La vida en la Patagonia contada por un porteño y dos viñamarinos
Antonio Peris (54), Diego Tobar (36) y Gabriela Arancibia (31) relatan a La Estrella cómo cambiaron su rutina en la ciudad por la apacible vida en la Villa Serrano, a los pies de las Torres del Paine. Ahí viven desde septiembre a mayo.
Juan Riquelme Díaz, - desde Puerto Natales
Cierre los ojos y piense si reemplazaría el recorrido en una micro desde Recreo a Concón por un tránsito de 175 pasos hasta su trabajo, con las Torres del Paine como horizonte, en plena Patagonia chilena. Ese fue el cambio que hizo Gabriela Arancibia, de 31 años, quien viajó 2.932 kilómetros desde Valparaíso a Puerto Natales para trabajar en el hotel Río Serrano.
Tal como ella, también lo hicieron Diego Tobar, de 36, y Antonio Peris, de 54. Los tres conversaron con La Estrella de Valparaíso acerca de su nueva vida en la Patagonia, la que llevan a pocos metros del hotel donde trabajan, compartiendo en un poblado de 165 habitantes y que recibe a turistas, mayormente norteamericanos y europeos, quienes llegan encantados por el Glaciar Grey, los cuernos imponentes de las Torres del Paine y la salvaje belleza natural del parque.
Cambio de vida
Rocío Arancibia es gerenta de operaciones del hotel Río Serrano. Con 27 años, es la menor de los cuatro hermanos que hoy administran un hotel que formaron sus padres a fines de los 90 y que el 14 de febrero del 2000 inauguraron con 24 habitaciones.
La villa Río Serrano se ubica en el límite sur del Parque Nacional Torres del Paine, en la ribera del río del mismo nombre. Desde su despacho en el hotel ubicado en la villa, Rocío cuenta que en Río Serrano solo viven durante todo el año dos familias gauchas, con un máximo de cuatro integrantes cada uno, pero que cuando la temporada abre -desde septiembre hasta mayo- ese número se acerca a los 200, sin contar a los turistas.
Hija de madre profesora de inglés y padre constructor, Rocío lleva las riendas del hotel con su hermana gemela Belén, y sus hermanos Camila y Sebastián. Los cuatro son titulados de carreras ligadas al turismo y extienden la forma de administrar el hotel que heredaron de sus padres, donde la relación con sus trabajadores es parte fundamental del éxito del lugar.
Cuenta Rocío que, a diferencia de otros hoteles similares, ellos ofrecen alojamiento y comidas a sus trabajadores durante toda la temporada. "Siempre es difícil porque a la gente le cuesta adaptarse, extraña a la familia, les cuesta convivir en comunidad; acá es bien fácil mezclar lo laboral con la casa, porque estás al lado", dice.
Además, agrega que el hogar de los trabajadores, son las 24 habitaciones que dieron inicio al hotel y que fueron trasladadas a un costado de las actuales instalaciones del recinto.
Desde Concón
Gabriela Arancibia estudió administración hotelera en la Universidad de Valparaíso. A sus 31 años ya había trabajado en hotel el Radisson de Concón y fue desde ahí que decidió postular a un trabajo en la Patagonia. Hoy está en el spa del Hotel Río Serrano y desde ahí cuenta que, si le ofrecieran cambiar su actual trabajo por uno en la región, simplemente lo rechazaría. "Me quedo acá, no lo cambio por otro hotel", dice.
Cuenta que en la Patagonia la vida es "súper distinta". "La otra vez tuve mi primer descanso, fui a Puerto Natales que es como ir a la ciudad, pero sigue siendo como un pueblo. Es totalmente distinto", cuenta la joven. Ubicado a unos 85 kilómetros, Puerto Natales, con una población cercana a los 20 mil habitantes, es lo más urbano que hay alrededor.
