Libro revela el tras de cámaras de la televisión chilena en dictadura
El volumen "Mucha tele", de los periodistas Rafael Valle y Marcelo Contreras, que ofrece un relato coral del periodo con casi un centenar de entrevistas, será presentado hoy a contar de las 12.30 horas en a Librería del Fondo Manuel Rojas.
Marcelo Macellari - La Estrella de Valparaíso
Del blanco y negro al color. De la vocación universitaria y pública, de acento cultural y educativo, a la televisión comercial. El libro "Mucha tele" (Editorial Tezontle), de los periodistas Rafael Valle y Marcelo Contreras, propone un relato coral de la historia de la TV chilena en dictadura, a través de casi un centenar de entrevistas a animadores de estelares, conductores de noticiarios, realizadores de programas de humor e infantiles, productores, periodistas, directores de teleseries, actores y cantantes, que a través de sus testimonios ofrecen un revelador panorama de lo que se vio y no se vio en pantalla.
Sobre la génesis de este volumen, que será presentado hoy (12.30 horas) por el humorista y rostro de TV, Álvaro Salas, en la Librería del Fondo Manuel Rojas (Paseo Yugoslavo 176, cerro Alegre, Valparaíso), Rafael Valle explica que "la idea surge viendo que se acercaba la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado y que iban a surgir muchos proyectos sobre el tema, pero nosotros queríamos abordarlo de una manera distinta. Creíamos que la televisión era un tema importante del periodo y sentíamos que ahí había una historia que contar sobre cómo se había hecho esta televisión en dictadura. Entonces, abordamos el periodo de 1973 a 1990, donde había una televisión con solo cuatro canales y le dimos una mirada de cultura pop".
Marcelo Contreras agrega que "el título 'Mucha tele' hace alusión a que somos la primera generación absolutamente criada por una pantalla. Por otra parte, creo que pese a que vivimos en una época tan 'retromaniada' y nostálgica, este libro no es un ejercicio de memoria embelleciendo al pasado o una mirada idílica respecto a lo que fue la infancia o la adolescencia y a los contenidos que recibíamos a través de esa pantalla, sino que se trata de una mirada periodística de cómo efectivamente esa industria funcionaba y cuáles era los engranajes que movían ese producto final, del cual uno solo veía el resultado en la pantalla. Nosotros cubrimos lo que pasaba antes que se dijera 'vamos al aire' y cómo se ideaba esta televisión bajo esas condicionantes extraordinarias que significaba el país en dictadura".
- ¿Qué hitos destacarían del periodo de la televisión en dictadura?
-R.V.: Hay dos hitos fundamentales. En 1977, por un decreto del Ministerio de Educación, se cambia la ley de televisión y deja de ser financiada por el Estado. Antes, los comerciales solo podían ir antes o después de un programa, mientras que desde ese momento pueden ir en cualquier momento, lo cual deriva en una TV súper comercial. Cambia el modelo y la televisión se convierte en industria. El otro hito es la llegada de la televisión en colores en 1978, lo cual produce un cambio que va desde lo tecnológico a lo estético. Era un periodo donde se hizo mucha tele. Y lo que hubo también es una variedad temática que hoy es impensable, porque en cuatro canales había de todo: programas culturales, de concurso, infantiles, juveniles, estelares y teleseries.
-M.C.: Efectivamente, el autofinanciamiento tiene que ver que cuando llegaron los militares el país estaba sumido en una crisis económica, pero también con que la televisión se tenía que adecuar con el modelo neoliberal que se estaba imponiendo, porque no podía ser una excepción. Y la gran paradoja es que fue un periodo dictatorial, pero hubo mucha creatividad en la TV, en una etapa de ensayo y error, previa el People Meter.
- ¿El uso que hizo el régimen militar de la televisión fue algo pensado o hubo improvisación?
-M.C.: Nada estaba pensado y esa es una de las grandes conclusiones de nuestra investigación, porque hay un prejuicio de que la dictadura tenía todo fríamente calculado. Creemos que la televisión es un paradigma de cómo no era así. Llegan unos tipos acostumbrados a la vida de cuarteles a hacerse cargo de estos sistemas de comunicación que son complejos y no saben cómo hacerlo, así que dejaron el trabajo en manos de gente que sí sabía. También hay que aclarar que la relación de la dictadura no era la misma con todos los canales. Por supuesto, donde se sintió más fuerte la presencia fue en Televisión Nacional. En el caso de Canal 13, era un feudo de su director, Eleodoro Rodríguez, que defendió mucho su independencia, pese a las restricciones. Y en UCV-TV funcionó la autocensura.
-¿Qué rol ocupa un UCV-TV en esta historia?
-R.V.: Los canales pequeños siempre funcionan como semilleros y UCV-TV es el primer canal de Chile. Aquí surgieron figuras como el Profesor Rossa, Álvaro Salas y Leo Caprile, entre otros.
-M.C.: UCV-TV también fue pionero en los 80 con la exhibición de programas realizados en Santiago por Enrique Evans y Hernán Precht, donde se las ingeniaron para, oblicuamente, hablar de política y temáticas contingentes, vetadas en los otros canales.
-Del casi centenar de entrevistados, ¿hay algunos cuyo testimonio haya sido particularmente revelador?
-R.V.: Varios, pero yo destacaría a Alfredo Lamadrid, por lo que hace en Canal 11 que, de ser un canal chico, lo lleva en algún momento a competir de igual a igual con los grandes. Tenía mucho olfato y visión. Es quien pone en pantalla el primer matinal de la televisión chilena, así como también hace "Chilenazo", un estelar folclórico.
-M.C.: Mario Kreutzberger es un personaje clave para entender la industria, pero Santiago Pavlovic también es un personaje muy interesante, porque contextualizó lo que significaba la cobertura periodística en dictadura, ya que al llegar el golpe el queda como director de prensa de TVN. Y si bien no era partidario de Allende, tampoco le causaba ninguna gracia lo que estaba sucediendo. Sin embargo, tenía que seguir trabajando para mantener a su familia.