Héroes sin capas: así lograron salvar vidas en incendios
Franco es voluntario de bomberos: pese a perderlo todo, no dudó en seguir ayudando en la emergencia.
Guillermo Ávila Nieves - La Estrella de Valparaíso
Asus 58 años de edad, 25 de ellos los ha ejercido como voluntario de la Sexta Compañía de Bomberos de Valparaíso "Cristoforo Colombo", la institución de origen italiano más antigua de América.
Para Franco Campodónico González, lo vivido el pasado fin de semana resulta muy fuerte y casi imposible de explicar. "Esto fue una lotería. Uno nunca piensa que le va a tocar algo así, pero toca".
A eso del mediodía del viernes 2 de febrero percibió que se venía una emergencia grande. "Miré, y vi que en el sector de Peñuelas había mucho humo". A través de las redes sociales del Cuerpo de Bomberos, se dio cuenta que solicitaban personal con urgencia para acuartelamiento.
"Preparé mi equipo, le avisé a mi hijo que iba a bajar. Me presenté en el cuartel y salí despachado al sector de El Salto". Ese fue el primer despacho que les hicieron, evoca. De allí, narra, "se trabajó en el amago de tres autos que se estaban quemando en una bodega. Y después hicimos otro amago en otra bodega. Era complejo".
Un infierno
Al caer la noche de ese viernes, tras combatir el siniestro a pasos del Jardín Botánico, salieron rumbo al sector alto de Miraflores, cerca de Villa Independencia, en la comuna de Viña del Mar. En ese momento, se dio cuenta de la magnitud del incendio. También que su casa se estaba quemando. "Le dije al oficial a cargo del carro si era posible acercarnos a mi hogar para comprobar su estado; imposible de lograr". Y agrega: "La gente nos golpeaba el carro bomba: pedían que le apagáramos las llamas en sus casas".
Franco recuerda que no podían transitar porque había destrucción por doquier: autos chocados, postes caídos, cables sueltos. Así "se tomó la decisión de trabajar en las casas que estaban al paso. Después en las partes altas".
En un momento, trató de bajar a pie, ya que la vivienda de Franco que comparte junto a su señora Verónica Soto, su hijo Sebastián, en situación de discapacidad, y Diego de 18 años, se encontraba a cuatro cuadras. De material mixto sólido y de dos pisos, su casa se ubica en Villa Independencia, pasaje Chilpaco, Achupallas.
Tragedia y vocación
A hoy, una imagen le quedó grabada: la estampida de entre 30 y 35 vehículos quemados. Y lo peor: se dio cuenta que habían personas fallecidas en el interior de los autos. "Sube un señor que me dice llorando: 'Amigo, no vaya porque ya no hay nada allá abajo', quedé perplejo".
De golpe, asumió que ya no tenía casa, aunque supo con alivio que su familia pudo evacuar. Cabizbajo, sus compañeros solidarizaron con él en ese instante. Pese a todo el caos, "seguimos trabajando junto a mis compañeros en muchas partes".
Recién el domingo 4 de febrero, a eso de las 14 horas, pudo llegar a lo que era su hogar. "La gente nos mira como si fuéramos los ángeles salvadores. Aquí hubo un problema muy grande durante la emergencia: no teníamos abastecimiento de agua".
Junto a Franco Campodónico, otro voluntario de bomberos perdió su casa en Miraflores, revela apesadumbrado. Lo urgente, clama: requiere de materiales de construcción.
Pese a lo vivido, dice que la vocación está primero. El compromiso con la institución, y las personas."Toda la vida he sido solidario, me encanta ayudar a la gente. Pase lo que pase, estaré siempre en las filas de bomberos".