Histórico edificio "Ivens" se resiste a dejar de ser parte de Aníbal Pinto
Desde sus inicios como la joyería Kilckman, su apogeo como librería y hasta el cierre de "Beer House", su arquitectura no solo cuenta una historia visual, sino que también revela los desafíos actuales que amenazan su legado cultural.
Mauricio Toledo Núñez - La Estrella de Valparaíso
Desde la antigua postal del Valparaíso del siglo XIX, el edificio Ivens se ha erigido como un refugio de memorias siendo testigo de historias entrelazadas con la riqueza cultural, social y económica de Valparaíso, desde sus días como la joyería Kilckman , la emblemática librería "Ivens", la Fuente Bávara o la cervecería Beer House.
No obstante, su destino se ve empañado hoy por el cierre de este último negocio como una dolorosa señal de los desafíos que enfrentan estos espacios, en una postal nostálgica que revela la cruda realidad que pare condenar a los edificios antiguos en la ciudad.
Rocío Bustamante Videla, hija de Víctor Hugo Bustamante, último propietario de la Librería Ivens, local que terminó por bautizar popularmente a este inmueble, fue testigo de la travesía de este edificio, donde hace treinta años, su padre tomó las riendas del negocio literario transformándolo en un centro social que marcó la vida de la ciudad.
"Mi papá siempre fue comerciante. Tuvo una florería, una tienda de ropa , una pequeña tienda de revistas pornográficas en la antigua estación puerto, y terminó disribuyendo material a kioskos, y allí conoció al dueño de la librería Ivens. Allí mi papá le dijo que tenía muy descuidada la librería, le ofreció arrendarla y el caballero le dijo que sí, que está cansado, pero que tiene dos condiciones; que mantenga el nombre de librería Ivens y que siga vendiendo diarios y revistas alemanas porque llegaban muchos alemanes a buscalas", relata Rocío.
"Cuando el dueño del edificio fallece, se hicieron cargo dos hijos que estaban en el extranjero y lo terminaron vendiendo, y a mi papá le subieron el arriendo a una cifra de 3 o 4 veces más de lo que pagaba antes, siendo insostinble por el impuesto del libro que aquí es carísimo", añadió.
Finalmente, el destino de la librería dio un giro radical, forzándola a abandonar el lugar que había marcado como su hogar durante años. Hoy en día, Beer House parece haber experimentado un desenlace similar, revelando la difícil situación que viven los locales comerciales y negocios emblemáticos de la zona histórica de la ciudad.
Gonzalo Herrera, arquitecto y coordinador de vinculación con el medio de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Valparaíso, compartió su análisis sobre el valor arquitectónico del Ivens, destacando su importancia en la conformación del paisaje urbano porteño.
"Este edificio neoclásico forma parte de un grupo de construcciones que reflejan diversos estilos arquitectónicos de mediados del siglo XIX, adaptándose a las particularidades del puerto. En la época se empleó el sistema constructivo "Balloon Frame", caracterizado por una base sólida de rocas, estructuras de madera de roble y uso de pino oregón", explicó el experto.
"El edificio cumple dos roles muy importantes; que está en una posición que le da respaldo a la plaza Aníbal Pinto, y que construye uno de sus frontis importantes, conformado por todos los edificios que forman ese espacio. Esto quiere decir que la plaza Aníbal Pinto no se reduce a la fuente de Neptuno y las dos palmeras; la plaza abarca el suelo, los elementos urbanos que posee, la actividad comercial que se desarrolla y todos los edificios que conforman este vacío en la ciudad. Por lo tanto, en estos términos, la presencia del edificio Ivens es muy importante", recalcó.
Rocío Bustamante, heredera de Víctor Hugo, al reflexionar sobre la situación actual, destaca la dificultad de devolverle al edificio su esplendor pasado tras la baja afluencia de visitantes por concurridos hechos de violencia en el sector.
"Independiente que los porteños quieran mucho al edificio, la gente tiene miedo de estar allí. Al final hay que resolver la violencia alrededor para poder dar el valor que tiene en el sector. Es dificil que hoy sea una librería. De hecho, aún tengo muchos libros, y no los quise vender en cantidades. Me he dado el tiempo de buscar personas y me he encontrado con gente que iba a a la librería. Es un pequeño trozo de la Ivens que sigue funcionando y tenía que ser porque no fue menor todo lo que se vivió allí", narró.
Gonzalo Herrera, por su parte, sugiere que el Estado es quien debe asumir un papel activo en la recuperación del patrimonio urbano.
"Valparaíso enfrenta dos situaciones paralelas. Por un lado, hay una constante caída en la percepción de la ciudad, agravada por el estallido social y la destrucción de patrimonio, y por otro, el actual enfoque de desarrollo y planificación urbana centrado en la inversión privada, vinculada estrechamente con la disminución del poder adquisitivo de los habitantes. Este círculo vicioso se ve impulsado por la falta de intervención del Estado en la preservación de un espacio público limpio y ordenado, afectado por el comercio informal descontrolado y el deterioro urbano visible en fachadas rayadas y sucias".