Guillermo Ávila Nieves - La Estrella de Valparaíso

El reloj aprieta. Las fichas blancas parecen perdidas ante el peón negro. Salta la estrategia…

Solo 21 personas en su historia han llevado el título oficial de campeón mundial de ajedrez. Hace una década, casi 100 millones de almas seguían en vivo a través de la televisión una partida de ajedrez. El match lo disputaban en Chennai, el ídolo local, Viswanathan Anad y el joven prodigio de entonces, el nórdico Magnus Carlsen. Hablamos del primer trending topic por internet en sus respectivos países de origen, India y Noruega.

Antes, en los años 80 del siglo pasado, surgió tal vez la mayor rivalidad en la historia del deporte: la de los rusos Anatoly Karpov y Gari Kasparov, con duelos épicos. Más atrás, en plena Guerra Fría, en 1972, dos colosos tuvieron al mundo en vilo alrededor de aquel tablero en Reykjavík (Islandia) en una final que marcó a una generación: Bobby Fischer ante Boris Spassky, con triunfo para el estadounidense sobre el soviético.

Nace el club

Durante la pandemia, una serie del streaming hizo que millones de personas en el orbe volcaran sus cabezas, dinero e intereses sobre una jugada: Gambito de Dama, que en ajedrez equivale a un movimiento de apertura, donde el objetivo, moviendo los peones, es conquistar la parte central del tablero.

Y precisamente conquistar la pasión entre los más jóvenes es la vocación que imprime Rodrigo Cuevas, presidente del Club Deportivo Chess Viña del Mar, en un desafío que lo tiene animado desde que se germinó y materializó la idea por allá en 2018.

"Junto a un grupo de amigos formamos el club ya que no encontré un lugar que me gustara donde poner a mis hijos", comenta Rodrigo mientras agrega que "desde ahí, retomé el ajedrez con el fin de tener niños mejores" en esta disciplina. Y así lo ha conseguido, incluso con sus propios hijos que militan en la institución. "Le enseñé a jugar a mis cinco hijos: las tres hermanas mayores saben jugar pero no compiten; mis otros hijos, que son mellizos de 13 años, actualmente ellos participan en torneos".

Rodrigo hoy, a sus 52 años de edad, en retrospectiva cuenta que comenzó jugando a la corta edad de cuatro años. "Mis hermanos mayores me enseñaron y desde chico me gustó mucho el ajedrez". Ya para la época escolar, participó en torneos representando al Liceo Parroquial San Antonio, "me retiré del juego por cosas de la vida, la familia y el trabajo".

Para 2020, producto de la pandemia, los clubes de ajedrez cerraron. "Así comenzó fuertemente el juego online: los colegios dejaron de tener talleres y esos años se perdieron", recuerda el ajedrecista.

Luego, al retornar los talleres en los colegios, "nosotros también retomamos la actividad". Así, desde 2022, el presidente del Club Chess Viña del Mar, afirma que pusieron pilas y apostaron en grande por un taller "en el cual me di cuenta lo mucho que aún me gusta el ajedrez y ver a chicos y chicas contentos y que gozan al jugar este entretenido (deporte ciencia)", sentencia.

Trofeos en vitrina

Rodrigo Cuevas acota que en el pináculo de los logros, se han hecho de varios galardones. Hacerse un nombre en la escena ajedrecista local: "Hemos ganado torneos escolares, tenemos copas de las cuales nos sentimos orgullosos de haberlas ganado con este grupo de jugadores", dice con orgullo.

Ahora dice que van por más: "Postulamos al nacional de menores a realizarse en febrero del 2024, entre el 5 y el 11", a la vez que desliza que "hay muchas posibilidades de que se realice en Viña del Mar", puntualiza Cuevas.

Destaca que entre los torneos más importantes que han realizado, está el de julio pasado, "con 163 jugadores en el salón vip del Estadio Sausalito" en la Ciudad Jardín. Y agrega: "Nosotros como club hemos gestionado varios proyectos con la Municipalidad de Viña del Mar, además contamos con un gran apoyo: hemos respondido con resultados los que se notaran todavía más en el Nacional 2024 donde pretendemos obtener nuevamente campeones nacionales juveniles".

Rodrigo Cuevas, como en la Gambito de Dama, tiene la película clara: "Tenemos un club competitivo, pero también tenemos jugadores casuales, aficionados, niños con diferencias de aprendizaje".

Silencio. Movida maestra Chess Viña. Y ¡mate!