Valparaíso Beer House: otro que decide abandonar Aníbal Pinto
Restaurante emblemático pone fin a su estancia en la plaza porteña. Dueño apunta a inseguridad desatada, "comercio ambulante y despreocupación de las autoridades". Esto se suma a la decisión de otros locales que cerraron en el sector.
Guillermo Ávila Nieves - La Estrella de Valparaíso
La fotografía resulta casi idéntica. Local tras local, el mensaje en las inmediaciones de la plaza Aníbal Pinto y a escasos metros del edificio sede del gobierno regional es uno: claman por soluciones urgentes contra la delincuencia, inseguridad y los vendedores ambulantes.
Esta vez, desde el entorno más colonial del barrio porteño, un restaurante que ya parecía parte del inventario y la historia de Valparaíso gracias a sus terrazas y mesas al aire libre, baja cortinas. Hecho que se suma a los recientes cierres del Emporio La Rosa (en funcionamiento desde 2010) y una marisquería.
Ahora se trata del Beer House. No es fácil ponerle candado a este recinto gastronómico. Cualquiera que haya tenido la ocasión de adentrarse tras la barra o la cocina probablemente estará de acuerdo que la atención que aquí se procuraban con su clientela se echará de menos.
"Terminó aburriendo"
Álex Vega Araneda parece convencido de ello. Como propietario del Valparaíso Beer House, desprende nostalgia al diario La Estrella. Recuerda que su padre fue el artífice de este negocio en la emblemática esquina. "Comenzó con la Fuente Bavara que duró unos cinco años". Luego entusiasmado con el negocio viento en popa, "se lo compré a mi viejo", dice.
Así el local con nuevo nombre y temática pasó a llamarse Beer House, con su apertura en octubre del 2018. Vega acota: "En un comienzo todo iba súper bien. En esa época había mucha afluencia de público. Pero tras el estallido social sufrimos. La plaza Aníbal Pinto era el centro de encuentro de manifestantes y delincuentes: muchas veces me saquearon las bases de los toldos para ocuparlas de barricadas".
Luego vino la pandemia y con ella, las restricciones propias de la emergencia sanitaria que gatilló en una baja de usuarios producto de cierres obligados por semanas y meses. Tras eso, afirma que al fin hubo un "pequeño respiro debido a bonos y los incentivos por los retiros".
No obstante, el oasis duró poco. "Luego Valparaíso empezó a decaer, decaer y decaer con la presencia de comercio ambulante y de mucho indigente". Al ser Beer House un local que se la jugaba con sus terrazas y mesas en plena plaza (y calle), exposición que trajo consecuencias: "La gente ya no venía: a cada rato pasaban pidiendo plata, comida, cigarros en las terrazas y eso terminó aburriendo", lo que pasó factura y espantó a clientes, reconoce.
Álex Vega ahonda en que la afluencia de público y comensales se fue a pique en ese período. En especial, el último tiempo. "A partir de las siete de la tarde, no baja nadie a la Aníbal Pinto. Eso a diferencia de los años anteriores que uno podía tener abierto hasta la madrugada. Ahora los fines de semana no hay ni luces de eso: tenía que cerrar a las once de la noche porque no andaba nadie".
No es todo: el locatario apunta a otro factor, uno de miedo. "La delincuencia está desatada: asaltos, robos, peleas en la misma plaza con cuchillos. Yo ya no daba para más".
Cierre y abandono
Así tomó la triste determinación de cerrar. "Las ventas no se estaban justificando; el negocio iba a la baja". Evoca que cuando partió ilusionado con su emprendimiento, producto de la ubicación y movida porteña, tenía una veintena de trabajadores, "cuando lo abrí y me estaba yendo bien. Pero ahora último solo contaba con ocho empleados…".
Pese a tener locales en otras ciudades, el empresario comenta su inquietud con Valparaíso. "Una lástima que una ciudad tan linda como esta, esté apoderada por la delincuencia, el narcotráfico y el comercio ambulante. No hay seguridad ni protección: el comercio establecido está en abandono. Hay despreocupación de las autoridades", reitera.
Y percibe un diagnóstico preocupante para los locatarios del sector: "Por donde pases se están arrendando. Creo que en la Aníbal Pinto y alrededores van a seguir cayendo más locales establecidos".
No son pocos los comerciantes que advierten que laboran prácticamente bajo el código del bajo mundo en esta plaza donde parecen deambular a mansalva. Hace unas semanas, con motivo del adiós del Emporio La Rosa, Marcela Pastene, gerente general de la Cámara de Comercio de Valparaíso (CRCP) dijo: "Sabemos que lamentablemente la inseguridad y la presencia de comercio ambulante informal en ese sector, sumado a las manifestaciones violentas que se generan con cierta periodicidad, ha sido constante en ese lugar". En tanto, tras una reciente balacera producida en Pirámide, a pasos de la Aníbal Pinto, Héctor Arancibia, presidente de la Corporación Unido de la ciudad, expresó: "Causa pánico tanto en comerciantes como en clientes del lugar. El municipio permite la proliferación del comercio ilegal: hacen la vista gorda...".