Siempre he considerado que el Festival de Olmué tendría que ser el evento musical más representativo de nuestra música folclórica y el trampolín para su difusión y creación.

Sin embargo, y según mi opinión, lo folclórico se desvirtúa al incluir en el espectáculo cantantes y música que no son representativos de dicho género. Es indudable que la parte económica es importante para las arcas municipales, pero también lo es nuestra música.

Para un espectáculo más colorido y hermoso se podría incluir la muestra del folclor de otros países y así no perdería su esencia.

Jorge Valenzuela Araya

¿Se habrá imaginado esta nueva generación de políticos, que prometía cambiar drásticamente la manera de hacer política en Chile, mandando para la casa en pleno a toda la "Familia Política & Asociados" de los últimos 30 años, eliminando las lacras como la corrupción, el nepotismo, amiguismo, cuoteos, premios de consuelo, etcétera, porque según ellos tenían una "escala de valores" a otro nivel, superlativa, que finalmente después de que ejercieran el gobierno por cuatro años le entregarían en "bandeja de plata" el gobierno a los mismos políticos a los que tanto le daban como "bombo en fiesta desde las calles"? Pero a los mismos, si es cosa de ver que tuvieron que llegar algunos "eternos concertacionistas" a apuntalar al gobierno como ministros. Y la guinda de la torta, lo que lleva a concluir que no hubo renovación de nada, es que terminaron haciendo lo mismo que sus antecesores, porque en una de esas, aunque ni ellos mismos se lo hayan imaginado, el Presidente Boric le podría pasar la banda presidencial el 2026 a uno de los dos últimos expresidentes, que irían por la tercera vez...

"Nadie sabe (ni ellos mismos se lo imaginaron) para quién (terminarían) trabajando".

Pero ¿usted cree que, con toda la gran imaginación que demostraban tener, se lo habrán imaginado alguna vez, que podría llegar a terminar así?

Luis Enrique Soler Milla

Bienvenido es el turismo que, como actividad productiva, aporta al desarrollo de Valparaíso. Hasta ahí todo bien, pero ya es bien sabido en distintas ciudades del mundo, que son muy visitadas, que si la autoridad no pone límites y si no pone en primer lugar a sus vecinos y residentes de siempre, entonces se instala la "turismofobia". En el ascensor El Peral, en el cerro Alegre, el más concurrido de la ciudad, se hacen larguísimas colas los fines de semana para ocuparlo, a causa de los cientos de turistas que lo utilizan. El problema es que no hay una fila preferente para los vecinos que son usuarios diarios del ascensor y que deben esperar hasta media hora o 45 minutos para poder subir o bajar. ¿Por qué no se instaura una credencial de vecino con acceso preferente? Y lo otro: ¿por qué al turista se le cobra también $100? En cualquier país del mundo el turista paga más que el local.

Ester Valencia