Los fantasmas de los 80 reaparecen en pinturas
Edgar del Canto presenta la exposición "Patio trasero", donde hace una analogía entre la dictadura y los sucesos ocurridos entre la revuelta social y la pandemia.
Marcelo Macellari - La Estrella de Valparaíso
El periodo que partió con el estallido social y siguió con la pandemia fue una suerte de déjà vu para Edgar del Canto, quien fue testigo de un Valparaíso vigilado por los militares, con toques de queda y confinamientos, al igual que ocurría en los años 80. Los fantasmas de esa época acecharon al artista porteño y se convirtieron finalmente en la serie "Patio trasero", compuesta por más de 200 obras en distintos formatos y técnicas, las cuales reproducen las reflexiones obsesivas del aislamiento en una ciudad en ruinas, que se exhibe en la Galería Nacional del Centex.
Del Canto relata que "yo partí en 2020 con esta serie, cuando estábamos en el encierro. No se podía salir, pero yo tenía materiales y empecé a trabajar. Tenía papel hilado 9, óleo y mis herramientas, así que aproveché el momento para tener la resaca no solo de octubre de 2019, sino de todo lo que significa el encierro mismo, el cual me trajo los recuerdos de la década de los 80, cuando todo era muy represivo. En ese sentido, esta obra es un retroceso, en el sentido estético, a los 80 y su narrativa visual. Yo pintaba de esta misma manera en esa época, con la diferencia que lo hacía con pincel, algo suave. En cambio ahora es con espátula, que es casi como un cuchillo. Por eso en las figuras hay un esfuerzo por hacerlas reconocibles, pero no se puede con una espátula, ya que es difícil de modular".
Una Valparaíso cerrado y desplazado, dio paso a una mirada íntima e introspectiva, donde las obras en óleo exhiben personajes que son testigos de un espacio público y doméstico normados tras series de retículas, lo cual el artista explica que son "una suerte de certidumbre de razón, como le llamo yo. Este es un trabajo muy emotivo, que tiene que ver con lo que defino como la vista lateral. Nosotros siempre fijamos la vista frontal, pero las cosas que vemos en los costados, en la periferia, también quedan en nuestra memoria y aparecen en los sueños. Yo trabajo con esa vista, no con la frontal, sino con la resaca visual que me llega. El cuadriculado tiene que ver con asirme a algo para generar una cierta certidumbre, que indica que no es un trabajo azaroso. Por otro lado, dejar un margen, que está cuidadosamente delimitado, te indica que hay un control y un oficio detrás. No es un chimpancé que está pintando".
Individuo y entorno
La mayoría de los personajes que aparecen en las obras son jóvenes, porque según Edgar del Canto, "tiene que ver principalmente con lo que yo recuerdo de la revuelta social y de las protestas de ese periodo en general. Todos con short y camisetas, de una manera muy suelta, así que quise retratar eso. No me focalizo en los adultos o la tercera edad".
Por otra parte, los escenarios de esta serie, que remite a la tradición expresionista, son muy porteños. "Valparaíso es el protagonista -detalla el artista-, inevitablemente, porque soy nacido y criado acá. Tengo una mirada distinta a otros artistas, porque lo mío no es pintoresco. En todo mi trabajo me ha interesado abordar la crisis que existe entre el individuo y el entorno, y cómo el contexto, en este caso una ciudad, país o continente, influye en cada uno desde que nacemos hasta que morimos. De acuerdo como resistimos a ello y logramos sobrevivir se conforma nuestro devenir como ser humano y en mi caso también como artista".
La muestra "Patio trasero", que es parte de un proyecto Fondart e incluye la edición de un libro del mismo título, se puede visitar hasta el 31 de noviembre en la Galería Nacional del Centex (Sotomayor 233), de martes a domingo, de 10.00 a 18.00 horas.