"El año en que nació el demonio"

Santiago Roncagliolo es uno de los grandes exponentes de la literatura latinoamericana de los últimos años. Su prosa se ha hecho reconocible y fuerte en la región, construyendo una obra sólida que no declina ni sufre fracturas, por el contrario, en cada nueva entrega podemos decir con propiedad que Roncagliolo no falla e incluso que cada día escribe mejor.

"Y líbranos del mal"-su anterior nueva novela, también publicada por Seix Barral- posee el mismo imaginario cultural de "El año en que nació el demonio". En ambos textos está presente la iglesia católica como un ente maligno que, en distintos momentos históricos, ha abusado de su poder para someter de forma cultural, política y religiosa a parte de la población.

Estamos frente a una estructura política (en el amplio sentido del término) que Roncagliolo busca retratar y desarmar literariamente, internándose en espacios turbios y grotescos de los que siempre sale airoso, pues en su narrativa hay verosimilitud, paciencia y sabiduría.

En estos momentos en que de todo se arma un panfleto abundante en épica forzada, era fácil construir un fanzine anticristiano. Era sencillo, debido a la decadencia que vive el catolicismo, ponerse a despotricar lugares comunes contra el imperio de la religión, sacando aplausos de ciertos grupos acostumbrados a los vítores de lo políticamente correcto. Para nadie es un misterio que, en estos tiempos posmodernos, hablar mal de los curas no supone ningún acto de rebeldía.

Vamos a la novela: estamos en el virreinato del Perú el año 1623. En una noche negra, de una oscuridad nunca vista, una novicia dio a luz a un monstruo. De sus entrañas salió una deformidad de dos cabezas y ocho extremidades (Cronenberg en su máxima expresión), que perturbó la supuesta tranquilidad del virreinato.

En forma paralela, por las calles de Lima, una mujer llamada Rosa asegura hablar con Dios y con el diablo. Tiene contacto con ambos sin mediar grandes diferencias, erigiéndose como una enviada que puede/debe entregarle informaciones a la humanidad. La figura de la mediadora construida por un don particular.

Como tercer hilo narrativo se encuentra Alonso Morales, un joven alguacil que, a la usanza de las viejas novelas policiales, buscará decodificar estos misterios que azotan a una sociedad corrupta, turbia, desolada y maltrecha. Es algo así como el jovencito de la novela que, con más intuición que experiencia (con más obediencia que rebeldía), pretenderá darle una vuelta de tuerca a hechos conectados con la moral política de la época.

La nueva novela de Roncagliolo es una investigación extensa (552 páginas) que merece ser leída. En tiempos volátiles en los que se prefiere lo inmediato, el autor peruano apuesta por un ladrillo que se lee como thriller policial. Abundante en aventura y misterio, los invitamos a sumergirnos en un texto inquieto que nos muestra la construcción del presente desde las formas del pasado.