Chile y el dinero a la chuña
El presidente Boric aseguró desde el comienzo, que en su gobierno no habría pitutos, amiguismos, tráfico de influencias ni nepotismo, porque su coalición representaba a personas jóvenes con una moral política distinta de la ya conocida por corrupta.
A poco andar, los ciudadanos tuvimos dudas con la aseveración presidencial y ahora, con el caso de las fundaciones, ha quedado de manifiesto que la corrupción no es de derecha o izquierda, jóvenes o viejos, estatal o privada, creyentes o ateos. Está profundamente enraizada en la moral social del país, y va de la mano con el individualismo, el afán de competir y el consumo exagerado de bienes, al igual que el narcotrafico y la delincuencia común.
El neoliberalismo en su máxima expresión.
Inexistencia de control a las fundaciones privadas por parte del Estado, para que "emprendan" proyectos y se roben el dinero.
El Estado, como tal, no se hace cargo de los proyectos y tampoco los supervisa.
¡Pobre Chile, que hasta hace medio siglo era tan pobre, pero líder tan en latinoamerica por la confianza en sus autoridades e incorruptibilidad!
David Parga Ríos
Profesor de Estado