Muerte en el paso

En 2011, una serie sueca-danesa se convirtió es una de las favoritas del noir escandinavo: "Bron", que quiere decir puente, lugar donde justamente arranca la trama, pues un cadáver aparece en medio del puente que une ambos países. Una policía sueca y un agente danés deberán buscar al sicópata responsable del delito. Los norteamericanos hicieron su propio versión, "The bridge", donde el cuerpo de un juez aparece en medio del puente que une El Paso, en Texas, con Ciudad Juárez, en México; y los británicos produjeron "The tunnel", donde el muerto aparece en el Túnel de la Mancha que conecta Gran Bretaña con Francia.

La versión alemana se llama "Der Pass" (es decir, el paso), pero los gringos le pusieron "Pagan Peak", y arranca con el hallazgo de un cadáver en medio de la nieve, en plena montaña y en la frontera que separa Alemana de Austria, a medio camino entre la ciudad bávara de Traunstein y la austriaca Salzburgo.

Siendo que la mitad del cuerpo está en un lado y la mitad del otro, se forma un equipo de trabajo conjunto entre ambas policías, el que lideran dos personajes disímiles (la clásica pareja contradictoria pero funcional): por un lado está el muy atormentado y aún más desaliñado detective austriaco Gedeon Winter, un sujeto ligeramente corrupto, cínico a morir y poco ortodoxo en cuanto a procedimientos policiales; y por el otro, la alemana Ellie Stocker, siempre sonriente, ordenada y colaborativa, aunque con un dejo de obsesión en los temas que investiga. Pese a que son polos opuestos, consiguen trabajar juntos para descubrir a un asesino que, de entrada, se presenta como ritualista: el cadáver de la montaña está desnudo, extrañamente montado sobre un hito y con una crin de caballo en la mano. Los siguientes crímenes se revelarán también como ritualistas y apuntarán a un solo responsable, al que la prensa bautizará como "el asesino Krampus", pues usa una máscara de esa fea criatura élfica del folclor europeo que se lleva a los niños que han sido malos antes de la Navidad.

La serie pinta para interesante y tiene todos los ingredientes de una buena novela negra, sobre todo gracias a la oscura personalidad del detective Gedeon y el siniestro perfil del Krampus. El problema es que, a medio camino, la serie va mutando y abandonando sus primeras líneas narrativas. Los asesinatos dejan de pronto de ser rituales y pasan a ser más bien crímenes misántropos, donde el asesino escribe cartas de odio contra la humanidad como el "Unabomber"; luego, abandona también esa línea narrativa para convertir a nuestro inquietante asesino en un vil sicópata obsesionado con una mujer. La evaluación final no es satisfactoria, aunque dio para una segunda temporada.