Feria Marga Marga de fiesta: 50 años de una historia en familia
El centro de abastacimiento más popular y tradicional de Viña del Mar se apresta para celebrar su medio siglo. Ya son 243 locatarios los que comparten productos hortofrutícolas con clientes. Anécdotas y penurias de un lugar sin igual.
Guillermo Ávila Nieves - La Estrella de Valparaíso
Es sábado. Y pareciera que la tradicional Feria Hortofrutícola Marga Marga del Estero de Viña del Mar fuera a explotar de tanta gente que revolotea por todas sus entrañas: locatarios, clientes, comerciantes, camioneros...
Y entre ese tumulto, personajes pintorescos que ya forman parte de la postal del centro de abastecimiento más popular de la Ciudad Jardín (abierta miércoles y sábado). Uno que este año cumple nada menos que medio siglo de existencia. A un costado, mientras un productor descarga uno de esos últimos cajones sin que las gafas le muevan una pestaña pese al trasnoche del laburo, cerca, su feriante amigo lanza un comentario que haría inflar los pectorales de orgullo al mismísimo Hulk: "¡Menta, rucula, berro! ", vocifera a las masas. A pocos metros, el Wary le replica a coro con sus frutas de estación.
Solo a unos pasos, frente al puesto del "Rey del Plátano", se escucha a viva voz: "Cochayuyo, la rica carne marina. El alimentonutritivo para los niños". Y la Rubí, que con sus canciones coquetas alegra la jornada. Bullicio que, al igual que la comparsa de usuarios, truena al vaivén de las compras.
Historia
Así como Everton que en sus inicios estuvo ligado al cerro Alegre porteño, esta historia también nace en Valparaíso. Todo se remonta a octubre de 1973 cuando un grupo de improvisados feriantes atendían directamente del camión a clientes ávidos por mercadería saludable y fresca. Eso en la avenida Argentina, donde hoy se ubica la Pontifica Universidad Católica.
Quien sirve de brújula en este trayecto a la memoria es María Marín, presidenta de la Feria Estero, quien ya lleva 45 años en la senda de mujeres que se han puesto el overol en un entorno más bien masculino para liderar proyectos, ideas y sueños. Sueños cargados al sustento.
Rebobina: "La feria no tenía nada. Todo era tierra, no había nódulo, nada. Eran más que nada productores. Pero con lo ocurrido en esa fecha (habla del Golpe de Estado), los camioneros tuvieron que arrancarse al estero de Viña del Mar". Con los años, el asunto mutó no solo de ciudad, sino también de giro: de ser exclusivamente de productores pasaron a incorporar a los comerciantes. Así surgió la nueva feria, ahora con domicilio viñamarino.
Y agrega: "Comenzamos a comprar carpas, instalar módulos, modernizarnos". Ya con los años, hoy todos esos módulos cuentan con estructuras para guardar la mercadería. También tienen techo, luz, oficinas implementadas para todas las necesidades y sedes para sus socios. Baños para los clientes. Y hasta cámaras de seguridad. "De a poquito, y gracias a las cuotas de los socios hemos avanzado. Pagamos permisos municipales, IVA, impuestos".
De dulce y agraz
También supo de momentos complejos. "Cuando sueltan la represa arriba, el agua se va directo al estero y avanza a punta de piedras con fuerza". Así fue como en 1985, durante la crecida en un temporal, las aguas arrasaron con algunos camiones.
Hoy cuenta algo sentida María Marín que su clientela de años parece estar inquieta. Muchos no dan con la huella aquí. Se les dificulta el acceso. Por eso están empecinados a la interna, cuenta, en hacer ver la molestia a las autoridades.
"La avenida Batuco es la única vía que tenemos disponible para ingresar o salir de la feria. Porque cerraron la de Simón Bolívar a raíz de reclamos de pobladores en esa zona", precisa.
Habla de una bajada que, según dice, siempre estuvo disponible por 48 años. "Por allí bajaban los camiones. Al terminar el puente, la cerraron. Ahora es un caos. Se forman filas enormes de autos que tardan hasta 45 minutos en entrar y salir con sus vehículos del lugar. He hablado esto en distintas partes, hasta con la alcaldesa…".
El otro conflicto, dice, lo tienen con los comerciantes de frutas y verduras ambulantes de avenida Arlegui. "Hemos reclamado, nadie hace nada: no van inspectores, carabineros, el municipio. Nosotros pagamos todos los impuestos con mucho esfuerzo. Eso nos perjudica mucho".
Pese a todo, los 243 locatarios actuales que conforman la feria, están contentos: celebrarán sus 50 años con tuti. Habrá ceremonia con premiaciones, reinas y baile. Y diplomas.
Eso nos cuenta expectante. Tanto como su equipo de futbol: Club Deportivo Feria Marga Marga. "Tenemos siete copas". Dice que con lo recaudado en partidos, sean en canchas de Sausalito o Playa Ancha, juntan dinero para útiles escolares y así ir en ayuda de colegios. También con la campaña del Pañal en solidaridad del Sanatorio Marítimo. "Y aportamos con comedores en la feria para quienes necesiten alimentarse".
Reconoce que aún quedan locatarios antiguos que han dedicado toda una vida a la feria. "Es su segunda casa", recalca María Marín. "Uno pasa problemas, enfermedades, pero estar en la feria es una terapia: uno conversa con los clientes y colegas. Acá todos somos como una familia".
1973 octubre, fue el mes que dio el vamos esta feria pintoresca que vio luz en el sector de avenida Argentina, Valparaíso.