El refugio secreto de las aves
Enclavado en el cerro Alegre, hay un paisaje habitado por decenas de aves de la región. No están en jaulas ni embalsamadas, sino pintadas en las paredes de una casona típica del sector, convertida en un espacio donde conviven el arte y la ciencia.
por Marcela Küpfer Collao | fotos de Manuel Lema Olguín, Agencia Uno
Aquí no hay aves enjauladas, ni embalsamadas, ni fotografiadas: todos los pájaros -más de 180- habitan en las paredes pintadas que forman parte del proyecto Taller Parihuana, desarrollado en Valparaíso por el artista visual Claudio Francia y la licenciada en Artes y fotógrafa de naturaleza Ximena Carramiñana.
"La gente que ha venido nos ha dicho que es como entrar dentro de un libro", comenta Claudio Francia. Y en verdad es así, porque al traspasar el umbral de la puerta el visitante se sumerge un espacio dominado por el celeste del cielo, el verdor de las plantas y la presencia de decenas de aves que parecen revolotear de allá para acá.
El lugar se llama Taller Parihuana -voz quechua para nombrar a los flamencos- y fue concebido por Carramiñana y Francia como un espacio para educar sobre las aves y los espacios silvestres de la región, combinando dos de sus pasiones: el arte y la ciencia ciudadana.
"Este proyecto nace de la conjugación de dos ámbitos: uno que es nuestro camino en las artes visuales y otro es que hace años veníamos participando en grupos de ciencia ciudadana en avistamiento de aves. Entonces surge la necesidad de compartir lo que uno va conociendo y aprendiendo a través de lo que es nuestro propio lenguaje, que son las artes visuales", explica Ximena Carramiñana.
El resultado es un lugar único donde se puede recorrer, a través de los murales, desde los ecosistemas marinos hasta la cordillera de los Andes, en un continuo pictórico que incluye cursos de agua, vegetación autóctona, decenas de aves y algunas otras especies animales endémicas.
"El objetivo es orientarnos hacia la educación de los ecosistemas de la región. A través de una experiencia inmersiva, los participantes pueden identificar, conocer y reconocer los ecosistemas que están presentes en la Región de Valparaíso", explica Carramiñana.
No se trata de una actividad académica en el sentido convencional, sino más bien de replicar los procesos de observación y descripción de fenómenos naturales que Ximena y Claudio han desarrollado a través de plataformas de ciencia ciudadana, como la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile.
"Nos interesa que las personas aprendan a identificar y conocer las nomenclaturas que se utilizan a nivel internacional para poder participar en las plataformas de ciencia ciudadanas más conocidas. Y luego nos interesa también que aprendan a reconocer las especies a partir de la observación directa (con una metodología que incluye observación de forma, tamaño, color, silueta, patrones de vuelo, postura, canto) y también la utilización de aplicaciones con técnicas de inteligencia artificial, como Merlin", explica la fotógrafa de vida silvestre.
En efecto, si uno fotografía algunas de las aves que están representadas en las paredes del taller Parihuana y la sube a la aplicación Merlin, rápidamente encontrará una ficha de la especie que le permitirá identificar sus características.
representando pájaros
El otro pilar del proyecto es el arte. "También queremos que las personas conozcan las diferentes técnicas de representación de la imagen, que van desde la ilustración descriptiva (que vemos en las paredes) hasta técnicas de impresión", explica Carramiñana, para lo cual cuentan con una pequeña prensa de grabado con la que piensan realizar trabajos grupales a futuro.
A ello hay que agregar las alrededor de cuarenta máscaras con cabezas de aves que están en el lugar, realizadas por Ximena con una técnica de origen italiano conocida como cartapesta -la misma que se usa para confeccionar las tradicionales máscaras venecianas-.
A través de moldes realizados en arcilla y luego vaciados en yeso, estas máscaras -que se adaptan a la cabeza humana, por lo que los visitantes se las pueden poner- son una representación tridimensional de las aves, que se suma a la pintura y el grabado.
Los murales
Claudio Francia, artista con gran experiencia en murales, se encargó de pintar las paredes y techos de la casa para dar vida a este espacio. La fuente de su trabajo fueron las fotografías tomadas por Ximena Carramiñana en salidas a terreno, donde captura imágenes de ecosistemas naturales y de aves -tiene más de 200 publicadas en la plataforma ebird.org-.
"Al principio teníamos claro que íbamos a trabajar en todo el espacio; lo demás fue saliendo en proceso de reflexión, selección de las imágenes de Ximena, todo en forma bien dialéctica", explica.
Su trabajo fue el de traducir a una representación pictórica las observaciones realizadas en terreno. Primero, los ecosistemas; luego, las especies que los habitan y sus particularidades.
En enero del año pasado comenzó el trabajo de pintura en los muros y techos de la casa. Francia va construyendo los planos, trabajando forma y fondo directamente sobre el muro con el pincel -sin dibujos-, a partir de las fotografías.
"Esto está entroncado con el naturalismo, donde lo que importa es la representación lo más fidedigna posible, pero sin perder la calidad de la pintura. Es un naturalismo pictórico, no científico, hay un concepto estético", explica.
Así fue naciendo un recorrido que se inicia con la costa a la entrada de la casa, pasa por los valles centrales de la región y termina con la cordillera. Entre los hábitats representados podemos encontrar el humedal costero, el campo dunar, el matorral costero, el bosque esclerófilo, las lagunas interiores y el humedal de altura cordillerano.
Hay especies vegetales autóctonas, como chaguales o puyas, quisco, espino, boldo, litre, bollén, quillay y belloto del norte, así como uno que otro mamífero. Pero lo que más abunda son las aves: 180 especies, cuentan Carramiñana y Francia.
"Y todavía faltan", agregan.
Un multitudinario trino de pájaros se oye al cruzar la puerta de una casona ubicada en la calle Montealegre, del cerro Alegre. Es una pista de lo que el visitante encontrará dentro de la propiedad: un verdadero santuario natural de aves y otras especies de la región, representado a lo largo de todas las paredes, y también el techo, de la casa.