"Reflexionar sobre las situaciones críticas nos lleva a recomponernos y rehacernos"
El destacado artista Benito Rojo exhibe la muestra "De naufragios y pandemias", que reúne obras realizadas entre 2019 y 2022, abierta hasta el 28 de agosto en el Museo Palacio Vergara con entrada absolutamente liberada.
Marcelo Macellari - La Estrella de Valparaíso
Previo al estallido social, en septiembre de 2019, Benito Rojo (Iquique, 1950) exhibió en la Sala Gasco de Santiago la muestra "Naufragios", que el artista desarrolló a partir del encuentro fortuito con un resto de embarcación traído a la superficie desde el fondo marino de la costa de Papudo. El objeto -un trozo de madera con clavos de bronce testigo de tiempos remotos- que lo venía inspirando desde hace años, se materializó en un conjunto de obras que evocan los distintos naufragios del territorio chileno, las catástrofes que caracterizan a nuestro país y los diferentes significados del término "naufragio", invitándonos a explorar y reflexionar sobre nosotros mismos y nuestra identidad.
Luego vendría la pandemia y el pintor, siguiendo las normas sanitarias, debió refugiarse en su taller, periodo del cual surgió otro grupo de trabajos, que se suman a los anteriores bajo el título "Naufragios y pandemias" en la exposición que actualmente está en exhibición en el Museo Palacio Vergara de Viña del Mar.
Hasta la fecha el conjunto de obras presentes en esta muestra nunca habían sido exhibidas juntas y el artista nacional explica que "se trata de un material, que como dice el título, se acumuló entre el naufragio y la pandemia, entre el estallido social y el 2022, el cual hizo una suerte de cuerpo de trabajo, porque todo lo ocurrido a fines de 2019 de alguna manera quedó guardado durante la pandemia. Las reuní porque el trabajo del arte es un testimonio, entonces creo que es importante reflexionar sobre lo que nos pasó, en el sentido más amplio de la palabra".
"He querido exhibir estas obras acumuladas en mi taller -agrega- como un testimonio de las riquezas y miserias que periódicamente nos ocurren, así estos naufragios y pandemias llevados a una condición poética pretenden reafirmar nuestra fe en una humanidad resiliente que trasciende la tragedia".
-¿Cómo dialogan entre sí las obras de esta muestra?
-Finalmente hay un hilo conductor que tiene que ver con el lenguaje y los colores de la tierra. Al mismo tiempo, yo en el catálogo de la muestra hablé del naufragio como un hecho social. Algo había en el ambiente que presagiaba que podía suceder algo en Chile o no solamente en Chile, sino también en otros lugares del mundo.
-Sin embargo, su propuesta lleva las temáticas del naufragio y la pandemia a lo poético.
-Por supuesto, porque finalmente la poesía te lleva por caminos insospechados y muchas veces este camino es muy intuitivo. Entonces también es un trabajo introspectivo sobre la memoria. Durante la pandemia compartí la experiencia de personas que estuvieron encerradas meses en su departamento. De alguna manera, eso generó un imaginario usando los mismos referentes de textura, color y a veces de materia, pero adaptado al mundo de la reflexión en torno a la sociedad y el aislamiento.
-¿El resultado es un paisaje interior?
-Sí, porque al final, en el caso del artista, el músico o el poeta, el paisaje es interior, porque hay una interioridad que es la que se expresa en cada obra y la hace personal.
-Usted habla en la serie "Naufragios" de los muchos episodios que hay en la historia de Chile, pero también de sus muchas acepciones.
-En Chile hay miles de naufragios, pero somos de memoria corta y no les damos importancia y no trascendieron a la sociedad. Mi interés partió hace 30 años, cuando compré un trozo de madera proveniente de un naufragio frente a Papudo, lo cual me dio la energía para investigar sobre qué es un naufragio, como un hecho físico, pero que también tienen que ver con las personas: se separan, pierden los hijos, sufren la muerte de un ser querido, viajan, viven en sociedad. Me gustó la palabra porque se abría a todas esas posibilidades y naufragio denota el colapso repentino de un mundo que nos sostiene, se extiende para nosotros desde el mar hacia el interior, desde la naturaleza a la historia donde la catástrofe es un evento periódico en nuestra tierra. Somos un país de náufragos sobrevivientes tanto en el mar como en lo social, sin excluir nuestra pequeña individualidad.
El hilo conductor
-¿Para la serie "Pandemias" usted se remitió mucho al territorio de la infancia?
-Claro, porque justamente el encierro me hizo, de alguna manera, volver a mis referentes y reflexionar sobre mi biografía. Como artista y como habitante de este rincón del planeta tuve que lidiar con el aislamiento y los temores consecuentes que anunciaban el fin de la especie. Esta reclusión forzosa y altamente sensible abrió la puerta del proceso creativo donde la memoria se constituyó en el hilo conductor anclado en la niñez. El desierto de mi infancia renació con toda su fuerza y sus imágenes dieron luz a mis bocetos, los colores de la tierra y su relieve marcaron estos trabajos de tiempos inciertos.
¿Pese al título, con esta muestra usted quiso dar un mensaje positivo?
-Sí, pues siempre la reflexión y el hecho de pensar o poetizar las situaciones críticas nos llevan a recomponernos y a rehacernos. Yo creo que el periodo que estamos viviendo en Chile, independiente de las ideas de uno u otro lado, requieren de una gran reflexión y de un proceso de creación, para poder superar lo ocurrido y dar un salto cualitativo en nuestra evolución, de manera de ser un país más consciente, más equilibrado, más generoso y más civilizado. Eso es lo que yo quisiera.