Porteña pionera de la TV infantil recuerda entrevista a Violeta Parra
Desde su puesto de artesanías en el Muelle Prat, Clara Soto, comparte su historia vinculada a la televisión nacional: conducir el primer programa para niños y realizar la única entrevista televisada en Chile a la excéntrica folclorista.
Mauricio Toledo - La Estrella de Valparaíso
Lejos de las cámaras y los reflectores, Clara Soto, profesora de inglés jubilada y la más antigua trabajadora de artesanías en el Muelle Prat de Valparaíso, guarda en sus memorias dos grandes hitos televisivos que los miles de turistas que la visitan ni siquiera podrían llegar a imaginar: ser la gestora del primer programa infantil del país: "Los sobrinos de la Tía Lalita", y tener el privilegio de realizar la única entrevista televisada a la legendaria cantautora nacional Violeta Parra.
Su incursión en el mundo de la televisión infantil se remonta a los años '60, cuando un grupo de amigos y compañeros de ingeniería de la Universidad Católica de Valparaíso comenzaban a dar forma a lo que hoy conocemos como televisión chilena.
"Una amiga me dio la idea, Olguita Bianchi, notando que el canal no tenía programas de niños. Ahí conversé con Carlos Meléndez, director del canal, y aceptó la idea. Partimos desde cero porque no sabíamos cómo hacer un programa de niños si antes nadie lo había hecho. De niña escuchaba el programa radial 'La hora del niño y la hada madrina' y desde ahí tuvimos que buscar influencias. Fue todo un gran desafío", recuerda.
Los dos años que duró el programa, acabado por el cambio de su director, presentaba dinámicas infantiles que fueron de vasta influencia para lo que posteriormente se transmitiría desde la capital. Pinturas, cuentacuentos, auspiciadores y el protagonismo de Pilolo, primer personaje infantil de la telivisión, divertían a quienes tenían acceso a la televisión local en la época.
"Inventé la idea de un baúl, ambientado por los chicos de escenografía, que tenía un duende que se llamaba Pilolo. Él me contaba cosas de los niños y las mamás eran las que escribían. Todo súper precario. Cuando hacíamos actuar a los niños para que hicieran su numerito los premios eran súper pobres: libritos de cuentos y cosas pequeñitas. Pero un día me llegó un mensaje a través del programa 'Cocinando con Mónica', y el gerente de Ambrosoli me hizo llegar un mensaje en que ofrecía el patrocinio para enriquecer los premios. Fue la salvación porque nos mandaban premios súper contundentes. Incluso, un premio era llevar a los niños una vez al mes a la fábrica con una visita guiada, y los niños fascinados porque se iban llenos de regalitos. Eso fue un gran apoyo que tuvimos", expresa.
Con violeta
El relato sobre su encuentro con Violeta Parra evoca a su pasión y activa participación en el folclor nacional, entrelazando los vínculos que había formado en el canal y su cargo como secretaria de la Peña Folclórica de la Universidad de Chile en Valparaíso. Fue allí donde conoció personalmente a Víctor Jara, al Gitano Rodríguez. Presenció el debut de Quilapayún y, eventualmente, estableció contacto con la mítica cantautora.
"Violeta en la época era casi inaccesible, pero nuestra ambición por invitarla era tremenda. Fue el Gitano Rodríguez quien la fue a ver a Santiago e hizo el contacto. Yo como secretaria y él como presidente, logramos hablar con ella y finiquitar su venida. Fue en el '65, por el mes de octubre. Las condiciones de ella eran bien contundentes y muy clara en sus peticiones, no nos importaba. Lo importante era traerla y poder acceder al público de Valparaíso", comparte.
Gracias a su éxito con el programa infantil, Clara logró que la peña folclórica tuviera una transmisión semanal en el canal. Y en una muestra de la astucia e inteligencia que tenía Violeta, la exprofesora explica cómo la folclorista decidió no cantar durante la transmisión de la entrevista para así atraer más público a sus presentaciones en la Peña Folclórica.
"Cuando llegamos al canal, la Violeta tenía a todo el mundo consternado y sin creer que no iba a cantar. Ahí Carlitos Meléndez me pescó de un ala y me dijo - 'tú nos metiste en esto y ahora tienes que afrontarlo' -. Ella me llamó a un lado y me dijo: 'Azulito (porque cuando la conocí yo usaba un vestido azul), no te preocupes. Estos quieren que yo cante, pero si canto nadie me va a ir a ver'. Me dijo que no había que preocuparse, que íbamos a hacer un programa que los iba a dejar con la boca abierta. Que la presentara y le preguntara por cada instrumento que traía. Fue absolutamente improvisación y todo en vivo y en directo. Ella tomaba los instrumentos y tocaba solo dos líneas de sus canciones. Lo hacía así porque dejaba al público con ganas de ir a escucharla en vivo a la peña. Era brillante. Cuando terminó el programa eran abrazos por todos lados. Había sido un programa fuera de serie, y todo gracias a ella. Pudo articularlo de manera perfecta sin saber que vivíamos la única entrevista televisada que tuvo", explica.