Atención piratas: el Proa vuelve en gloria y majestad
Hace unos meses atrás el clásico espacio porteño corrió el riesgo de cerrar sus puertas, sin embargo, hoy cuenta nuevamente con sus patentes.
Fue a fines del mes de noviembre cuando el mítico bar Proa de Valparaíso le anunció "a su tripulación" el cierre de sus puertas tras 122 años de funcionamiento. La tristeza fue compartida, ya que el local se había convertido en un emblema de la bohemia porteña.
Con un pesar sobre sus hombros, pero con las ganas de salir a flote, su propietario, Rodrigo González, no se rindió: por eso el Proa vuelve en gloria y majestad a deslumbrar las noches del Puerto. "Estamos de regreso", nos adelantó.
"Hemos logrado obtener nuestras patentes comerciales y patente de alcohol, y tenemos varias novedades que estamos implementando para que nuestra oferta sea mucho más diversa; hay salones nuevos, vamos a implementar gastronomía, vamos a rehabilitar lo que falta de la terraza del tercer piso, así que hay hartas noticias y novedades", indicó González.
"contamos una historia"
Sobre la importancia del Proa para Valparaíso y el porqué es fundamental mantenerlo vivo, el representante habla del arraigo.
"Basta leer o haber sentido el cariño de la gente cuando se anunció la posibilidad del cierre la vez anterior y hay mucho cariño, la gente interpreta que nosotros contamos una historia genuina del puerto rústico, que se hizo a mano. La gente siente esta identificación con el local principalmente porque sabe que acá se vivieron muchas historias y que es uno de los pocos locales antiguos que va quedando en Valparaíso; sucede mucho que la memoria viva se preserva en estos locales donde la gente tuvo participación, se conoció, se generó un matrimonio, amistades, graduaciones", reflexiona.
¿futuro?
En medio de la felicidad de la reapertura, está también la preocupación: el propietario asegura que el futuro del Proa no está garantizado. ¿La razón? El rechazo, por parte del Consejo de Monumentos Nacionales, de los proyectos que buscan intervenir el tercer piso para hacer más funcional el local.
"Es tan importante para el porteño el bar Proa propiamente tal, como el edificio donde está emplazado y el real peligro es que no está garantizado el futuro del Proa en el lugar donde estamos operando, porque si no hay una autorización para una intervención que permita el funcionamiento por parte del Consejo de Monumentos Nacionales, es complejo. Nos preguntamos si seguimos insistiendo en este edificio o definitivamente movemos el Proa a un edificio en el que no se presenten estos inconvenientes, pero somos porfiados… venimos a rescatar este local desde un principio, entonces no quisiéramos, igual que todos los porteños, que se pierdan los pocos locales antiguos que quedan", declaró.
"El patrimonio tiene que ser sustentable, porque o si no se hace insostenible y se corre el riesgo del abandono: si el Proa abandona como institución el edificio, finalmente el Consejo se va a quedar con una montaña de palos polvorientos que no van a durar mucho más, entonces el llamado a ser flexibles".