marcelo Cañete fue anticipado cuando intentaba una tibia jugada en tres cuartos de cancha. El balón lo tomó el incisivo ariete Nelson Da Silva, quien buscó el espacio para gatillar un zurdazo desde la entrada del área, batiendo así al portero Eduardo Miranda con ajustado remate que se coló abajo junto al parante derecho recién en los 8 minutos. Sin que Wanderers saliera del sofoco, un tiro de esquina en los 15' encontró estupefacta a la zaga caturra y el defensor de los rojinegros Rodrigo Moreira, clavó un cabezazo para estirar las cifras.

Limache mordía y jugaba en toda la cancha, y hasta provocaba los oles de su hinchada, que enfervorizada y en buen número pobló la tribuna Andes Bajo del Nicolás Chahuán.

Pero Wanderers algo tenía que decir, y cuando Limache comenzó a bajar el ritmo, se propició alguna llegada con Jason León exigiendo al portero argentino, Milton Álvarez. Aún así daba la sensación que el elenco local tenía una superioridad que lo encaminaba a un triunfo que merecía. Con la idea de administrar la ventaja, Limache cedió un poco de terreno y dejó venir a Wanderers sin imaginar, tal vez, lo que iba a conseguir el elenco de Valparaíso en pocos minutos, en una reacción que pocos esperaban.

Joven de la película

Y en ese escenario adverso para el Decano, surgió la figura de un canterano, ya que mientras todas las miradas se iban con Carlos Muñoz que entró de la banca, fue otro suplente el que se ganó el protagonismo. Y todo eso mientras el técnico Víctor Rivero preparaba cambios para refrescar la ofensiva.

Pero fue el juvenil Joaquín Silva el que torció el destino del partido. Primero, el joven valor wanderino apareció para conectar un desborde por la izquierda, y con un remate que se desvió, metió a Wanderers de vuelta en el partido. Pero faltaba más en la noche de gloria del novel Silva, ya que demostrando oficio de "9", madrugó a los zagueros limachinos en una pelota aérea, cabeceó de emboquillada e hizo celebrar a los pocos hinchas porteños camuflados que estaban presentes en el estadio. Todo eso transcurrió en un lapso de dos minutos, entre los 65' y los 67'.

Pero como a Wanderers todo le cuesta el doble, en un entrevero cerca de la mitad de la cancha se quedó con diez hombres, porque Joaquín Pereyra fue expulsado por un golpe a Da Silva, que aparentemente también pegó, pero la tarjeta roja solo fue para el volante wanderino en los 70', provocando airados reclamos contra el juez Nicolás Pozo.

Con un jugador menos, a los verdes (que vistieron de blanco) no les quedó más que replegarse porque Limache se fue encima buscando el gol del desequilibrio. Ahí se agigantó la figura del portero Miranda, que al menos ahogó dos veces el grito de gol de los locales, amén que también tuvo fortuna con un cabezazo de Da Silva que dio en el travesaño, y ayuda de sus compañeros, que se agruparon para defender, aunque sin dejar de lado la idea de contragolpear, ya que Muñoz y John Valladares igual tuvieron chances.

"Enfrentamos a un muy rival que venía haciendo muy bien las cosas en el torneo, encontraron una ventaja rápida y que era merecida. Después nos paramos mejor, equilibramos fuerzas y el equipo mostró fuerza y ganas. El rival tuvo situaciones cuando estábamos con diez, pero el empate , creo, termina siendo justo", analizó el técnico wanderino Francisco Palladino.

"Creo que después de ir dos a cero, después que te lo empaten en pocos minutos, y con un jugador más al final, fueron dos puntos perdidos"

Víctor Rivero, DT Dep. Limache

Claudio Morales Salinas

La Estrella de Valparaíso