La "Guarén" detalla su revelación: "Sentí que era muy chica para morir"
Valentina Torres, participante de "Tierra Brava", contó que sufrió un aneurisma cerebral que ya superó.
Carolina Collins
Un grave diagnóstico cambió la vida de Valentina Torres. La joven de 24 años conocida como la "Guarén", le confesó hace algunos días a sus compañeros de "Tierra Brava" que recientemente temió por su vida luego de que le detectaran un aneurisma cerebral.
Desde la casa estudio ubicada en las afueras de Lima, en Perú, la mejor amiga de Francisca Maira (ex"Gran Hermano"), explicó por qué decidió contarles sobre ese difícil episodio en su vida a sus compañeros de encierro y cómo le ha afectado.
Fue en 2020, en plena pandemia, que decidió cambiar su vida e irse a vivir al campo con sus papás. Dejó de tomar, de fumar y empezó a hacer mucho deporte. Todo iba bien, hasta que un día sintió un fuerte pinchazo detrás del ojo derecho. Después de varios días, fue a un doctor y le dijeron que podía ser un tumor cerebral.
Entonces un neurorradiólogo le dio su diagnóstico: tenía un aneurisma cerebral, "una protuberancia o abombamiento en un vaso sanguíneo del cerebro", según Mayo Clinic, que puede gatillar un derrame cerebral, que a su vez puede ser mortal o dejar graves secuelas.
Un diagnóstico que no era desconocido en su familia, pues la mejor amiga de la mamá de Valentina murió por esa causa.
En diciembre del año pasado, luego de que el aneurisma aumentara su tamaño, le hicieron una intervención que consiste en entrar a una arteria desde la ingle para poner un "stent", un pequeño tubo de malla, en la arteria donde está el aneurisma, para evitar una hemorragia.
Mucha suerte
"Evadí mucho el tema, no lo hablaba, hacía como que no pasaba. Realmente no lo enfrenté emocionalmente, traté de ir al sicólogo y mi sicóloga me abandonó, entonces no me sentí apoyada por ningún lado", recuerda la "Guarén". "La gente no se atrevía a preguntarme, mi familia tenía miedo, entonces yo trataba de demostrarle a las personas que yo quería que yo no tenía miedo, me guardaba ese miedo para mí sola", agrega.
Un apoyo clave para ella fue su expololo, "una de las personas más importantes en mi vida hasta hoy", dice. Él la obligó a hacerse los exámenes y salir del impacto de su diagnóstico.
El día de la operación publicó en sus redes sociales: "Despedida antes de la muerte" y tomó micheladas. Cuando finalmente llegó el momento, se acuerda que una vez más su instinto fue el mismo: "Todos llorando y yo igual riéndome, porque es mi forma de enfrentar los problemas, riéndome, por eso me río de las peleas y de los conflictos".
Pero admite que tuvo mucho preocupación. "Me dio miedo no volver a despertar, sentir que era muy chica para morir, pero aún así dentro de mi corazoncito sabía que no era el final, estuve súper positiva", confiesa.
Tras el procedimiento al que fue sometida, Valentina tuvo que tomar anticoagulantes durante seis meses, por eso le contó a sus compañeros, que le preguntaron por los remedios que consumía. Pero ya no, ya terminó ese tratamiento y su vida no corre peligro. Aunque tiene que controlarse y hay un par de actividades que le prohibieron de por vida: bucear y fumar, pero asegura que no lamenta ninguna y que se siente una persona "con muy buena suerte".