El 10 de agosto, en la lejanía de las montañas y en lo profundo de la tierra, Chile celebra el Día del Minero. No es una fecha marcada por la casualidad, ni una simple conmemoración en el calendario. Es el día en que reconocemos a los verdaderos héroes detrás de las luces, las máquinas y el ruido ensordecedor de la mina.
Cada día, mineros y mineras se levantan antes de que el sol ilumine el horizonte, dejando atrás la calidez de sus hogares y los rostros sonrientes de sus seres queridos para sumergirse en las entrañas de la tierra, donde el tiempo parece detenerse, y donde cada golpe de picota y cada carga transportada lleva consigo el peso de los momentos perdidos: los cumpleaños de sus hijos, los aniversarios, las pequeñas alegrías cotidianas que quedan relegadas a un segundo plano.
En nuestra colaboración con estos trabajadores, hemos visto el sacrificio, la determinación y el amor por una profesión que es mucho más que un trabajo. En sus ojos, vemos la chispa de un compromiso inquebrantable con la tierra, con la gente, con Chile.
Este Día del Minero es una oportunidad para conectar con la humanidad detrás de la máquina. Para recordar que detrás de cada tonelada de mineral, hay historias de familias, de esperanzas, de sueños y, a veces, de lágrimas silenciosas.
A los mineros de Chile, nuestro abrazo más cálido, nuestro respeto más profundo y una eterna gratitud. Porque en lo más profundo de la tierra, ahí donde las palabras no alcanzan, se forja el verdadero carácter de una nación.
César Rebolledo,
gerente general de NewCapital