Es innegable que la Inteligencia Artificial (IA) llegó para quedarse. La más famosa y probablemente la más usada hoy es ChatGPT, pero existen otros ejemplos igual o similarmente poderosos, como Bard, recientemente lanzado por Google y otros como Frase, Deep, Jasper o Ellie, solo por nombrar algunas.
Por supuesto que la creación de estas herramientas apunta al beneficio de las personas. Sin embargo, algunos individuos pueden estar usando estas herramientas con distintas intenciones. Por esto, es importante tomar las precauciones adecuadas, tratando de no entregar información relevante o confidencial, ya que nunca se sabe quién puede estar detrás de estas aplicaciones o si han sido vulneradas.
La IA ha hecho que los cibercriminales logren cubrir partes que, hasta hace poco, los delataban fácilmente ante un ojo medianamente entrenado. Una de las más simples de notar eran las faltas de ortografía. Hoy tanto esto, como posibles vacíos en los discursos son reemplazados por las IA, por lo que es necesario analizarlo todo, teniendo en cuenta cada detalle, como los hipervínculos, por ejemplo.
Afortunadamente, estas herramientas también pueden ser usadas contra los cibercriminales, y convertirse en grandes aliadas para la ciberseguridad. Ya existen pruebas experimentales al respecto, con excelentes resultados y precisión de más de un 80% de las respuestas, al hacer preguntas en lenguaje natural y a partir de datos conocidos.
La IA está dando sus primeros pasos a nivel masivo. Es de esperar que en poco tiempo sus usos se hayan expandido prácticamente a todos los ámbitos y rubros laborales, así como cada vez vayan ganando más espacio en los hogares y vida diaria de las personas. Solo queda observar su desarrollo, siempre tomando todas las precauciones posibles.
Juan Alejandro Aguirre
Sophos