Danitza Villarroel: "Mi profesora me dijo que no servía para la música"
¿Cómo se pasa de ser una niña sin oído a ser una de las pocas mujeres directoras de orquesta de la nación? Trabajo, trabajo y más trabajo, ese es el mantra de quien llegó a convertirse en la directora de la Orquesta Filarmónica de Alimapu. En conversación con Región F revisamos su trayectoria y su mirada sobre la cultura en el país.
Si miramos medio siglo al pasado, veremos que ya había médicas, arquitectas, juezas, diputadas y hasta astronautas; en el arte, pianistas, divas de la ópera, violinistas y bailarinas… Y, sin embargo, ninguna directora de orquesta alcanzó jamás el nivel y fama de los grandes conductores del siglo XX. Hoy el panorama no es tan distinto: según el medio argentino Infobae, de 744 orquestas profesionales trasandinas, sólo el 4,3% están dirigidas por una mujer… y aquella es la cifra más alta de participación femenina de toda Latinoamérica.
Contra viento y marea
Criada en lo alto de los cerros porteños, Danitza Villaroel a los cinco años ya mostraba interés por la música. En efecto, siendo pequeña participó en un taller instrumental dictado en su escuela, la emblemática Ramón Barros Luco de Valparaíso, sin embargo, en ese espacio no encontró el apoyo que esperaba: "Mi profesora me dijo que no servía para la música", recuerda.
La lapidaria afirmación, lejos de desmotivarla, le ocasionó el efecto contrario: "Al otro día estudiaba y estudiaba flauta y xilófono, que era lo único que había en el taller. Tenía que demostrarle que me gustaba, que quería hacer esto", confiesa.
En 4to medio, Villarroel admite haber pensado en desistir de su vocación: "Me dije, quizás debería estudiar otra cosa, la música no es tan rentable. Pero no. En ese sentido, hay que ser valiente", admite.
Para esta profesora y gestora cultural su desafío más preciado se inició en 2017: la Orquesta Filarmónica de Alimapu -«Tierra Quemada», nombre que los nativos daban a la zona de Valparaíso-. La agrupación nació con el objetivo de recaudar fondos para los damnificados de los incendios en la comuna. Pero una vez pasada la emergencia, el proyecto permaneció.
Y con su perseverancia, llegaron los reconocimientos. La directora fue premiada dentro de los Jóvenes Líderes en la región -por parte de la Fundación Piensa- y a nivel nacional -por la Revista Sábado del Mercurio y la UAI- dentro de las 100 Mujeres Líderes. Al respecto, afirma que le encantaría que no la destacaran sólo por ser joven o ser mujer, "sino porque soy buena en mi profesión". No obstante, destaca la importancia de visibilizar a los referentes femeninos en composición, interpretación y dirección: "Es algo que se necesita bastante. Se necesita reconocer a las mujeres, sobre todo en este tipo de disciplinas donde es tan difícil llegar", sentencia.
"No estuve sola en el camino", admite, y es que la carrera de Villarroel ha estado marcada por grandes mujeres: "De hecho, fue una directora de orquesta quien me dio la mano en ese sentido… Y no fue en Chile la primera vez que dirigí, fue en un encuentro en Bolivia, ante 500 músicos. Entonces me dije: «Ya, si puedo acá, voy a poder en Chile»", asegura.
Falta de espacios
La joven se lamenta del "triste" estado cultural de la región: "Hoy la música docta se concentra en Santiago, La Serena, Valdivia y Concepción. De hecho, ellos también están postulando a Ciudad Musical", dice.
Viña del Mar es uno de sus grandes dolores, pues tras 13 largos años de intentos por restaurar el Teatro Municipal "todavía estamos esperando que se abra", reconoce.
"Como orquesta hemos tocado en miradores, en plazas, en templos y en colegios… Pero faltan espacios para la cultura", confiesa.
Pero de la dificultas, nacen las oportunidades; forzados a tocar en patios de liceos, nació la idea de conciertos educativos: "Vamos a escuelas, para que poco a poco, incluso desde la infancia, haya por lo menos una pequeña célula", relata.
Manejar una agrupación autoconvocada y autogestionada no es fácil y a menudo la intermitencia es el mayor enemigo: "El mundo de la cultura en la región gira sobre la concursabilidad, hay muchos proyectos que son muy buenos, pero no pueden seguir existiendo porque hay que postular todos los años para tener los fondos". Por esto, explica, la dirección le demanda múltiples competencias: "Una, como directora, no solo es la artista, sino también la comunicadora y la gestora", concluye.