Juan Riquelme Díaz
Copano tenía un escenario adverso. El público pifiaba con ganas para que Christina Aguilera volviera al escenario. De poco sirvieron las palabras de María Luisa y Martín, el monstruo se estaba manifestando. Pero sin más opciones de relleno, lo presentaron.
El comediante que montó un escenario lleno de color y elementos de living y dormitorio sobre la Quinta Vergara, comenzó con imágenes de íconos de la televisión. Felipe Camiroaga, Julio Martínez, y tantos otros fueron calmando la ira del público. Fueron segundos ganados que luego Copano tuvo que capitalizar rápido.
Y ahí apareció Fabrizio con Topo Gigio en sus brazos, saliendo de su cama y dispuesto para jugarse la vida. Lo de anoche, era el éxito o el fracaso.
Y ahí se paró sobre el escenario y el morbo estaba instalado en la televisión. Sus primeras intervenciones avanzaron sin mucho problema, pero una pifia que bajó desde la galería lo preocupó. En segundos, entendió que era el micrófono que no se escuchaba. "No se escucha, estaba, cagado de susto", dijo y ahí la risa fue total.
Luego de eso una rutina que fue de menos a más y donde no perdonó a nadie. Partió riéndose de él mismo, las peripecias con su familia norteamericana y la diferencia con nuestro país. "Acá son de ataque rápido, allá de balazos", dijo. La irreverencia de Copano, no tiene límites y ayer el freno de mano lo extravió.
Besos a medias
Y Copano decidió salirse del libreto. Bromeó con Reppe (dijo que era como Kike Morandé) y con Gonzalo Valenzuela estrechó sus labios. "Mi pene creció tres centímetros", dijo tras besar al actor. Pero el remate, fue más allá. "Es un tremendo actor, yo lo vi en el video, riéndose del chiste de la ensalada", dijo Copano, recordando la fallida rutina de Belén Mora.
Luego quiso hacer lo mismo con Marcianeke, a quien también llevó a su rutina. Eso sí, acá le fue mal. El cantante de música urbana estaba acompañado de su amiganovia Ignacia Michelson, quien no le permitió el momento.
Y así avanzó la rutina y llegó a la política, algo que había anunciado en la conferencia de prensa previa al show. "Este es el único país donde vota una persona y de inmediato se odia", dijo. Y ahí ahondó en la clase política, los presidentes y los convencionales. "Te guste o no el Presidente, lo más importante es güevearlo", dijo.
Ahí bromeó con el Presidente Gabriel Boric y hubo risas. Tras eso, Copano echó mano a historias gringas que lo llevaron a un camino sin retorno: la gaviota de plata.
Para el bis, volvió a llevarnos a Estados Unidos y la historia del mecánico que amaba Chile y manifestó su apoyo a Augusto Pinochet. "Lo que más amo de tu patria es Pinochet", le dijo su mecánico. Y acá, vino un remate inesperado: "Esa güeá es desubicá, es como preguntarle la hora a Tonka". La gente, largó un "uuuu" y luego algunas risas. Copano, hizo el chiste que todos esquivaron. Tras eso, Gaviota de Oro y otro bis salido de otro planeta.
Sorpresas
Y si alguien pensó que la rutina de Copano no podía llegar más arriba, vinieron dos sorpresas que, confesó más tarde el comediante, costó mucho mantener en reserva, lo que finalmente se cumplió.
Recordando el momento en que junto a Pedro Ruminot y Sergio Freire los bromeaban con que eran como "Los Bunkers", los hizo aparecer en el escenario. Fue un momento ameno, y para muchos era el remate.Sin embargo, tras música de suspenso aparecieron desde lo alto los mismisimos Bunkers. La banda, llegó con guitarra en mano, pero no hubo música en vivo. El cierre resultó perfecto.
"...esa güea es desubicá, es como preguntarle la hora a Tonka", fue uno de sus remates. El "uuu" de la gente se escuchó fuerte.
