El Niño se acerca pisando fuerte
Expertos sostienen que este evento climatológico será bastante fuerte en nuestro país, con precipitaciones que se intensificarían a partir de julio. Las lluvias que incluso podrían extenderse hasta diciembre en la zona central, más allá de lo normal.
Guillermo Ávila Nieves - La Estrella de Valparaíso
El jueves pasado, la isoterma cero estaba alta en la región: llovía con más calor de lo habitual...
Que, en los últimos meses, científicos climáticos del orbe alerten de la ocurrencia de un episodio cíclico por condiciones que se observan en el Océano Pacífico, da para estar con las "antenas paradas".
La Nasa -a través de sus imágenes satelitales- viene observando sigilosamente las ondas Kelvin. También la velocidad de los vientos alisios y temperaturas de océanos en la superficie y profundidad. Y con ello, la lupa está puesta en una predicción: ¿ocurrirá un mega fenómeno de El Niño?
Ya en 2015 se había anunciado "El Niño Godzilla". Suponía una inusitada cantidad de lluvia, algo que estuvo lejos de ocurrir.
¿llegará El Súper Niño?
Ahora el asunto podría ser distinto. De cuidado. Pese al último sistema frontal (que obligó a decretar Estado de Catástrofe desde Valparaíso al Bío Bío), el fenómeno de El Niño aún no arribaría a Chile: estaríamos en una fase neutra. "Eso pese a que, en el Pacífico tropical, se declaró su presencia. En nuestras costas aún no ha subido", afirma el meteorólogo, Gonzalo Espinosa.
Pero ¿cuándo llegará? Espinosa es claro: "A fines de julio y con máximo en septiembre". "Un anticipo", asegura Catalina Aguirre, académica de ingeniería civil Oceánica de la Universidad de Valparaíso. "Modelos indican que este Niño podría ser bastante fuerte. Hay que esperar los próximos meses", agrega.
Para la académica de la UV, estaríamos entrando al fenómeno de El Niño: "Estuvimos hace unos meses en la fase neutra y La Niña triple (dentro de una Niña que duró tres años)". Como dice la profesional, para que se defina ingreso a El Niño, una temperatura superior a medio grado más de lo normal es un factor esencial.
"Hablamos de la temperatura del agua superficial en el Pacífico Ecuatorial, al menos tres meses seguidos. Luego, hay consecuencias en todo el mundo", explica Aguirre.
Un punto: no hay un ciclo regular para la presencia de El Niño (aguas superficiales más cálidas) y La Niña (aguas más frías). Para Espinosa: "Normalmente son por periodos pequeños, menos de un año o meses. Pero el último fenómeno de La Niña se extendió casi tres años. Por ende, no sigue ninguna tendencia o curva".
¡Saquen los paraguas!
Tomás Berger, académico en oceanografía física de la PUCV, ahonda: "La Niña está asociada a déficit y periodos de sequías, mientras El Niño a mayores precipitaciones".
Espinosa Doggenweiler añade que la llegada de El Niño se asocia con precipitaciones sobre lo normal en la zona central del país: "El aumento de la temperatura superficial de agua de mar por sobre lo habitual produce alteraciones en la meteorología, presentándose lluvias más intensas de lo normal de julio y agosto en adelante".
Opinión que complementa el profesor de la PUCV Tomás Berger, al esperar un año más lluvioso respecto a los últimos cargados de mega sequía. De hecho, este fenómeno sería más intenso... incluso anómalo (así lo llama): "Esperamos mayores precipitaciones que otros Niños para este y el próximo año, con lluvias que se podrían extender hasta diciembre en la zona central y en torno a la primavera (octubre y noviembre) en el norte", vaticina.
El ciclo completo entre Niño y Niña "tiene un periodo del orden entre cuatro a siete años", complementa Catalina Aguirre, de la UV. ¿Los más intensos de El Niño? "1982-83, 1997-98, 2015-16. Ahora debiera ser 2023-24", detalla.
Berger reconoce que hay incertidumbre con lo que podría suceder. ¿Niño anómalo? "Se pudiera comparar al del 1997-98. En 2015 fue diferente: la anomalía de las temperaturas se centró en la zona del Pacífico central, no tan ecuatorial", dice.
Consecuencias
¿Precipitaciones? Para Aguirre estamos en una mega sequía de 13 años, con lo cual podría ser positivo. Con más probabilidades de lluvias, habría más generación hidroeléctrica.
¿Inundaciones? ¿Amenazas de desbordamiento? Ojo a la isoterma cero cuando está alta: llueve con más calor de lo habitual en la cordillera. "Lo que debiera caer como nieve, vendrá como agua líquida y los caudales de ríos se nutrirán rápido. No hay que acercarse a la precordillera ni a la cordillera", advierte.
La académica de la UV dice que, al aumentar la temperatura en el océano superficial -caso del norte de Chile-, la pesca podría registrar pérdidas económicas. "En 1997-98 esta industria se fue a pique", redondea.
Argumento que comparte Berger, de la PUCV: "Los embarques de pesca no atraparían recursos marinos (lejos, en aguas frías)".
¿Marejadas? Para Aguirre, deberían aumentar, así como su frecuencia. Para Berger no se espera tanta marejada. Pero advierte: "Escenarios con oleajes de 4 metros a nivel del mar son posibles".