Valparaíso, Patrimonio de la Humanidad
Veinte años o dos generaciones ¿perdidas? Nunca es tarde para volver a comenzar, de manera eficiente y sustentable para el desarrollo sostenible de Valparaíso.
Corría finales de junio e inicios de julio del año 2003 cuando un grupo de expertos debatió en qué categoría Valparaíso ingresaría al anhelado catastro de lugares declarados Patrimonio de la Humanidad, declaración que fue entregada el 3 de julio por la Unesco. Ante esta gran noticia estuvimos de fiesta, pero al parecer la celebración nunca terminó para quienes tenían que tomar decisiones. Nos creímos Barcelona y terminamos con las fachadas de las calles mayormente rayadas. Segmentamos la ciudad y abandonamos los barrios. No supimos convivir con el puerto, nos quedamos sin proyectos de desarrollo y así los comercios informales se tomaron las avenidas, plazas y ferias, generando una ciudad insegura y decaída.
El valor de la distinción que concede la Unesco a Valparaíso es por motivos excepcionales, gracias a su legado de testimonio único vivo, valor que muy pocas ciudades en el mundo tienen; su globalización temprana, puerta de ingreso a la capital de Chile en la Colonia y puerto libre mercado en la Independencia, donde obtiene el título del Puerto de Oportunidades, con las últimas tecnologías y desarrollo, como por ejemplo, la imprenta de El Mercurio de Valparaíso, los ascensores, el teléfono, el alumbrado público a gas, el trolebús, la industrialización y tantos aspectos mas que nos cuenta la historia.
Hoy, tras veinte años surge una Corporación Municipal de Patrimonio de Valparaíso presidida por el alcalde de la ciudad, acompañado por delegados de gobierno, por la gobernación regional, el mundo privado, universidades y juntas de vecinos del sitio patrimonial. Esto para pensar en la estrategia de desarrollo que necesita la ciudad puerto.
Las preguntas que nos hacemos hoy después de dos décadas: ¿por qué queremos ser Patrimonio de la Humanidad? ¿Queremos conservar el patrimonio para los habitantes y mejorar nuestra calidad de vida o solo para recibir turistas? ¿Tenemos una ciudad con vocación al servicio del patrimonio? ¿Cómo protegemos el patrimonio y mejoramos la economía local? ¿Tenemos un plan participativo, con buenas prácticas y proyectos? Muchas de las respuestas correctas para estas preguntas las encontraríamos con una buena articulación política, visión de futuro y pensando siempre en la equidad territorial.
Hay una gran oportunidad de desarrollo en Valparaíso y va de la mano con la vocación de ciudad, fortaleciendo la ley puerto junto a su expansión con un terminal de categoría mundial de cruceros, un impulso al comercio local y el desarrollo de la industria del turismo, tres ejes fundamentales de inyección directa para disminuir la brecha social de la comuna. Para que el sueño se cumpla es importante fortalecer la cultura, el amor a lo propio, el sello de ser porteño para defender nuestro patrimonio y no tan solo el inmaterial, inmueble, sino también el natural.
Llegó el momento de accionar las buenas ideas, donde seamos un solo Valparaíso, sin sesgos políticos y pensar en el desarrollo colectivo, para fortalecer la educación, donde las nuevas generaciones sean los protagonistas de la protección y salvaguardia
de lo que nos queda de ciudad y tradiciones.
Educar, educar y educar para
proteger nuestro patrimonio, generando conciencia en la
ciudadanía.
Patricio Veas Moreno,
emprendedor turístico, presidente de la Fundación ValpoCree,
voluntario social de Valparaíso