Lucas Suárez Torres

La agrupación social "Nace un corazón en los cerros" festeja su tercer aniversario siendo una organización que ha logrado apoyar a cientos de vecinos y vecinas de diferentes sectores de la Ciudad Puerto. Una forma de solidaridad que nació un 25 de marzo del 2020 en el sector de Puertas Negras, en el inicio de la pandemia, a partir de la entrega de alimentos en ollas comunes, y que posteriormente los ha llevado a incursionar en nuevas áreas para apoyar a niños con actividades, llegando hasta a adultos mayores que pertenecen a sectores más vulnerables.

En la actualidad, son dos personas las que lideran estas iniciativas ayudas sociales, deportivas y culturales: Patricio González, presidente de la organización, y la coordinadora social, Irma Fuentealba, quienes han ido abriendo nuevos espacios para seguir colaborando, de manera desinteresada, a quienes más lo necesitan.

Crecer con deporte

Es así como hoy entregan ayuda a personas en situación de calle, realizan actividades para adultos mayores y, en paralelo, forman parte de un interesante proyecto con escuelas de fútbol gratuitas en distintos cerros de la comuna, como Puertas Negras, Rodelillo, Rocuant, Porvenir y San Roque, entre otros, los cuales agrupan a alrededor de 200 jóvenes, entre niños y niñas.

González, conocido también como "el profe de los cerros", explica que desde 2008 está involucrado en esa área vinculada al deporte, donde han creado vínculos con clubes amateur de la zona, como Guillermo Subiabre del barrio O'Higgins, C.D. El Litre de Cordillera, Carlos Vial y Florida de la Asociación Osmán Pérez Freire, y C.D. Placilla y Aguas Buenas de Placilla.

"A mí me interesa que los niños hagan deporte, que salgan de las pantallas, y atacar la deserción escolar y la delincuencia. Ahora seguimos trabajando con los niños en escuelas de fútbol que son auspiciadas por la agrupación. La cantidad más grande de niños que tenemos es en el sector de Puertas Negras. Y con los clubes hacemos intercambio, nos complementamos, porque ellos, a cambio nos donan balones e implementos en general. Nosotros los motivamos para las escuelas y después ellos los toman. Es un círculo virtuoso", explica.

Esta gran labor, ha ido generando un sentido de pertenencia en los muchachos, que se refleja en el nombre que les han puesto a las escuelas, denominadas por los mismos asistentes a los talleres.

"Por decir, está la escuela 'Verde Esperanza', 'Proyecto Futuro', 'Torre de Ilusión' o 'Feminicracks'. Por ejemplo, en el sector de Rocuant, en Las Torres, se les ocurrió ese nombre porque estamos rodeados de torres de alta tensión y también porque cada vez que van a entrenar van con ese entusiasmo", dice.

En esa línea, el fundador de la asociación reflexiona sobre la importancia que le entrega a su labor, asegurando "gracias a la magia de un balón y de las ganas de los niños, hemos sacado a adelante a menores que van al colegio, a la universidad, otros jugando en equipos como Wanderers o Everton. En el cerro están los talentos, yo cuando después veo a los niños que han estado conmigo, que los viste de chicos, te abrazan y te agradecen. Eso te hace llorar. Cuando uno hace las cosas bien y con cariño siempre tienes recompensas".

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