"Lo que estamos haciendo es democratizar el arte"
La ganadora del Premio Mujer Impacta 2021 dedica su vida a la adaptación de cuentos y películas en lenguaje de señas para acercar la literatura e imaginación a todas las infancias. "Hay un segmento que no lee, porque simplemente no tiene acceso", denuncia.
¿Sabía que algo tan cotidiano como un cuento o una película infantil es inaccesible para muchos niños y niñas de nuestro país?, ¿O que los menores con discapacidad auditiva aprenden primero el lenguaje de señas antes que el idioma español, por lo que no pueden leer los subtítulos?. Así es, los niños con sordera cuentan con un muy limitado acceso a historias que les permitan desarrollar su imaginación. Cambiar esta realidad es el estandarte de Natacha Valenzuela y su proyecto «Historias para Todos». Porque para la más reciente entrevistada de Región F, la literatura infantil es un derecho de la niñez.
Hace cinco años realizó una cinta para niños que tenía muy poco diálogo y pensó en hacerla accesible a la mayor cantidad de infancias. Ese fue el punto de inflexión que la llevó a dejar atrás su labor periodística y dedicarse completamente a generar contenido infantil inclusivo.
Según el segundo Estudio Nacional del Servicio Nacional de Discapacidad (Senadis), existen en Chile casi tres millones de personas con algún tipo de discapacidad. Esta fue una de las razones que la motivaron a concretar su plan: "Hemos estado muy preocupados del inglés e incluso del chino mandarín en alguna época… Pero resulta que tenemos un 4% de la población que presenta alguna discapacidad auditiva".
Esa realidad se entrelazó con sus intereses: "Siempre me ha gustado la literatura infantil, tengo publicados libros infantiles. Y de repente te encuentras con que hay un segmento que no lee, porque simplemente no tiene acceso. Fue súper triste…", rememora conmovida. A su juicio, la importancia del proyecto abriga las mismas razones por las la literatura es imprescindible para todas las infancias: "Te abre mundos, generas empatía y aprendes nuevos conceptos".
A pesar de que su público objetivo eran niños de 5 o 6 años, consultó con el Centro de Estudios para Personas Sordas de Valparaíso (Cecasov) para saber de qué forma podía integrar la lengua de señas. Allí le comentaron que sus alumnos de hasta 12 años también podían ver la película "porque como ellos tienen muy poco acceso a las historias, disfrutan cosas más bien simples", recuerda.
Precisamente, encontrar historias que puedan ser adaptadas "es un proceso largo y difícil", admite, razón por la que solicitó a la editorial utilizar un cuento de su propia autoría, que ya había sido publicado. "Les pregunté si habían otros libros que pudiéramos hacer en este formato. Pero no, no prosperó. Las editoriales venden libros y aquí no había nada que vender", reflexiona.
Pero ha generado redes. Su próximo proyecto es un videolibro, un cuento de Cristóbal Cisternas en lengua de señas. "Es un artista y escritor sordo de la V Región. Va a mostrar el colegio en el que estudió, escribió y dibujó. Probando que las barreras se pueden derribar", anuncia y continúa: "Nosotros lo que estamos haciendo es democratizar el arte".
Un mundo insonoro
En Chile, la lengua de señas es el idioma oficial de la gente sorda desde este año. "Los pasos que se están dando son gracias a la comunidad. Ellos son los que han logrado que su lengua sea reconocida", afirma la profesional. Valenzuela destaca los avances: "Antes, había mucha reticencia. Algunos médicos exigían a los niños que aprendieran a leer los labios y hablar. Lo que no es fácil. Su forma de acceder al conocimiento es visual y táctil", profundiza. Contrasta que mientras las personas oyentes relacionan la letra «A» con su respectivo sonido, "una guagua sorda no lo hace. ¿Con qué asocias un… [dice algo en lengua de señas]? No lo asocias con ningún sonido", recalca.
"Lo que hice fue encontrar una debilidad y actuar", afirma. Para la escritora, es necesario entender la dificultad de la cotidianeidad de personas con capacidades diferentes: "Imagínate ir al dentista, imagínate ir al psicólogo con un intérprete. Es super difícil", reflexiona. Esperanzada, cuenta también que, en "una escuela de Concón, hay una alumna sorda. Una sola, en todo el colegio. Pero se comunica perfecto con sus compañeros: han aprendido las señas", ilustra.
"Las personas sordas no tienen ninguna discapacidad cognitiva. Tienen todas las capacidades de aprender, pero están aisladas, su forma de comunicación es distinta. Es como si estuvieras en África y nadie supiera hablar español", retrata. Sería súper bueno incorporar a estas personas. Quizás estamos perdiendo mucho talento", se cuestiona.
"Hemos estado muy preocupados del inglés e incluso del chino mandarín....Pero resulta que tenemos un 4% de la población que presenta alguna discapacidad auditiva"