"Los libros son la versión extendida de lo que le cuento a mi psiquiatra"
La chilena presenta "Educación superior", una novela de tintes autobiográficos ambientada en el terremoto de 2010 y centrada en los últimos días universitarios de Victoria, una estudiante de periodismo en la U. de Concepción.
Ignacio Silva
El trauma es un concepto al que Valeria Barahona regresa varias veces durante la conversación.
Para ella, como para el resto de su generación, esa palabra está irremediablemente ligada a un momento histórico reciente del país: el terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter que azotó a Chile la noche del 27 de febrero de 2010.
"Sobrevivir a uno de los terremotos más grandes de la historia a todos nos quebró un poco la vida, todos estuvimos en esa situación vulnerable. Fue uno de esos momentos de quiebre, de trauma, que recuerdas en detalle para siempre. Esa noche del terremoto te la puedo contar ahora y yo creo que en 20 años más también voy a poder hacerlo", afirma la periodista y escritora.
Fue precisamente ese recuerdo el que motivó la escritura de "Educación superior" (Lecturas Ediciones), novela de tintes autobiográficos ambientada en Concepción, una de las zonas más afectadas por el movimiento telúrico y donde Barahona vivía por esos días.
Para hacer más vívidas sus memorias, la escritora recurrió a viejas entradas de blog de su autoría, correos de la época y hasta a una pequeña cámara digital con fotos de esos años. Con ese material, cuenta, se documentó para terminar de dar forma al escenario de una narración protagonizada por Victoria, una joven que -al igual que la escritora en ese entonces- cursa sus últimos días de periodismo en la Universidad de Concepción.
Adolescencia
La ficción, la segunda novela de la autora tras "Señoritas en toma" (2016), da cuenta de una realidad penquista marcada por los saqueos, las protestas, la incertidumbre, las fiestas desenfrenadas y la apertura sexual. Todo eso sucede mientras la protagonista lucha por terminar su vida universitaria y comenzar su vida adulta al ritmo de Los Tres, Los Bunkers, Julius Popper y Los Santos Dumont.
"En esa etapa no eres un niño, pero te tratan como un niño. Aunque tampoco eres un adulto. La adolescencia en esta generación se prolonga mucho más", reflexiona la escritora. "Y eso se mezcla con ese contexto en el que los límites se difuminaron, dejaron de existir".
Aunque también, precisa, en el libro se expone una realidad cruda de ese momento que implica una situación de abuso de poder de un docente y cuya narración fue la otra gran motivación tras la redacción de "Educación superior".
"Este libro está basado en un hecho real: hay una demanda del 2015 por abuso de poder contra un docente al que terminaron despidiendo de la universidad. De ahí parte mi idea de escribir esto, para que no se perdiera", explica la periodista. "Yo di mi testimonio. Tuve que presentar una declaración en la fiscalía y lo hice por carta porque estaba lejos. Pero son esas declaraciones sin emoción, en un lenguaje súper frío y en las que quedan muchas cosas afuera, muchos matices que al final son donde está la historia escondida. Entonces agarré todo eso y me propuse contarlo como debí haberlo contado ante la fiscalía".
Tus dos novelas transcurren en un contexto educativo. ¿Sientes que hay algo de la vida escolar y universitaria que te inspira?
Es que la educación te marca mucho, marca mucho lo que somos, cómo te formaron. A mí me tocó estudiar en ese período desde el 2006, cuando fue la Revolución Pingüina, y eso obviamente me marcó. Aparte, por haber estudiado en ese contexto no tuve ceremonia de titulación de cuarto medio. En la universidad tampoco tuve por la situación del profesor. Entonces para mí escribir estas dos novelas ha sido una ceremonia de egreso. Cuando me pasaron el primer volumen de Educación Superior, para mí fue más importante que recibir mi título. Ya pasado los 30 me doy cuenta. Por fin se cerró esa etapa. Para mí eso son las novelas, son una forma de exorcizar esas historias y seguir.
¿Te planteas seguir indagando en ese mundo en futuros trabajos?
Ahora la novela que está leyendo mi editor y en la que estoy trabajando está un poco más alejada del tema educacional, entra en el tema más social propiamente tal. Trata de otro momento de mi vida, porque siento que los libros son la versión extendida de lo que le cuento a mi psiquiatra. En esta novela la protagonista descubrió que la vida no es un balde de lágrimas pero tampoco un jardín de rosas. Tiene que ganarse la vida al final, tiene que trabajar, tiene que inventar algo. Y entremedio se enamora y cree que quizás ligarse emocionalmente a una persona de un estatus económico superior puede ser la solución para seguir siendo quien ella es. Pero ella también tiene que pagar un precio por eso. Y ahí viene la duda: si lo tuvieras todo, ¿cuánto estás dispuesto a pagar?