"Hemos entrado en una noche que es larga y todavía va a durar más... Pero amanecerá"
El humorista, reconocido internacionalmente, presentó su show "El miedo" en Santiago, donde compartió con el público latinoamericano que ríe con sus reflexiones académicas.
Por Paola Camero
El monólogo "El miedo" fue concebido en tiempos de pandemia, pero Laureano Márquez declara que nuevos miedos se suman cuando se cree haber superado otros. Este comediante, historiador, politólogo, escritor y guionista de origen español pero formado en Venezuela, con una extensa trayectoria, cuenta que esta etapa de su vida se ha vuelto más sencilla: "Hoy vivo observando la realidad. En estos últimos cuatro años que he estado fuera de Venezuela, he hecho cosas como sembrar, la agricultura, hacer vino, carpintería, en fin, cosas manuales... Sí creo que me he distraído un poco de mi centro humorístico".
A sus 59 años, continúa haciendo giras por el mundo. A propósito de su reciente espectáculo en la capital, comenta: "Siento que la gente lo ha pasado bien, me quedo con la sensación de que ha sido útil, de que el mensaje ha llegado. Entonces me da una felicidad, me siento aliviado también, porque uno está muy tenso antes de subir. Para mí funcionar no necesariamente tiene que ver con lo económico, sino que con lo espiritual, lo demás son añadiduras".
Está comprobado que reírse reduce el estrés, estimula el corazón, los pulmones y los músculos, y aumenta las endorfinas que se liberan en el cerebro. Acompañado de un banquito de madera y su micrófono, Laureano Márquez interpela a la audiencia entre risas y reflexiones vinculadas a su vida en el país que lo vio nacer, España. Fue en Venezuela que descubrió su pasión por la comedia, cuando estudiaba Ciencias Políticas en la Universidad Central de Caracas.
el Humor es un acto de tolerancia
En su show en Santiago, no faltaron las referencias políticas que sacaron más de una carcajada. Al preguntarle cómo lidia con las críticas, especialmente las que provienen de un sector político que no se siente identificado con su humor, Márquez explica: "Si las críticas tienen argumentos las tomo en cuenta y las analizo. Muchas veces vienen bajo la figura del insulto, entonces eso es inútil, no produce nada y no hay que responderlo. Pero cuando las críticas tienen fundamento, uno las discute y se puede hacer un intercambio de opiniones con gente que sea razonable, incluso de cualquier opción política".
Y el humor es, sin duda, uno de los más eficaces antídotos contra los venenos que a diario nos contaminan el cuerpo. Por eso, para el venezolano el humor solo puede defender las causas justas y está a la mano derecha del débil. Es un arma a base de palabras, de inteligencia y sagacidad.
A través de reflexiones filosóficas, citando a Miguel de Cervantes, reflexiona sobre cómo nos ha cambiado la vida la dependencia a los celulares: "Estamos viviendo en un mundo que nos está dejando poco tiempo para la contemplación de la vida, para vivirla con plenitud, intensidad, conscientes de que tiene un límite".
"Como el ser humano aprendió a lidiar con el libro cuando este apareció, nosotros tendremos que lidiar con las redes sociales y ponerlas en su justo lugar como auxiliares de nuestra vida, pero no como centro de ella", advierte Márquez.
También plantea la democratización del humor como una de sus bondades: "Mucha gente consigue fácilmente convertirse en famoso porque es como si cada uno de nosotros fuera un canal de televisión. Si tienes talento, las posibilidades de triunfar son infinitas".
Al preguntarle qué le depara el futuro, con particular brillo en su mirada, el también politólogo resalta que "el stand up me gusta mucho, pienso seguir haciéndolo mientras pueda. Quizás por la vía de un humor reflexivo, humorístico, filosófico".
Asimismo, sobre el incierto panorama político de su región y los integrantes de la gran diáspora venezolana, insiste en que "les diría que tengan esperanza y que trabajen por su país en el lugar donde se encuentren, porque la patria va contigo. Que sean buenos ciudadanos en el lugar a donde vayan, porque cuando uno sale del país, es la imagen de su tierra natal. Les diría también que no pierdan la esperanza en Venezuela. Nosotros hemos entrado en una noche que es larga y que todavía va a durar más, por lo que se ve... Pero amanecerá".