Mafias, amenazas y descontrol en entorno del Muelle Vergara
Comunidad del sector se encuentra atemorizada e inhibida. Ni hablar de los artesanos que hace 4 años y con el compromiso de mantener el paseo peatonal despejado, se trasladaron a los módulos que resultaron ser un fracaso.
Cuando el año 2014 se anunció la restauración del Muelle Vergara -estructura que se mantuvo cerrada desde 2007- la comunidad del entorno no pudo más que aplaudir la medida. La inversión del Ministerio de Obras Pública vino de la mano de un plan de ordenamiento impulsado por el municipio de Viña del Mar, por ese entonces, encabezado por la alcaldesa Virginia Reginato.
La idea era poder complementar las obras del muelle con un paseo costero de nivel, despejado y de alto estándar.
El municipio dio un verdadero ultimátum a los artesanos que por más de 30 años se han ubicado en el sector. Se les propuso trasladarse a unos módulos -se llamaría pueblo artesanal para el cual se destinaron cerca de 500 millones aportados por el Gobierno Regional- con el compromiso de mantener despejado el paseo.
Dos años después, en 2016, el remozado Muelle Vergara fue reinaugurado. Recuperó su sitial de paseo y fotografía obligada de los turistas, sin embargo, la promesa de un paseo de alto estándar, despejado de comercio informal y por sobre todo, seguro para turistas y locales, nunca se cumplió.
Quienes han visto en primera fila el deterioro de este sector han sido, qué duda cabe, quienes viven en los edificios del entorno. También los artesanos, que, cumpliendo su parte del trato más allá de lo estipulado -debieron encargarse de terminar los módulosdesembolsando cerca de 3 millones cada uno- abandonaron el pueblo artesanal donde penan las ánimas, mientras el paseo costero se volvió tierra de nadie.
NI PASEOS, ni nada
Beatriz, como llamaremos a una vecina que pidió no ser identificada ni tampoco el lugar donde vive, reside hace más de 20 años en un edificio cercano al muelle. Hasta hace 5 años, cuenta, solía bajar a pasear a su perrita. Sin embargo, tras la pandemia, distanció los paseos y cuando quiso retomar su rutina, dice que se espantó.
"Un tarde bajé y en los jardines cercanos al muelle había una verdadera batalla campal. Después supe que mataron a un muchacho. Nunca había visto el sector igual. Una decadencia total. Ya no me atrevo a bajar, menos los fines de semana. Lo terrible es sentir que nadie hace algo", afirmó esta vecina.
Entre los artesanos, prefieren no hacer comentarios. El ambiente, reconocen, se ha vuelto complicado y se excusan explicando que a ellos les toca estar en el lugar a diario y no quieren exponerse.
Gustavo, que vive en una torres de San Martín, dice entender el temor de los artesanos y asegura haber sido testigo de lo que ellos califican como "mal ambiente".
"Uno los entiende, y es natural que no quieran hablar, ellos trabajan allí, yo vengo los fines de semana, pero me ha tocado ver cómo actúan los ambulantes. Son mafias, verdaderas organizaciones. Reservan los toldos, igual que en Meiggs, tienen tomado el paseo costero y no un lado, ambos lados del paseo. ¡ Si venden hasta copete! Es Sodoma y Gomorra...uno no entiende, aquí simplemente las autoridades, y no digo solo la alcaldesa, digo todas las autoridades, desde la gobernadora, hasta el seremi de Salud, Impuestos Internos, Carabineros, todos hacen vista gorda. El 18 estuvieron vendiendo hasta terremotos a viva voz, y ni le digo el tema de la droga, es un descontrol", afirmó este santiaguino que hace 23 años disfruta de sus fines de semana en Viña. "Vengo cada vez menos", advierte.
Ambulantes
El recientemente anunciado plan de copamiento que consideraría calle Valparaíso y el borde costero para recuperar el espacio público tomado por el comercio ilegal, ha sido duramente enjuiciado por ineficaz, particularmente el recién pasado fin de semana largo, donde el borde costero -avenida Perú y Paseo Costero de San Martín- simplemente se copó, claro que de ambulantes.
Para el concejal DC, René Lues, la situación que afecta en particular a los artesanos es de suma preocupación, pues se trata de más de 40 familias que viven de esta actividad hace décadas.
"Empatizo con la angustia, el dolor y la incertidumbre de todos los artesanos y artesanas del Parque Muelle Vergara. Ellos no solo son los artesanos más antiguos e históricos de Viña del Mar, sino también pagan sus permisos y se regulan conforme a las disposiciones municipales, tanto que fueron trasladados obligadamente al sector que ocupan hoy, asegurándoles que el sector que ocupaban antes no sería copado por el comercio ambulante. Y, como se ve, ocurrió todo lo contrario. Hoy están rodeados de vendedores ambulantes, amenazados y sin ingresos, la mayoría a punto de quebrar después de décadas de emprender con sus puestos. Esto indigna y el municipio ha fracasado en su rol de proteger, por un lado, el espacio público del borde costero, y, por otro, garantizarles a ellos que no habrá comercio ambulante en su entorno", planteó.
Lues añadió que "falta decisión y una estrategia de largo aliento de la municipalidad, más allá de hitos puntuales comunicacionales. La seguridad, el control del espacio público y del comercio ambulante son fundamentales para que Viña del Mar mantenga su vocación turística. De lo contrario, perderemos como ciudad lo que ha costado más de 100 años construir".
Para su colega del PS, Sandro Puebla, resulta preocupante lo que ha pasado con el plan de control del comercio ambulante impulsado por el municipio.
"Lamentablemente el comercio ambulante volvió al borde costero de nuestra ciudad. Hace unos meses el plan municipal para ordenar el sector había funcionado, sin embargo algo pasó, o el municipio se relajó o no se coordinó bien con carabineros, pero la cosa es clara, no está funcionando el plan municipal, yo espero que esto se pueda reactivar ya que no solo afecta a los comerciantes del muelle Vergara que hicieron un esfuerzo por ordenarse, sino que en general afecta la seguridad del borde costero, el turismo y la tranquilidad de los transeúntes".
En el mismo sentido, el concejal RN, Carlos Williams, coincidió en que "es imperioso que se realice un plan preventivo, por parte de las policías, para evitar la proliferación del comercio ilegal, en el borde costero. Los artesanos del "pueblito" hicieron un tremendo esfuerzo económico para establecerse en el lugar donde el municipio levantó esa feria y no se puede aceptar que, cumpliendo con las normativas vigentes, sean amenazados por personas que actúan al margen de la Ley. Para actuar de manera ordenada en el borde costero, es necesaria una adecuada fiscalización por parte de los entes policiales, en conjunto con inspección comunal".
Los artesanos organizados han recurrido a la actual administración para poder plantear sus problemas y necesidades, no obstante han tenido reuniones con distintos interlocutores sin que hasta ahora hayan podido avanzar hacia un plan o solución concreta.
Entre las propuestas que proponen comerciantes y residentes figuran un retén móvil de Carabineros permanente en el sector del Muelle Vergara - tal como funciona en el Reloj de Flores -, una cámara de seguridad en la zona del paseo y que los artesanos retornen ordenadamente al paseo peatonal.
Solicitada una respuesta a la municipalidad respecto de los problemas planteados en el sector, hasta el cierre de esta edición no se respondió al requerimiento de este diario.