Guillermo Ávila Nieves - La Estrella de Valparaíso

"Se nos está haciendo muy difícil 'parar la olla' porque no hay mucha ayuda. Lo que más tenemos es jurel y atún, pero no podemos darles eso todos los días a la gente".

Así explica la voluntaria Marta González quien, junto a Carolina Rojas y María Silva, está a cargo de la situación actual del comedor solidario María Medina en el campamento Manuel Bustos, en la parte alta de Viña del Mar.

Allí, en el corazón de la emergencia, hoy día hay 458 familias que fueron damnificadas tras los incendios. Y allí todo es voluntariado, en el sentido más extenso del término.

González reitera que necesitan con urgencia verduras y proteínas, como carne, pollo y pescado. Aclara que desde el municipio viñamarino suben una vez a la semana a entregarles mercadería. "Cumplen con traernos arroz, azúcar, pero no proteínas, verduras y frutas. Es lo que más se necesita", explica.

También dice que sostienen las ollas comunes gracias al aporte de particulares y familias de diferentes partes, pero he aquí la cruda realidad: "Tenemos que poner de nuestro bolsillo para parar la olla", agrega Marta González.

Ya lo advirtió Rodrigo Mundaca, gobernador de la Región de Valparaíso: "La seguridad alimentaria es un tema que nos va a golpear todo el 2024", tras un nuevo Comité de Gestión del Riesgo de Desastres (Cogrid) este martes, y donde detalló: "En la región tenemos 66 ollas comunes: 42 en Viña, 22 en Quilpué y dos en Villa Alemana".

Para el gobernador Mundaca, esas ollas comunes "las tenemos que sostener porque hoy día le están entregando alimentos a más de 20.000 personas".

Seguridad alimentaria

Sergio Salvador, seremi de Agricultura de la Región de Valparaíso, precisa a La Estrella que, más bien, "son cerca de 90 las ollas comunes entre Quilpué y Viña del Mar y que corresponden a 23.500 almuerzos diarios entregados".

Salvador especifica que la fuerza de tarea número 10 "Seguridad Alimentaria", nace por instrucción del Cogrid regional. "Tiene función de asegurar la continuidad operativa en la entrega de alimentación a personas de territorios afectados por incendios", explica.

Dicha labor está a cargo del seremi de Agricultura y se integra un equipo multisectorial: municipios de Quilpué y Viña del Mar, gobernación regional, delegación presidencial regional, Senapred, seremis de Salud, de Obras Públicas, de Mujer y Equidad de Género, Fosis, ISL y encargadas de ollas comunitarias de mayor relevancia.

¿La estrategia? Salvador responde que un catastro georreferenciado y único para la atención oportuna de las necesidades "mejora de la logística de distribución desde centros de acopio y fortalecimiento de aquellas ollas comunitarias que pueden alcanzar un mayor nivel de producción de almuerzos y a las cuales se puede equipar para transformar en comedores solidarios".

Una larga historia

Si hacemos arqueología al tema, Clarisa Hardy, antropóloga y autora del libro "Hambre + dignidad = ollas comunes", se sumerge en el Chile de la década del 30 donde se establecieron sociedades organizadas de consumo para combatir el hambre ocasionado por la crisis del salitre.

Más recientemente, durante la pandemia, este episodio recordó la importancia de estos espacios muchas veces autogestionados y que dan respuesta a esa necesidad vital de alimentación.

Ester Zamora es jefa de cocina del Comedor 421 de la Corporación La Matriz, en el Barrio Puerto de Valparaíso. Ella, junto con siete voluntarios de diferentes instituciones, vela por la entrega de un refugio que inspira no solo alimentación de urgencia, sino también provee encuentro espiritual. Otorga almuerzo necesario, de lunes a lunes.

Comenta que tuvo la suerte de ir a cocinar a la zona siniestrada de El Olivar. Y añade: "Tenemos a cinco voluntarios que lo perdieron todo. Incluso una voluntaria perdió a su mamita calcinada".

Su compañero de coordinación, Patricio Veas Moreno, señala que desde el inicio de la catástrofe "hemos apoyado a damnificados del incendio (voluntarios afectados) en El Olivar con mano de obra, cocinando y repartiendo alimentos en alianza con el Ejército de Salvación". Sobre ayudas del gobierno regional, a la fecha, dice, "no hemos recibidos apoyo. Solo de instituciones privadas de la ciudad".

Ester Zamora reflexiona y concluye: "Tienen que estar las ollas comunes, no pueden fallar: hay mucha gente que depende de ese plato de comida".