La alta inversión económica para Santiago 2023 en infraestructura (770 millones de USD), y la alta asistencia de público a los diferentes eventos, han sido quizás los mayores atractivos.

Pero cabe preguntarse, si es la nueva y remozada infraestructura ¿el legado más relevante de estos Juegos? A nuestro juicio, si bien la infraestructura juega un rol importante en otorgar más y mejores espacios para la práctica deportiva, consideramos que la consolidación de Francisca Crovetto, Kristel Kobrich, Thomas Briceño, entre otros y el surgimiento por ejemplo de Martina Weil, Martín Vidaurre y Jorge Pérez; son el legado más relevante que estos Juegos dejarán a Chile. Nos han permitido visibilizar y aprender de otros deportes, escolares de todo el país han presenciado sus heroicas gestas, transformándose en nuevos ídolos y actuales referentes.

Pero ¿cuál es el rol del estado, para que este legado sea imperecedero? Sin querer ser pretenciosos, compartiremos algunas ideas que nos permitirán avanzar en esta interrogante. Primero, otorgar más y mejores oportunidades de práctica motriz, donde los niños puedan vivenciar diferentes manifestaciones deportivas.

En 2019, la prensa internacional publicó el caso de Noruega. La experiencia es fascinante y está al alcance. Los noruegos ubicaron en el centro del sistema deportivo a sus niños; dejaron la presión de la competencia hasta los 13 años, y le restaron importancia al resultado. Antes de eso, otorgaron una mayor variedad de actividades deportivas e insistieron en que el fin está en que sus niños (as) se enamoren de la práctica deportiva y no de un solo deporte, alejándose de la especialización temprana. Para esto, el estado es fundamental. En Chile debemos adherir a una filosofía deportiva que sea para todos (as), y no para unos pocos.

Segundo, la variabilidad de la práctica deportiva. Propiciar una formación centrada en el desarrollo de las habilidades motrices que contribuya a que niños (as) sean más competentes motrizmente, es fundamental. La evidencia científica indica que aquellos niños más hábiles acceden a diferentes actividades motrices, y tienen más probabilidades de permanecer en la práctica de actividad física en la adultez. Nuestro grupo de investigación ha evidenciado que una estimulación temprana desde la cualidad del movimiento favorece la adquisición de habilidades. Es fundamental aumentar la frecuencia de la práctica motriz y diversificarla, por lo cual el rol de la Educación Física en la Escuela y jardines infantiles es preponderante.

Tercero, la familia en la práctica deportiva es indispensable. Bajo un enfoque socio ecológico, la familia es la unidad básica de influencia en el desarrollo y adquisición de hábitos de niños(as). En la Encuesta Nacional de actividad física (2021) solo el 15,6% de las madres y el 21,4% de los padres de niños de 11 a 17 años hace actividad física 1 vez por semana. Según la evidencia que hemos levantado, los padres que realizan más actividad física, tienen hijos con un nivel de desarrollo motriz más alto.

El deporte debe estar presente en cada escuela, con una alta carga horaria, en plazas y recintos abiertos a la comunidad, además aprovechar la geografía que tenemos, única en el mundo que permite desarrollar diversos deportes y que además incluya a la familia. Hoy Santiago 2023 nos entrega una tremenda oportunidad, el desafío es como responder a ella, a cada niño (a) que se ha ilusionado con el deporte.

Dra. Jacqueline Páez Herrera. Directora grupo de investigación Efidac. Escuela Educación Física PUCV

Dr. Juan Hurtado Almonacid, grupo de investigación Efidac. Escuela de educación física PUCV.