Apuñalado en el metro
El apuñalamiento de una persona dentro de un vagón del Tren Limache-Puerto es algo que se veía venir. Como usuaria frecuente en el tramo Quilpué-Viña del Mar, para llegar a mi trabajo, he atestiguado el deterioro ambiental y social del servicio.
En invierno, cuando la gente ya viene abrigada desde sus casas, ponen la calefacción a todo lo que da, y en verano, el sistema de extracción de aire no da abasto para hacer respirable y tolerable la alta temperatura que se suma al calor y aroma de una masa apiñada de gente.
La seguridad, fiscalización y control es inexistente frente a "artistas urbanos" que se arrogan el derecho de cantar con parlantes a máximo volumen, quedando los pasajeros a merced de personas a las cuales nadie se arriesga a indicarles que bajen los decibles, ¿para qué? cuando la deshumanización comunitaria, que se refleja en no ceder el asiento a adultos mayores o padres con hijos pequeños especialmente de parte de adolescentes y jóvenes, y la empresa no respaldará la acción de quienes aún esperamos respeto a normas básicas de convivencia y civilidad.
Si el Tren Limache-Puerto enfoca su rol sólo para lograr el máximo de ingresos v/s el mínimo de inversión, seguiremos siendo testigos de conductas antisociales, pues claramente la gerencia ignora las condiciones indignas en que transportan a usuarios que preferimos el metro por ahorro de tiempo y seguridad.
No solo es tener trenes e infraestructura para tener un buen servicio, sino tener cultura empresarial ética con compromiso social para aportar al bien común, sin que ello signifique menor rentabilidad. Me imagino que un ingeniero debería lograr estos objetivos dada su formación académica. Sería bueno, además, que viva la experiencia de viajar en un vagón congestionado, sin aire y cuidado que no lo manoseen y/o roben.
Patricia Pizarro C.