"La película pone sobre la mesa un tema tabú"
El cineasta nacional presentó en Valparaíso "El castigo", su nueva cinta actualmente en cartelera, protagonizada por Antonia Zegers y Néstor Cantillana.
Marcelo Macellari - La Estrella de Valparaíso
Casi 20 años debieron pasar desde "Sábado", su ópera prima, para que el cineasta nacional Matías Bize encontrara otra historia que se justificara rodar en plano secuencia, es decir, en un sola toma y sin cortes de inicio a fin. Hasta que llegó "El castigo", que en 80 minutos cuenta la historia de Ana (Antonia Zegers), quien va en auto por la carretera junto a su hijo y su pareja, Mateo (Néstor Cantillana), rumbo a unas vacaciones. Sin embargo, como el niño se portaba mal en el viaje, Ana decide castigarlo, pero finalmente el castigo es para ella, ya que el niño se pierde en el bosque, sumiendo la madre en la culpa. "No quería hacer una película que solo fuera un desafío técnico y el plano secuencia dominara la película, sino que al revés. Y creo que lo conseguí, porque una vez que comienza la película, uno olvida la técnica", dice el ganador del Goya, quien vino a Valparaíso a presentar la cinta, actualmente en cartelera, a Cine Foro de la Sala Insomnia.
"El castigo" es la segunda película que Bize ("En la cama", "La vida de los peces") estrena este año tras el debut hace 4 meses de "Mensajes privados", que filmó durante la pandemia. El director explica que "coincidieron las cosas, porque yo venía preparando 'El castigo' hace mucho tiempo, cerca de 5 años, e íbamos a filmar justo cuando comenzó la pandemia, entonces tuvimos que suspender. Yo me fui a México y ahí surgió la idea de hacer 'Mensajes privados'. Luego retomé 'El castigo' y quedé con dos películas listas, en la que coinciden Antonia Zegers y Néstor Cantillana. Estoy súper orgulloso de este año, porque son dos películas que son súper distintas en su forma, pero siento que ambas tocan temas bastante tabú".
-¿Cómo apareció la idea de "El castigo"?
-Es una idea que venimos trabajando con Coral Cruz, que es una guionista española, quien colaboró conmigo como consultora de guion de "La vida de los peces" y la "La memoria del agua". Teníamos muchas ganas de volver a trabajar juntos y ella me propuso la idea de una pareja a la cual se le pierde un hijo en el bosque. Ahí yo le propuse hacerla en plano secuencia y a ella le gustó mucho la idea. Entonces una anécdota que le puede pasar a cualquiera y que puede ocurrir en un supermercado o en la feria, lo llevamos a un bosque, que es un espacio precioso, pero también amenazante. Es un protagonista más, tiene presencia y suena.
Realismo y suspenso
-A partir de esta situación límite, con el hijo perdido en el bosque, ¿cuáles son los temas que desarrolla la película?
-Ahí surge un tema súper importante, que era cuestionar el rol de la madre y cómo la sociedad le impone a la mujer ser mamá, con esta presión social de ser la madre perfecta, pero que esto no afecte su trabajo. Mientras que el hombre tiene que ser buen padre cuando puede y si tiene tiempo los fines de semana. La película se mete en esos pequeños espacios que están ahí y plantea la pregunta de qué pasa si la madre no es perfecta y finalmente si no es feliz cumpliendo ese rol. Siempre desde una mirada realista y muy cotidiana.
-Si bien "El castigo" plantea un drama familiar y tiene una protagonista que se cuestiona el rol que le han impuesto, ¿por qué decidiste estructurarla como una película de suspenso?
-Tiene los dos elementos. Por un lado está la cáscara, que es una película de género, de suspenso, pero finalmente aparece el tema de las madres arrepentidas, el cual es tabú porque es muy difícil de abordar. "El castigo" entra ahí sin dar respuesta, sino que planteando preguntas y funciona muy bien como gatilladora de conversaciones.
-El tema de la pareja y luego la familia con sus crisis está presente en toda tu filmografía. ¿Crees que ahí está la continuidad con "El castigo"?
-Todas mis películas tienen continuidad, de enamoramiento, separación, de segundas oportunidades en "La vida de los peces" o de la bomba atómica que es la muerte de un hijo en "La memoria del agua". En este caso repensarnos cómo somos y cómo nos hemos organizado para formar una familia. Esta película es prima hermana de "La memoria del agua", pero también de "Mensajes privados", al poner temas tabú sobre la mesa.
-¿La película fue muy compleja de rodar, debido a la exigencia que tiene filmar en plano secuencia?
-Hicimos mucho trabajo de mesa con los protagonistas, leyendo varias veces el guion. No había espacio para la improvisación, porque todo tenía que funcionar como un mecanismo de reloj, así que hicimos unos ensayos con todo el equipo en el Parque Mahuida de Santiago, antes de rodar en el bosque Quillín, cerca del Lago Ranco. La película se filmó en seis tomas consecutivas registradas entre un lunes y un sábado. El viernes anterior habíamos hecho una "toma cero", que es como un ensayo rodado en el mismo lugar de filmación. La que quedó fue la quinta toma, del día viernes, porque no hubo inconvenientes técnicos y los actores, que están muy bien, tocaron las teclas emotivas precisas. Me siento muy orgulloso de esta película.