En mayo 1983, los obispos de Calama, Copiapó, Talca, Linares, Temuco, Ancud y Punta Arenas, se reunieron en Chillán. Luego de hacer un diagnóstico de la realidad nacional concluyeron que, junto con proseguir en la defensa de los derechos humanos, procurando mejorarla, manifestaron la necesidad de capacitar a las comunidades cristianas en estas materias. En el encuentro también participaron Juan de Castro (vicario de la Solidaridad del Arzobispado de Santiago) y, en calidad de observadores, los obispos Miguel Caviedes (Osorno) y Alberto Jara (Chillán).
El abogado de la Vicaría de la Solidaridad, Jaime Esponda, expresó: "A la Iglesia, como institución educadora, le corresponde promover los derechos humanos en la conciencia de la gente, moverla a luchar por ellos. Es necesario llevar el tema de los derechos humanos a las comunidades, impulsando su reflexión mediante jornadas, seminarios o talleres. Así se logrará que la preocupación de la Iglesia por los derechos humanos siga siendo algo permanente y no tan solo un viento que pasó". Después, representantes de nueve diócesis, se reunieron en una jornada nacional el 27 junio de 1983 en Santiago.
Derico Cofré Catril