La improvisación o freestyle se ha vuelto indiscutiblemente parte de la cultura callejera chilena, donde se vive y disfruta en las plazas, parques, calles, etc. Con grandes raperos a lo largo del país e incluso fuera de este, pero al parecer el fenómeno de la improvisación se ha expandido más allá de las fronteras de la calle llegando también al palacio de gobierno y al parecer llegó para quedarse.

Luego del nuevo cambio de gabinete quedó más que en evidencia la mejor batalla de improvisación del gobierno nunca antes vista (hasta el momento), con detalles memorables, tales como que a minutos de empezar la ceremonia de cambio de gabinete una persona empleada del gobierno saca una de las primitivamente seis sillas de los nuevos ministros, quedando reducido a solo cinco sillas, quedando claro que a último momento se arrepintieron de cambiar a un secretario de Estado o como el otro gran momento que ha expresado el exministro García planteando que su cambio se decidió solo unas dos o tres horas antes de la ceremonia de cambio de gabinete, entonces la pregunta es ¿Cómo podemos confiar la administración de un país entero a un grupo de freestylers expertos en improvisación? La respuesta es simple, solo queda esperar el término de la base de hip hop.

Felipe Jara S.

Fundación para el Progreso

A propósito de la nota dedicada a "La magia del 'deepfake'", publicada recientemente en vuestro medio, me permito agregar algunas reflexiones sobre el tema que me parecen de toda pertinencia, particularmente cuando no han sido incorporadas -de forma alguna- al mencionado artículo, y que debieran ser de esencial consideración al tocar el tema de la Inteligencia Artificial y sus implicancias.

En primer lugar, el texto hace referencia a hacer cosas 'imposibles', como permitir "volver a la 'vida' a personajes fallecidos" o lograr convertir el rostro de personas, colocando como ejemplo al futbolista Ben Brereton, quien probablemente no tuvo conocimiento alguno de que su imagen estaba siendo utilizada para fines privados y -potencialmente- comerciales.

Debemos preguntarnos -entonces- sobre los alcances éticos y legales del uso de esta tecnología, algo que es una discusión en ciernes -y de la que no ahondaré en este espacio-, pero sí me permito plantear algunos límites de "revivir" a alguien para estos fines, o si el uso de una imagen modificada de una persona, sin su consentimiento, puede significar una grave intromisión a su privacidad. Me parece fundamental contar con una noción del uso y mal uso de esta herramienta y lo que puede significar, incluso en el corto plazo. Sin más, en EE.UU. ya hay casos de personificación, como el de un director de escuela que fue víctima de un 'deepfake' que lo mostraba haciendo acusaciones racistas. Pero no es algo tan lejano, es un tema muy presente en la actualidad, y que puede afectar no sólo a personas conocidas, si no a cualquiera, ya sea para bromas o -incluso- potenciales delitos.

En el mediano y largo plazo podríamos ver legislación sobre el uso de esta tecnología, pero -por lo pronto- es un terreno con amplio horizonte, y del que debemos tener más conocimiento, puesto que, más temprano que tarde, podríamos dejar de distinguir entre lo que es real y lo que se presenta como tal.

Nicolás Ramírez Vargas

Presidente del Colegio de Periodistas

Regional Valparaíso