Salvador Allende, masón: el camino que inició en Valparaíso
Nieto e hijo de masones, el médico porteño se incorporó a la histórica logia Progreso N° 4 en 1935, cuando tenía 27 años. Tras ser electo diputado debió emigrar a la capital, donde se sumó a la logia Hiram N° 65, de la que llegó a ser Venerable Maestro. Una réplica de su mandil estrellado se conserva en el Club Central, ubicado en avenida Brasil.
En la avenida Brasil de Valparaíso, en la esquina con Carrera, se levanta un bonito edificio de color gris decorado por cinco columnas que sostienen un triángulo en el segundo nivel. Muchos ignoran que allí funciona, desde 1920, el Club Central de la masonería porteña, recinto que reúne a doce logias masónicas integrantes de la Gran Logia de Chile, la organización más antigua y numerosa de la masonería chilena.
Creada el 24 de mayo de 1862, la Gran Logia de Chile es considerada el hito fundador de la masonería chilena, no obstante existieron agrupaciones anteriores a esta, que respondían a organizaciones masónicas extranjeras.
Y como muchos otros hitos en nuestra historia, fue en Valparaíso donde la masonería dio sus primeros pasos en el país. Cuatro logias de regiones conformaron esta primera agrupación: la logia Unión Fraternal N° 1, de Valparaíso; la Aurora de Chile N° 2, de Concepción; la logia Orden y Libertad N° 3, de Copiapó; y la Progreso N° 4, de Valparaíso, presidida entonces por el filántropo Blas Cuevas Zamora.
Fue precisamente en esta última logia, la Progreso N° 4, cuya secretaría aún funciona en el clásico Club Central, donde se iniciaría, siete décadas más tarde, el expresidente Salvador Allende Gossens, a la postre un joven médico con una prometedora carrera política.
En las oficinas de la logia conservan algunos recuerdos de quien fuera uno de sus más insignes miembros: la réplica del mandil estrellado que Allende recibió al incorporarse como miembro permanente de la Asamblea de la Gran Logia de Chile, luego de haber alcanzado el grado de Venerable Maestro en la logia Hiram N°65; y una fotografía de Allende, ya Presidente, en la sede de su logia porteña de origen, vistiendo el mandil y junto a un retrato de su abuelo Ramón Allende Padín, un destacado masón que llegaría a ser Gran Maestro de la Gran Logia de Chile en 1884.
Familia de masones
Erik Sariego Velásquez, investigador, académico y miembro del Consejo de la Gran Logia de Chile, ratifica que los comienzos de Salvador Allende en la masonería están firmemente anclados en Valparaíso, tanto por su historia familiar como por su iniciación.
"Salvador Allende fue nieto e hijo de masones, siendo su abuelo Ramón Allende Padín un masón prominente en Valparaíso y en la masonería chilena, al punto de que llegó a ser Gran Maestro y primer Venerable Maestro de la logia Aurora N° 6 de Valparaíso. Su trayectoria masónica la desarrolló en Valparaíso, donde fue parlamentario y un reconocido médico", explica. A ello se sumó su labor social: "Allende Padín se dedicó mucho a la acción filantrópica, fue quien dio inicio a la escuela Blas Cuevas, la primera escuela laica de Chile, que aún está activa en el Barrio Puerto. Desarrolló una acción social extraordinaria en distintos ámbitos con lo que contribuyó no solo a asistir a los sectores más vulnerables, sino entregarles la oportunidad de educación en una época en que era muy difícil que niños y adolescente pudieran tener educación regular, si ni siquiera existía la ley de instrucción primaria obligatoria que, en su origen, es una iniciativa de políticos masones", explica Sariego.
El abuelo de Allende, conocido como "El Rojo", pertenecía a la facción "más radical del liberalismo, que daría origen al Partido Radical. Fue un activo político, llegó a tener carrera parlamentara y en sus funerales cargaron su féretro importante personajes, como Enrique McGyver y José Manuel Balmaceda", agrega.
Allende Padín falleció tempranamente, a los 39 años, por lo que su nieto Salvador no alcanzó a conocerlo, pero Sariego apuesta a que el ideal liberal y de lucha social de su abuelo, así como su trayectoria masónica, dejaron huella en Salvador Allende. "Todo eso marcó a fuego el proceso formativo de Salvador Allende desde que era niño", reflexiona.
El amigo Grove
Si bien su padre, el abogado Salvador Allende Castro, también perteneció a la masonería, Erik Sariego aclara que quien apadrinó a Allende Gossens para incorporarse a la logia Progreso N° 4 no fue alguien de su familia, sino un cercano amigo: el dentista Jorge Grove Vallejo, de Viña del Mar.
"Salvador Allende Gossens ingresa a la masonería el 16 de noviembre de 1935. Muchos creen que fue invitado por su papá, pero fue su amigo Jorge Grove Vallejo, quien era perteneciente a una familia de masones; entre ellos estaban los hermanos Grove, Marmaduke y Hugo. De hecho, Marmaduke Grove ya era un hombre bastante conocido porque había liderado el movimiento golpista socialista de 1932, cuando instauraron la república socialista. Sus hermanos Jorge y Hugo Grove Vallejo fueron muy amigos de Salvador Allende y el más cercano, Jorge, que era el Venerable Maestro de Progreso 4, fue quien lo invitó y propuso a la logia la iniciación de Salvador Allende", precisa Sariego.
Allende recibió su "aumento de salario" (como se llama al ascenso al grado de Compañero masón) el 27 de octubre de 1937 en la logia porteña. Pero, tras ser elegido diputado en 1937, se vio obligado a emigrar a Santiago, por lo que se afilió a la logia Hiram N°65 de la capital, donde fue nombrado Maestro a fines de 1945. En el período 1948-1949 fue Diputado de la logia Progreso Nº 4 ante la Gran Logia de Chile. Y en el período 1950-1951 fue elegido Venerable Maestro de la logia Hiram.
Pese a su destacada trayectoria masónica, Allende tuvo momentos de duda y, según cuenta Sariego, incluso evaluó renunciar a la masonería en los años 60. "Intentó retirarse en el año 65, más que nada porque él consideraba que la masonería debía tener un componente de mayor participación y acercamiento al mundo estudiantil, al mundo de la clase obrera, si bien la masonería nunca ha estado cerrada a esas posibilidades. En la respuesta que le dio el Venerable Maestro de Hiram en el año 65 se rechazó su solicitud de retiro y los argumentos convencieron a Allende de permanecer, porque comprendió, mediante la nota que le envió de respuesta el Venerable Maestro, que la masonería nunca ha sido una institución de puertas cerradas", detalla Sariego.
Hasta su muerte, Allende continuó vinculado a la masonería y su trayectoria masónica es reconocida incluso fuera del país. "Salvador Allende siempre fue fiel a la masonería, lo que no dista de ser fiel a su propias creencias políticas; fue capaz de conciliar el ideario masónico con el socialismo. La masonería es una institución que no impone doctrina, es adogmática, se funda bajo principios y valores universales; en el caso de Allende, le resultó fácil incorporarlos a sus nociones de socialismo, cuando él hablaba de justicia social, de libertad, de tolerancia, dentro de sus discursos políticos, siempre estuvo nutrido e inspirado en el ideario masónico", concluye el investigador.
16 de noviembre de 1935 Salvador Allende ingresa a la masonería, institución a la que estuvo vinculado hasta su muerte.