Secuelas imborrables a 10 años del mega incendio del 14-F
Ayer se cumplió una década del primero de los grandes siniestros que afectaron a Valparaíso el decenio pasado y que arrasó con 350 viviendas. Damnificados de Rodelillo, Los Placeres y La Planchada aún esperan ser indemnizados.
Mirian Mondaca Herrera - La Estrella de Valparaíso
350 viviendas calcinadas por las feroces llamas que se hicieron incontenibles la tarde del 14 de febrero de 2013 en Rodelillo, Los Placeres y La Planchada, representan solo la cara tangible del primero de los denominados mega incendios que afectaron a Valparaíso durante la década pasada. No obstante, tras los pilares, muros y enseres quemados, existen cientos de personas a quienes la vida les cambió de golpe y sin punto de retorno. Diez años después, las secuelas emocionales y económicas siguen presentes y parecen ser muy difíciles (o casi imposibles, en algunos casos) de borrar.
Ayer, en el contexto del décimo aniversario de esta tragedia, decenas de damnificados llegaron hasta la simbólica Plaza Cívica de Valparaíso para manifestarse, a solo pasos del edificio del Gobierno Regional, y exigir una justicia que en una década no ha llegado, lamentan.
De hecho, en estos 10 años, ningún peso han recibido pese a que tras el siniestro demandaron a la inmobiliario RVC y la empresa sanitaria Esval, en busca de una indemnización. El proceso se fue dilatando y ahora está en la instancia final, que es la Corte Suprema, máximo tribunal del país que se espera entregue un fallo definitivo próximamente.
Caber recordar que dos juicios penales terminaron con el trabajador de RVC, Carlos Rivas, condenado a penas de cárcel (con beneficio en libertad) y a una multa por el incendio. El obrero fue quien aquella tarde en la cual se inició el incendio estaba cortando fierros con un esmeril durante su jornada laboral, lo que luego llevó a que se iniciara el fuego.
Posteriormente, en el juicio civil, el Cuarto Juzgado Civil de Valparaíso, condenó a Rivas a pagar 1.000 millones de pesos a los damnificados, rechazando el tribunal la demanda contra la Inmobiliaria RVC. En tanto, Esval fue eximida de responsabilidad, pese a que testigos declararon que los grifos no tenían agua para abastecer a los voluntarios de Bomberos en el combate del fuego.
Los damnificados, representados por los abogados Rodolfo Precht y Vladimir Mondaca, apelaron a ese fallo y la Corte de Apelaciones de Valparaíso revocó la sentencia del Juzgado Civil en varios acápites, y condenó adicionalmente a la Inmobiliaria RVC a indemnizar, pero no a la sanitaria. Desde agosto de 2020 el juicio está en la Corte Suprema y ahora ad portas de un fallo que las familias afectadas esperan sea ejemplificador.
Asimismo, solicitan al máximo tribunal del país que se aumente la indemnización a favor de ellos, que la sanitaria pague también una indemnización y que se incluya además a los niños en esta.
Testimonios
Una de las damnificadas que llegó hasta la Plaza Cívica para manifestarse es Karina Zúñiga, quien lamentó que muchos vecinos adultos mayores fallecieron esperando la indemnización. Las profundas huellas sicológicas, no obstante, continúan presentes incluso en los más pequeños.
"Tenemos hijos enfermos, yo hasta el día de hoy. Mi hijo estuvo tres años prácticamente en rehabilitación por los daños sicológicos que tuvo (...) Esperamos que la Corte Suprema haga lo suyo y que de una vez por todas nos indemnicen por lo que realmente nos merecemos, dos millones cada uno es una burla, eso no es lo que nosotros perdimos", remarca la mujer.
La dirigenta de los vecinos afectados, Eliana Ortiz, también insiste en que se debe incluir a los niños y niñas de ese entonces en el monto que eventualmente les será entregado, ya que eso también ayudará a saldar deudas económicas adquiridas por, entre otras cosas, tratamientos para superar las crisis emocionales, en los cuales muchas familias tuvieron que invertir. En el caso de otras, el escaso dinero con el que contaban también debieron usarlo para volver a habilitar un techo donde vivir.
"Nosotros estamos pidiendo indemnización porque sufrimos y hay gente que aún está endeudada a raíz de eso, aún sufrimos cuando escuchamos los Bomberos y vemos los incendios (...) Los niños escuchan un carro de Bomberos, ven un incendio y tanto ellos como nosotros los adultos, ya nos duele la guata, estamos angustiados, nos sentimos súper mal", confiesa Ortiz.
Con un ímpetu propio de la juventud, pese a que los años ya han hecho mella en su cuerpo, adultos mayores que salvaron sus vidas en el incendio también llegaron a pedir justicia. Los mueve el deseo de cerrar de una vez por todas este capítulo judicial aún sin respuesta.
María Báez, quien emocionada recuerda que logró escapar de su hogar en medio de las llamas, enfatiza que "tenemos derechos, somos seres humanos y queremos que se nos pague lo que corresponde ahora, no mañana ni pasado. La justicia es ahora".
En tanto, al borde de las lágrimas por recordar aquella terrible tarde, en la cual su casa (con un segundo piso construido hace solo dos meses) y sus mascotas quedaron reducidas a cenizas, Manuel Carrasco, envía un mensaje directo al máximo tribunal del país: "Si esto lo escuchan de la Corte Suprema, por favor, piensen antes de deliberar que hay muchas familias esperando justicia y eso es lo que queremos: justicia, nada más (...) Para que así nos podamos morir tranquilos, lo que nos queda", finaliza este esforzado porteño.
"Hay muchas familias esperando justicia y eso es lo que queremos (...) para que así nos podamos morir tranquilos, lo que nos queda".
Manuel Carrasco, damnificado.