Tropiezo en Chillán aleja a Everton de la cima
En una opaca presentación, los oro y cielo vieron vulnerada su portería en el mejor momento de Ñublense, que se las arregló para batir al inspirado meta Torgnascioli. Los ruleteros quedaron quintos, a once puntos del líder Cobresal.
Un duro golpe a la confianza, y justo antes del receso producto de la fecha FIFA y Fiestas Patrias, fue el que recibió Everton anoche en Chillán. Los oro y cielo, en un partido que fue para los bostezos durante largos pasajes, terminaron cayendo por la mínima frente a Ñublense, resultado que los distanciaba a lejanos 11 puntos del líder Cobresal, sumado a que Palestino y Colo Colo, cuadros están más arriba en la tabla que los auriazules, todavía tienen que jugar partidos pendientes.
El explosivo comienzo del trámite, con un remate al primer palo de Cristian Riquelme antes del primer minuto de juego, hacía prever un compromiso cargado de acciones de peligro, lo que se alejó bastante de la realidad. De hecho, solo dicha aproximación, más otro disparo del lateral zurdo que se fue desviado a los 33', fueron las únicas jugadas relevantes de los primeros 45 minutos.
Momento de gracia
Pese a que también partió algo lento, el complemento tuvo un lapso de 20 minutos cargados de acción. Todo comenzó con un cabezazo de Matías Campos que dio en el palo, y cuyo rebote fue increíblemente desaprovechado por un Sebastián Sáez que estaba solo.
Ñublense, que hasta ese momento parecía dormido, tuvo su momento de gracia, y de no ser por el golero Franco Torgnascioli, quien estuvo tres veces notable en un periodo de 180 segundos, el resultado cambiaba a favor de los locales.
Cuando parecía, sin embargo, que los viñamarinos respiraban tras dichos embates chillanejos, una triangulación que culminó en centro de Jovanny Campusano y posterior cabezazo de Patricio Rubio, decretó el primer y único tanto de la brega. El delantero cumplió -otra vez- con la llamada "ley del ex" y no celebró con algarabía su conquista frente a la barra de los diablos rojos.
Lejos de volver a mostrar el ímpetu y la mística que habían exhibido en compromisos anteriores para evitar resultados adversos, Everton se fue quedando sin bencina, y mucho de eso tuvo que ver también con las escasas alternativas con las que contaba en la banca, producto de sus múltiples jugadores lesionados.
Solo el ingresado Joan Cruz, con un venenoso remate en los descuentos, amagó lo que acabó siendo el marcador final.