En el lugar Gabriela comparte habitación con otras tres mujeres y la relación es buena. "Las capacitaciones que tuvimos a principio de año fueron de trabajo en equipo, para que todos estemos en buen estado mental porque es como trabajar en un reality", dice.
Y aunque no tiene muchas opciones para moverse cuando sale del trabajo (básicamente porque sus habitaciones están a menos de 200 pasos), el lugar la tiene más que cómoda. "A mí allá (en Viña) me molesta que llueva, no salgo, pero acá me da lo mismo si llueve, hay nieve. Además, hay mucho para recorrer, hacemos caminatas de dos horas", dice.
Trucha y Chinook
En el hotel Río Serrano, el 60% de los trabajadores no son de la Región de Magallanes. Eso sí, algunos llegan desde más lejos y se quedan. Como Diego Tobar, oriundo de Recreo, quien tampoco cambiaría Viña por despertar mirando las Torres del Paine.
Si bien es su primera temporada en este hotel, es la cuarta vez en las Torres del Paine. Con 36 años de vida, lleva 15 trabajando en el rubro.
"Esto me ha cambiado el foco de lo que son las ciudades grandes. Yo vivo en Recreo, pero acá es mucho más tranquilo", cuenta en medio de sus funciones como garzón.
Afirma que , a diferencia de lo que ocurre en las grandes ciudades, acá las personas van decididas a relajarse y el estrés casi no existe. "Quien viene a estresarse, pierde el tiempo", asegura.
Tras la jornada laboral, en un régimen de 10 días de trabajo por 5 libres, sus momentos de diversión los vive en los ríos cercanos, donde va de pesca. "Por acá tenemos truchas y (salmón) chinook", cuenta.
La experiencia
A diferencia de Diego y Gabriela, Antonio Peris ya viene de vuelta. Con 54 años, hijos y un divorcio a cuestas, lamenta haber tomado esta opción de vida tan tarde. Cuenta a La Estrella de Valparaíso que es su primera temporada en Río Serrano, pero había estado previamente -en una modalidad similar- en el Lago Grey, al interior del parque Torres del Paine.
Con toda una vida dedicado al rubro, Antonio reconoce el plus de encontrar comidas y alojamiento como parte de la oferta de trabajo. Pero no todo es color de rosas.
"Es complejo porque te vienes solo, yo estuve todo el año pasado y la ansiedad me anduvo jugando una mala pasada, me puse un poco fumador, pero ya pasé por eso. Principalmente la soledad a veces te juega una mala pasada, pero luego te vas dando cuenta de que todo tu entorno está en el mismo círculo y te das cuenta que en ese círculo vas teniendo amistad, y ahí el mundo te cambia", reflexiona.
También hace el punto sobre el cambio de vida. "El que se apura en la Patagonia pierde su tiempo. Acá hay un ritmo de vida, se respeta, y eso es la naturaleza", dice. Agrega que la gente saluda sin conocerte, no existe la basura en el piso y que prácticamente "no se ve maldad, eso te llena de muy buenas vibras".
Un paisaje único
Rocío Arancibia, gerenta de operaciones del hotel Río Serrano, destaca que si bien su público está centrado sobre los 55 años, muchas veces buscan alianzas con fotógrafos o influencers para dar a conocer su destino. Es una forma, lo reconoce, de ingresar en la retina de un público distinto.
Y justamente con la imagen como factor fundamental para mostrar Torres del Paine o el Glaciar Grey, firmas de teléfonos como Honor han definido hacer de este lugar el ideal para lanzar sus nuevos teléfonos.
"Honor 90 llega a nuestro país para crear una gran experiencia para todos los usuarios, en particular para los creadores de contenidos que buscan un socio inteligente y confiable para capturar cada detalle", dijo Andrea Molina, marketing & PR manager de Honor Chile, cuyo último teléfono fue lanzado justamente en Torres del Paine, destacando su cámara triple que consta de una cámara principal, un ultra gran angular y una gran profundidad que ayuda a medir la distancia con mayor precisión.