Bailes de chicoteo Presidente Sociedad de Folclor Chileno
Por Yvaín Eltit
Muy lejos de lo que se piensa hoy, debido al libro "Bailes de tierra en Chile", de Margot Loyola Palacios (1980), estas danzas se conocían mucho antes como "de chicoteo".
La palabra chicote proviene de la voz francesa "chicot", se traduce como tallo cortado o pedazo de diente roto. Entonces, del verbo chicotear se origina el chicoteo, asemejando la manera de dar latigazos en movimientos de mayor o menor intensidad en una coreografía folclórica.
Se dice que estos bailes del pueblo eran "picarescos" (picantes y graciosos), de "pareja suelta". El cronista y compositor José Zapiola Cortés, en "Recuerdos de treinta años" (1872), confidencia: "Respecto a bailes de chicoteo, recordamos que por los años 1812 y 1813 la zamba y el abuelito eran los más populares: ambos eran peruanos".
Aquel dato es revelador, pues nos muestra que nuestro repertorio de géneros musicales tiene una profunda paternidad afroperuana. No hay que olvidar que el centro histórico, sociocultural y político de esa época era el virreinato del Perú con Lima como su epicentro. Más interesante es comprender que la zamacueca (antecesora de la chilena y la cueca) nunca ha tenido la hegemonía nacional que le han inventado, sino que pertenece a una gama superior y diversa.
Estos bailes siempre fueron introducidos; ejemplos que se sumaron a la zamacueca fueron: la refalosa (derivada de la zamacueca, su excesivo contoneo y movimiento de cintura femenino, independiente y con pañuelo); el gato (originario de la zona del Mar del Plata, Argentina y Uruguay, de movimientos rápidos, suele acompañarse de coplas, cuyas letras coinciden con las figuras); el pajarillo (su origen se debate entre Argentina, Cuba y Perú, independiente, de tono pícaro y movimientos avivados), entre otros.
El historiador Eugenio Pereira Salas explica el ambiente festivo y emancipatorio de esos años en "Danzas y cantos populares de la patria vieja" (1938): "Domina en los primeros años de la Independencia, el ritmo acelerado del baile, la canción picaresca o bulliciosa adoptada a la danzas, la estrofa intencionada o de ocasión, es decir, todos los aires capaces de expresar la psicología íntima de un pueblo viril, positivo y naturalista, que nacía jubiloso a la vida independiente".
Desde mi punto de vista, la designación de este folclor musical no se pierde en el siglo XIX. Los bailes de chicoteo poseen variantes actuales como la cueca porteña, la cumbia, el reguetón, el rap y el trap.