La cruzada solidaria del Colegio Panal de Quilpué tras incendios
33 alumnos y su respectivas familias, además de docentes, quedaron damnificados. Entre esos, una educadora de Párvulos del establecimiento inclusivo, quien además sufrió la quema de su computador portátil clave para el trabajo. "Nuestro colegio es un refugio", dice su directora Ninfa Parra, reconocida como uno de los líderes educativos del país.
Guillermo Ávila Nieves - La Estrella de Valparaíso
Romina perdió su casa. Lo mismo ocurrió con las viviendas de su hermana y también del papá. Se trata de una familia, como tantas antes de la desgracia, cuyos hogares se situaban en el mismo terreno donde se gatilló la emergencia hace un mes.
Romina es docente del Colegio Panal de Quilpué. Así como las abejas y su organización en colmenas constituyen un espejo ideal para la humanidad, este establecimiento de formación integral es el espejo para niños, niñas y adolescentes en busca de esa inclusión y equidad. De valores solidarios.
Y como tal, a Romina le aflige otro drama en la previa de un nuevo año escolar: su computador portátil, con el cual atesoraba todo su esfuerzo y trabajo vocacional, acabó desintegrado entre las cenizas del incendio del 2 y 3 de febrero.
Por redes sociales el hecho no pasó desapercibido. A través de la plataforma digital X (ex Twitter) el usuario @caminoelsendero, colega suyo, apeló a una ayuda corporativa: "@Apple estimados, les escribo en nombre de mi colega Regina del colegio Panal de Quilpué donde 32 alumnos y 4 colegas perdieron sus casas el gran incendio del 2 y 3 de febrero este año. Regina es Educadora de Párvulos y su Apple era su principal herramienta de trabajo", consigna.
El colegio
"Al no estar Romina en su hogar al momento del incendio, perdió todo su material de trabajo, incluido el notebook. Por ahora, le estamos prestando material del colegio porque quedó sin nada".
La voz tiene ángel. Aunque ella quisiera, no podría esconder a qué se dedica. Bastan solo unos segundos de conversación para comprobar su vida por la educación.
Ninfa Parra no solo es la directora del Colegio Panal. También es su fundadora. De eso hace 42 años.
Reconocida con el Premio LED (Líderes Educativos Directivos) entre más de 800 postulantes a nivel nacional que transforman a sus comunidades, el valor, a su juicio, pasa por forjar los cambios.
Así es la historia de esta educadora de Párvulos de la Universidad de Chile y Orientadora en la Universidad de Playa Ancha, nacida en Santiago pero afincada hace 45 años en nuestra zona de la cual es parte activa. Voluntad, le sobra.
Así, sabe que deben estar a la altura para recibir a 33 alumnos -familias- y 4 docentes que quedaron sin nada tras el devastador megaincendio. "La situación es delicada. Por fortuna no tuvimos víctimas. Hay dos familias de acá que además son parientes de familiares fallecidos del Jardín Botánico", lamenta.
Ninfa Parra agrega: "Como colegio hicimos campañas para apoyar a todas las familias afectadas. Primero con canastas y ropa interior nuevas, además de reunir fondos. Hay familias que no han podido retirar lo que nosotros hemos podido juntar". Eso sí, dice que tras el reintegro a clases de los profesores este viernes, en este minuto, "el mismo cuerpo docente fue a dejar la ayuda que pudimos recolectar a esos hogares. Esto porque incluso hay familias que están cuidando sus terrenos", manifiesta.
Contención
La directora de Colegio Panal cuenta que reunieron un equipo de gestión para preparar a los profesores "y a nosotros para enfrentar esta situación con los niños y niñas".
Parra añade que se fortalecerán de manera sicológica junto a niños a través de actividades enfocadas en la expresión de emociones y contención. Recreativas, como juegos. "Este domingo irá un teatro circo para enfrentar la parte emocional, clave en este momento tan difícil".
Un refugio
Este martes volverán a las aulas cerca de 280 estudiantes. "Anhelamos ser el refugio que ellos esperan. Algo similar nos ocurrió durante la pandemia: los niños lo único que querían era volver al colegio. Tuvimos buenos resultados en la parte emocional. Aquí encuentran lo que esperan", reitera convincente.
Julián Bastías Santander fue uno de esos. Diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista (TEA), obtuvo puntaje nacional en la Prueba de Acceso Superior (PAES): mil puntos en Matemáticas.
Desde pequeño fue un alumno que salió adelante, acentúa la profesional. "Es inteligente. Acá descubrió todos sus talentos y fue gracias a que le dimos esa posibilidad... que la vida no es solo tener conocimiento, sino que resulta importante potenciar el saber relacionarse con los demás", cuenta con orgullo su directora, quien recalca que Julián ingresó a la carrera de Ingeniería en Física en la Universidad Técnica Federico Santa María. "Pretende entrar a la Nasa. Y lo va a lograr".
La destacada educadora y premio LED compatibiliza su sabiduría académica y de vida con una sensibilidad terrenal que pone los pelos de punta. Pertenece al linaje de quienes dejan huella. "Los quiero a todos. Los conozco de pequeños. También esperamos que el Estado apoye en esta tragedia", dice.
Ninfa Parra se emociona. Revela ante la emergencia: "Yo estaba afligida, hasta que un alumno me dijo: 'Pero tía, ¡yo estoy vivo! Sé que van y vamos a salir adelante'. Nuestro colegio es un refugio".
42 años, cumple desde su fundación este recinto que vela además de la educación, por la inclusión y equidad.