La maldición no se termina
Sufriendo por las lesiones de Cuevas y Montes antes del inicio del partido, Everton cayó ante la "U" y sigue sin ganar dos duelos consecutivos en el torneo.
Everton de Viña del Mar sufrió un nuevo tropezón en jornada sabatina cuando, jugando ante más de 6 mil almas en el estadio Sausalito, cayó frente a Universidad de Chile por dos goles a uno, resultado que le impidió meterse en zona de copa internacionales y que de pasó estiró la maldición de no poder ganar dos partidos consecutivos en la Primera División.
Antes del pitazo inicial, los oro y cielo sufrieron dos sensibles bajas. Juan Cuevas y Luis Montes se resintieron en los trabajos de precalentamiento y no pudieron jugar el compromiso, pese a que ambos estaban considerados en la oncena estelar.
Así fue que tras unos entretenidos primeros minutos, el cuadro laico abrió la cuenta a través de Luis Casanova, quien aprovechó una seguidilla de malas decisiones en área ruletera para abrir la cuenta a los 24 minutos.
En el inicio del segundo tiempo, los dueños de casa estuvieron cerca de emparejar las acciones, pero dos cuestionables decisiones del juez José Cabero se lo impidieron. Primero, se le anuló un tanto a Matías Campos por una supuesta falta en el área y minutos más tarde, Yonathan Andía derribó a Pedro Sánchez, pero no se sancionó lo que parecía ser un claro penal.
A través del expediente del contragolpe, los de Mauricio Pellegrino estiraron su ventaja por medio de Lucas Assadi a los 65', y aunque los viñamarinos encontraron el descuento rápido, gracias a Sebastián Sáez a los 74', el envión no les alcanzó para amagar el resultado final.
Lesiones que complican
Tras el cotejo, el club informó preliminarmente que Cuevas sufrió una distensión del esquitiobial izquierdo y que Montes percibió una dolencia en el gemelo interno de la pierna derecha.
Francisco Meneghini confesó que "lo de Juan lo teníamos previsto, estaba con una molestia e iba a probar en el calentamiento", mientras que lo del "chapito" no estaba dentro de sus planes y que eso los terminó de desacomodar antes de la brega.