Mirian Mondaca Herrera - La Estrella de Valparaíso
Al despertar cada mañana y pensar en el día laboral que se viene por delante, lo primero que desea el emprendedor Eduardo Schwerter es que al llegar a alguna de las dos sucursales de su restobar Club de Cervezas (una en Viña del Mar y una en Quillota) esta no haya sido nuevamente invadido por los delincuentes.
Lamentablemente, a regañadientes, ha comenzado a acostumbrarse a la acción de los amigos de los ajeno y ya tiene el indeseable récord de haber sido víctima de cerca de 30 robos en los últimos tres años, incluyendo dos de estos hechos en solo tres semanas.
El blanco preferido de los delincuentes ha sido su local de 2 Norte, ya que en Viña del Mar han ocurrido 20 de los cerca de 30 robos. Este el nivel de descaro de los ladrones para llevarse todo a su paso ha sido la tónica y, de hecho, en el último de estos lugares incluso desconocidos hicieron un forado en una pared para ingresar.
"Entran, intentan buscar plata en la caja, roban computadores, tablets, alcoholes, destilados principalmente, comida también se han llevado", lamenta este emprendedor.
Al hacer un recuento de todos los robos en los locales de Viña del Mar y Quillota, Schwerter calcula que ha sufrido un perjuicio económico que supera los $20 millones. Estas pérdidas estuvieron cerca de duplicarse, ya que el año pasado desconocidos sustrajeron una camioneta avaluada en $30 millones, la que se encontraba en el restobar quillotano, la que afortunadamente después fue recuperada por personal de Carabineros y los antisociales fueron detenidos.
Reforzar seguridad
En busca de evitar que los ladrones vuelvan a ingresar a sus locales, este emprendedor está constantemente probando maneras de reforzar la seguridad. En ambos lugares tiene instaladas cámaras de seguridad y, en el caso de Viña del Mar, optó por instalar un cerco eléctrico, ya que los antisociales habían descubierto "un punto débil", reconoce.
Hastiado ya de los constantes robos, que en su caso y en otros locales de la ciudad también se incrementaron durante el período de restricciones a causa de la pandemia y que se han mantenido así, Schwerter asume que se trata de un problema generalizado de inseguridad. Aquello, añade, va de la mano con el descaro que han adoptado los antisociales para delinquir.
"Cuando hay robos, inicialmente se ve más presencia en la noche o un par de noches después, pero es inevitable que el foco después se vaya a otro lado, donde también roban, entonces es muy difícil que tengamos punto fijo de Carabineros", comenta este emprendedor.
En el caso de su local en Viña del Mar, si bien al estar ubicado muy cerca de la Primera Comisaría de Carabineros existe el paso de vehículos policiales de manera habitual, Schwerter comenta que los antisociales se las arreglan para saber cuándo y cómo actuar. "Así y todo los delincuentes saben la hora, los puntos más ciegos, roban con toda la calma del mundo", lamenta indignado este emprendedor que sigue haciendo frente a la delincuencia.