El pastor del hambre
Decenas de cadáveres han aparecido en un bosque de Kenia. Eran personas que ayunaron hasta morir, guiadas por el líder espiritual de un contorverido culto que les convenció de que esta era la única forma de encontrarse con Jesucristo. La masacre, liderada por el gurú de la Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas, se suma así a una larga y dolorosa lista de muertes masivas provocadas por un distorsionado sentido de la fe.
por Marcela Küpfer y agencia Efe
La historia de las sectas está, lamentablemente, teñida de muertes, la mayoría de ellas relacionadas con suicidios colectivos y rituales inspirados por sus líderes, pero otras que también se catalogan como homicidios.
El más cruento de estos episodios ocurrió el 18 de noviembre de 1974, en la selva de Guyana, hasta donde el reverendo norteamericano Jim Jones había trasladado su culto Templo del Pueblo desde California. En la jungla fundó Jonestown, una especie de utopía hippie, socialista y de trabajos forzados donde Jones ejercía como líder espiritual y encarnación de Lenin, Jesucristo y Buda, según predicaba a sus seguidores, en su mayoría afroamericanos de escasos recursos que lo siguieron en su loca aventura un año antes.
En esos días, un congresista norteamericano y tres periodistas viajaron hasta Jonestown para investigar las denuncias realizadas por familiares de los miembros de las secta. Todos fueron asesinados y Jim Jones dio inicio entonces a un horrible suicidio colectivo que terminó con 914 personas muertas. Los niños fueron los primeros, envenenados por sus propios padres, quienes luego consumieron la toxina. Otros trataron de huir a la selva y fueron acribillados.
En marzo de 1997, 39 miembros de la secta Heaven's Gate (la puerta del cielo) cometieron suicidio con gas propano en un rancho en Santa Fe. Gran parte de ello quedó grabado en video. Según su líder, la muerte física era la fórmula necesaria para abordar una nave espacial que los llevaría al brillante cometa Hale Bopp.
En Canadá, entre 1994 y 1997, 74 miembros de la secta Orden del Templo Solar cometieron suicidio, luego de donar sus bienes al líder del culto. Creían que tras su muerte serían transportados a la estrella Sirius.
En abril de 1993, hace 30 años, 75 miembros de la secta Los Davidianos murieron en el rancho Waco, en Texas, en medio de un prolongado y violento enfrentamiento con agencias estatales norteamericanas. Su líder, David Koresh, los había convencido de que libraban algo así como una guerra santa. La mayoría murió en enfrentamientos armados, otros por fuego amigo y otros a causa del incendio y las explosiones en el rancho. Guardaban enormes cantidades de municiones, granadas y explosivos.
El 17 de marzo de 2000, 778 personas murieron en Uganda. Eran miembros del Movimiento de Restauración de los Diez Mandamientos de Dios. Hay poca claridad sobre lo ocurrido: inicialmente se pensó en un suicidio masivo, pero posteriormente se determinó que muchos habían sido estrangulados, envenenados o acribillados antes de un incendio. Fue la forma que sus líderes encontraron para ocultar su gran engaño, pues sus profecías sobre el fin del mundo no se cumplieron.
HORROR EN KENIA
Hoy, en pleno siglo XXI, otra muerte colectiva asociada a una secta sacude al mundo. Ocurrió en Kenia donde, hasta el cierre de esta edición, 89 personas habían fallecido de inanición para encontrar a Dios.
Seguían las creencias de la Good News International Church (Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas), o más bien de su líder, el pastor Paul Mackenzie Nthenge, quien los habría convencido de realizar este ayuno extremo.
Según reportan las autoridades de ese país, que siguen encontrando cadáveres en medio del estupor, los miembros de la secta ayunaron hasta morir para encontrarse con Jesucristo.
El ministro keniano del Interior, Kithure Kindiki, teme que las cifras aumenten mientras continúan las exhumaciones de cadáveres en un bosque próximo a la localidad de Shakahola.
"La investigación continuará y no sabemos cuántos cadáveres posiblemente descubriremos", añadió el ministro. Al mismo tiempo, Kindiki señaló que las autoridades kenianas han conseguido rescatar con vida a 34 personas.
"Estamos siguiendo una serie de pistas y quiero asegurarles a los kenianos y al resto del mundo que haremos lo que sea necesario para llegar hasta el fondo de este asunto y establecer la verdad", indicó el titular keniano de Interior, quien cree que el caso puede dar puede a la formulación de cargos de "terrorismo y "genocidio" .
