"El proceso constituyente actual fue diseñado expresamente para que no participáramos"
El destacado historiador, académico y escritor chileno abordó el tema en su reciente participación en la feria Expolibros de Viña.
En un edificio hoy en ruinas ubicado en la calle Santiago Severín del Barrio Puerto, en Valparaíso, el 2 de junio de 1828 inició sus funciones el que sería el primer congreso constituyente en Chile. El fruto de su trabajo vio la luz en agosto de ese mismo año, cuando en el Puerto fue promulgada la Constitución de 1828, de corte liberal. Aunque estuvo en vigencia hasta 1833, en la práctica duró apenas un año, tras el avance de sectores conservadores al poder, pero es considerada la primera instancia en que una asamblea soberana diseñaba un texto constitucional para la naciente república.
Este hito fue realzado por el historiador, académico y escritor chileno Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia 2006, durante su reciente exposición en la feria Expolibros de Viña del Mar, donde abordó la historia constitucional de Chile y, en especial, el actual proceso constituyente, del que es abiertamente crítico.
Así lo expresa también en su más reciente publicación, "La gran alameda de la soberanía popular" (Ceibo Ediciones, 2023), donde realiza un repaso por la historia constitucional chilena y cuestiona la legitimidad del actual proceso, ejecutado tras el triunfo de la opción rechazo en el plebiscito de septiembre del año pasado.
A diferencia del proceso anterior, que operó más como una asamblea constituyente, el actual ejercicio está delimitado por el Congreso Nacional (a través del "Acuerdo por Chile"), una comisión de expertos elegidos por los partidos políticos y representantes constitucionales postulados también por los conglomerados.
Para Salazar, "el proceso constituyente actual fue diseñado expresamente para que no participáramos libremente, soberanamente". Desde su perspectiva, "la ciudadanía es soberana cuando se reúne en asamblea para discutir los problemas y tomar decisiones que son mandatos soberanos, eso es soberanía (…) Pero el proceso constituyente actual nos excluyó, ellos pueden hacer lo que quieren, estamos eligiendo gente sin mandato".
Soberanía popular
Con sesenta años de trayectoria, más de una treintena de libros de su autoría e incontables artículos, Gabriel Salazar ha enfocado su labor en lo que él llama "la historia desde abajo y desde dentro". "No se ha contado la historia nuestra real, de nosotros en tanto que ciudadanos; es bien importante decir 'historia de ciudadanos' porque en los ciudadanos es donde radica la soberanía popular", señaló el académico.
Este concreto, la "soberanía popular" es el argumento que enarbola Salazar para cuestionar el proceso constituyente. "La soberanía no está en el Estado, no está en los políticos, no está en los representantes nuestros en el Estado: está donde quiera que estemos nosotros, en la medida que seamos conscientes de que los ciudadanos en su conjunto controlan la soberanía popular, es decir, el poder histórico real de una nación entera", dijo en Viña de Mar.
Según explicó, "hemos tenido once procesos constituyentes en Chile, estamos en el undécimo, lo que revela que todavía no hemos terminado la tarea de darnos una Constitución que nos deje contentos, satisfechos, porque nos da realmente posibilidades de desarrollo, de bienestar. Y de esos 11 procesos constituyentes, en uno solo de ellos participamos como ciudadanos, soberanamente, es decir, nosotros participando en la deliberación, en la redacción del texto. Una sola vez, en 1828, y nunca más. Ustedes están viendo ahora que el proceso constituyente actual fue diseñado expresamente para que no participáramos libremente, soberanamente, en este proceso de los políticos, para los políticos, con los políticos… y nosotros estamos fuera".
Mandatos
Durante su exposición en Viña, Salazar precisó que "la ciudadanía es soberana cuando se reúne en asamblea para discutir los problemas y tomar decisiones que son mandatos soberanos, eso es soberanía. Eso es muy importante: que cuando nos reunamos para resolver los problemas, el acuerdo que tomemos, las soluciones que busquemos, las transformemos en un mandato. Después de establecido el mandato ciudadano, solo después de eso, se elige a la gente, al representante que va a ejecutar el mandato. Nunca -y esta es la gran conclusión de toda la historia de Chile- hay que elegir a nadie para representarnos sin mandato previo".
Apelando a una suerte de "carta blanca", Salazar afirmó que "en Chile llevamos 200 años de historia eligiendo presidentes, senadores, diputados, alcaldes, regidores, concejales, sin mandato previo, por tanto hacen lo que quieren. Nosotros no votamos para darle un mandato a nuestros políticos (que diga) 'oiga, hagamos un proceso constituyente donde nosotros los ciudadanos no vamos a estar', jamás dimos un mandato de ese tipo, pero el proceso constituyente actual nos excluyó, ellos pueden hacer lo que quieren, estamos eligiendo gente sin mandato (…) La dignidad ciudadana consiste en ser soberana, en reunirse para establecer mandato y decirle: tú vas a ejecutar este mandato y si no lo cumples, te juzgo, te castigo, porque eso es ser soberano. Los políticos son nuestros representantes, no son ellos los soberanos, somos nosotros".