INGREDIENTES:

-2 tazas de harina de avena sin gluten

-1/2 taza de azúcar moreno

-1/2 taza de aceite de coco derretido

-2 huevos

-1 cucharadita de extracto de vainilla

-1/2 cucharadita de bicarbonato de sodio

-Una pizca de sal

PREPARACIÓN

Precalienta el horno a 180°C y cubre una bandeja para hornear con papel pergamino.

En un tazón grande, mezcla la harina de avena sin gluten y el azúcar moreno.

Agrega el aceite de coco derretido y los huevos a la mezcla seca. Mezcla bien hasta obtener una masa homogénea.

Toma porciones de masa con las manos y forma pequeñas bolas. Colócalas en la bandeja para hornear, dejando espacio entre ellas.

Con la ayuda de un tenedor, aplana ligeramente cada galleta para formar una forma redonda.

Hornea las galletas durante 12-15 minutos, o hasta que estén doradas en los bordes.

Retira las galletas del horno y déjalas enfriar completamente antes de servir.

Estas recetas sin gluten son deliciosas y fáciles de preparar. ¡Espero que las disfrutes! Recuerda que siempre es importante revisar las etiquetas de los productos para asegurarte de que sean libres de gluten.

INGREDIENTES:

-200 g de chocolate negro sin gluten

-4 huevos

-2 cucharadas de azúcar

-1 cucharadita de esencia de vainilla

-1 pizca de sal

-1 taza de crema para batir sin lactosa

PREPARACIÓN:

Derrite el chocolate negro en baño maría o en el microondas. Deja enfriar ligeramente.

Separa las claras de las yemas de los huevos en dos tazones diferentes.

Agrega el azúcar y la esencia de vainilla a las yemas y bate hasta obtener una mezcla suave.

Agrega el chocolate derretido a la mezcla de yemas y mezcla bien.

En el otro tazón, bate las claras de huevo con la pizca de sal hasta que se formen picos firmes.

En otro tazón aparte, bate la crema para batir hasta que se espese.

Incorpora suavemente las claras batidas a la mezcla de chocolate y yemas.

Luego, incorpora la crema batida y mezcla con movimientos suaves y envolventes.

Vierte la mezcla en copas o recipientes individuales.

Refrigera durante al menos 2 horas, o hasta que la mousse esté firme.

Antes de servir, puedes decorar con virutas de chocolate o frutas frescas si lo deseas.

MOUSSE DE CHOCOLATE

Crumble de manzana

Recordemos que la etapa de la adolescencia se inicia aproximadamente a los 11 años, durante esta etapa, observamos distintos cambios en nuestros hijos tanto a nivel físico, como también a nivel cognitivo y emocional. Nos empezamos a dar cuenta que tienen un crecimiento físico rápido y profundo y también aparece la madurez reproductiva. A nivel cognitivo, se desarrolla la habilidad para pensar de manera abstracta, obtienen un mayor juicio moral y así todas sus habilidades adquieren una mayor complejidad. Pese a ello su pensamiento un tanto inmaduro persiste en ciertas actitudes y comportamientos.

En el ámbito emocional y psicosocial, la identidad se vuelve el centro de esta etapa y junto con ello, los pares o compañeros se vuelven de gran ayuda para desarrollar el autoconcepto, pero en ocasiones se corre el riesgo de obtener una influencia externa negativa. Dado que es en este momento donde aparecen distintos riesgos, tales como los trastornos de la conducta alimentaria, el consumo de sustancias y los problemas conductuales.

Situándonos en este contexto de cambios, aparece la relación con los padres, donde muchas veces no sabemos cómo reaccionar y tendemos a sentirnos sobrepasados con la crianza. Aunque oír y escuchar parecen ser lo mismo, no lo son en lo absoluto, ya que se puede oír sin escuchar. Muchas veces creemos que estamos escuchando a nuestros hijos, pero en realidad solo estamos oyendo.

Todas las familias o sistemas familiares se comunican de distintas maneras, la forma en las que nos comunicamos con nuestros hijos desde pequeños va a marcar el desarrollo de éste. Debido a ello es que se hace tan importante que como padres o cuidadores logremos desarrollar estrategias que nos permitan acercarnos a nuestros hijos y así iniciar una vinculación positiva con éstos, mediante una escucha, empatía y comunicación efectiva.

Algunos consejos que te pueden ayudar son: tener claro que es necesario expresarles afecto, ya que, aunque no lo pidan muchos de los adolescentes necesitan la demostración afectiva y no dar por sentado que son amados. Por ello es importante que lo que sea cuestionada, sea su conducta, pero no los afectos, es decir no te voy a dejar de amar porque tu conducta no es la más apropiada.

Otro elemento para considerar es que cuando el adolescente se acerca a nosotros para comentarnos algo, no siempre es en busca de un consejo o solución, sino el solo hecho de sentirse escuchado.