Desahuciado: el triste presente del Monumento a la Solidaridad
Escultura de cobre sufrió un ataque incendiario en 2020. Desde entonces, está prácticamente abandonada. Su escultor, Mario Irarrázabal, tira la toalla: "Hay que destruirla no más".
Gian Franco Giovines - La Estrella de Valparaíso
Cuando a mediados de los noventa el escultor nacional Mario Irarrázabal (82) ideó el diseño del Monumento a la Solidaridad -aquella reconocible escultura de cobre, emplazada a un costado del Congreso Nacional y que se erige 12 metros por sobre la avenida Argentina- probablemente nunca imaginó que la estructura luciría en un estado tan deplorable, a solo 28 años de su creación.
Pese a que las cuatro hebras de cobre enlazadas entre sí constituyen un elemento inconfundible del paisajismo de la avenida Argentina, la torre aún es resistida por los porteños. Muchos cuestionan su vínculo con Valparaíso, una ciudad que no destaca precisamente por su actividad minera.
Una obra tangencial
El origen de la figura se remonta a 1995, según detalla el propio escultor de la obra, Mario Irarrázabal: "Se hizo un concurso por parte de la municipalidad, para hacer cuatro esculturas en los cuatro puntos cardinales afuera del Congreso. Cuatro empresas iban a construir estas esculturas. Yo me presenté a todos los concursos, pero solo gané en uno, que se llamaba 'A la solidaridad'. A mí me tocó trabajar con Codelco. Ellos auspiciaron esa escultura, ellos la hicieron. Yo, fuera de pasarles una maqueta, no me consultaron mucho más", confiesa el reconocido escultor, quien también ha sido artífice de obras como "La Mano", en Punta del Este, y "La Mano del Desierto", en Antofagasta.
El artista explica el mensaje detrás de su obra: "El tema que se me asignó era el de la solidaridad. Entonces, yo me imaginé cuatro hebras que al ir juntándose se van potenciando y terminan con un diámetro mucho mayor al cual empezaron. Es un símbolo de la unidad. Ahora, ¿por qué se hizo de cobre? Porque Codelco lo auspició", asegura Irarrázabal, quien además desconoce que la estructura sea un homenaje al exsenador Radomiro Tomic: "No sé si eso se agregó después o tangencialmente".
Deplorable estado
Luego de dos décadas siendo un privilegiado espectador de los cerros y el plan de Valparaíso, en la mañana del 29 de febrero de 2020 el monumento sufrió un ataque incendiario por parte de desconocidos, consumiéndose gran parte de los puntales de madera que sostienen las placas de cobre y que le dan la excéntrica forma a la torre.
Hoy, a tres años de ser víctima del vandalismo, la escultura revestida de cobre luce desfigurada, como si diera luces de un presente y futuro agonizante. Su mal estado, además, representa un riesgo para los transeúntes y comerciantes de las ferias de avenida Argentina.
¿restaurar o remover?
Para el concejal de Valparaíso Daniel Morales (IND), quien además es presidente de la Comisión de Patrimonio del Concejo Municipal, se deben hacer los esfuerzos para reparar el cobrizo monumento: "En lo personal, yo agotaría todos los medios para recuperar la estructura y no desmantelarla. Incluso, hasta podría estar la posibilidad de reubicarla en otro sector, pero en ningún caso la destruiría", expone Morales.
Por otro lado, la concejala Marianela Antonucci (RN) es partidaria de desmantelar la torre: "De acuerdo a lo dicho por los expertos, el costo de restauración de este monumento sería muy elevado. Hace algunos años se habló en un concejo que sería conveniente retirar la estructura, ya que en este estado podría provocar algún accidente. Una de las ideas que se emitió en dicho concejo era retirar las piezas de cobre y fierro. Este trabajo sería realizado por el Cuerpo de Bomberos, para luego ser vendido y así obtener recursos que fueran en implementación para tan noble institución".
En la misma línea, el presidente de la Unco de Valparaíso, Isaac Alterman, señala que "este monumento nunca ha tenido sentido de pertenencia con la ciudad. No es tema para los vecinos. Lo ideal es recuperar ese espacio de otra manera, hacer una plaza para los niños, algo más atractivo".
Dichos con los que coincide Rolando Paredes, dirigente de los comerciantes de cachureos de la feria de av. Argentina: "La verdad es que la gente no está ni ahí con el monumento. Deberían ponerlo donde están las minas, no en Valparaíso".
Sin embargo, el más lapidario es nada menos que el creador de la estructura, Mario Irarrázabal: "Veo prácticamente imposible restaurarla. Yo creo que hay que removerla no más. No se puede vivir toda la vida llorando".
"Veo imposible restaurarla. Yo creo que hay que removerla no más. No se puede vivir toda la vida llorando".
Mario Irarrázabal, escultor.
28 años han transcurrido desde su construcción en 1995, a cargo de Codelco.