En la cifra de muertos están incluidos, además de los cuerpos que las autoridades kenianas están descubriendo en la zona boscosa cercana a Shakahola, al menos ocho personas que fallecieron en el hospital por su mal estado después de ser rescatadas.
El número de muertos es tan alto que la morgue de la turística ciudad costera de Malindi, a unos setenta kilómetros, ya ha alcanzado su máxima capacidad y la Cruz Roja ha planeado poner a su disposición una morgue móvil.
Residentes de la zona han denunciado la desaparición de al menos 210 personas.
El presidente de Kenia, William Ruto, condenó este suceso como un acto de "terrorismo" y aseguró que el país no tolerará "a las personas que predican sermones engañosos que causan muertes".
Así, Ruto señaló que el pastor de la iglesia que presuntamente convenció a decenas de kenianos a ayunar hasta morir, Paul Mackenzie Nthenge, de la conocida como Good News International Church (Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas), "debe estar" en una cárcel.
detención
El pasado 13 de abril y tras recibir una filtración, la Policía hizo una redada en el lugar donde los seguidores de Nthenge mantenían el ayuno y rescataron a quince personas, pero cuatro de ellas murieron de camino al hospital de Malindi. Esa operación policial desencadenó las actuales excavaciones en busca de tumbas.
Actualmente, Nthenge está bajo custodia policial y pendiente de una comparecencia judicial programada para el próximo 2 de mayo junto a otros trece sospechosos.
El pasado marzo, el controvertido pastor ya fue detenido después de ser acusado de estar tras la muerte de dos niños en circunstancias similares, pero fue puesto en libertad bajo fianza.
El pastor del hambre
Antes de ser el líder de la Iglesia de las Buenas Nuevas, fundada en 2003, Paul Mackenzie Nthenge era un taxista. Desde 2017, ha sido arrestado dos veces por sus predicaciones extremas, entre las que figura el promover la no escolarización de los niños pues la educación no está reconocida por la Biblia
Su última ocurrencia fue que el hambre era necesaria para llegar a Dios. La policía keniana recibió reportes acerca de "ciudadanos ignorantes muertos de hambre con el pretexto de conocer a Jesús después de haber pasado por un lavado de cerebro", lo que dio origen a la investigación donde los cadáveres famélicos no dejan de aparecer en el bosque.
La Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas cuenta con más de 3.000 miembros y tiene sucursales en varias regiones de África. "La misión de este ministerio es nutrir a los fieles de manera holística en todas las áreas de la espiritualidad cristiana mientras nos preparamos para la segunda venida de Jesucristo a través de la enseñanza y la evangelización", se lee en el sitio de internet de la iglesia. "Llevar el evangelio de nuestro señor Jesucristo libre del engaño y del intelecto del hombre" es su principal objetivo.
En 2019, Mackenzie anunció que cerraba su iglesia: "Solo rezo conmigo mismo y con aquellos que han elegido creer", dijo al diario africano The Nation, en una preocupante anticipación del carácter sectario que adquiriría su culto.
Los testimonios de quienes han encontrado a los seguidores de Mackenzie al borde de la inanición son espeluznantes: "Un mujer rechazó absolutamente los primeros auxilios y cerró con fuerza la boca, negándose a comer y quiso continuar su ayuno hasta la muerte", dijo Hussein Khalid, miembro de la ONG Haki Africa, que denunció a Mackenzie.
Humphrey Nyongo, un exmiembro de la iglesia, reveló que McKenzie pide a sus seguidores que renuncien a sus trabajos, se salten alimentos y no busquen tratamiento médico cuando enferman.
"Fui creyente de sus sermones durante 10 años. Cuando se cerró la iglesia de Malindi hace tres años, la mayoría de nosotros nos mudamos con el pastor Mackenzie a Musimba y al pueblo de Shakahola. Aquí, nos reuníamos los sábados debajo de un árbol de 9 am a 5 pm", dijo Nyongo a The Nation.
El bosque de Shakahola, de más 300 hectáreas, fue declarado escena del crimen y acordonado por las autoridades. En ese lugar Mackenzie compró unas tierras supuestamente para cultivar. Sin embargo, desde allí sigue predicando a cientos de seguidores.
89
cuerpos habían sido encontrados en un bosque de Kenia hasta este miércoles.