Diego Gotelli C.

Una redistribución de fuerzas en su círculo más cercano implementó el Presidente Gabriel Boric en su primer cambio de gabinete realizado ayer, a 180 días de haber arribado a La Moneda, en lo que fue el tercer ajuste ministerial más rápido registrado desde el retorno a la democracia, solo superado por los hechos por Michelle Bachelet en 2006 (126 días) y por Sebastián Piñera el 2018 (151 días).

El anunció modificó seis ministerios, partiendo por Interior, donde la independiente Izkia Siches fue reemplazada por Carolina Tohá, expresidenta del PPD y otrora vocera de Bachelet I.

En la Secretaria General de la Presidencia (Segpres) también se optó por un nombre con experiencia política como Ana Lya Uriarte (PS), exjefa de gabinete de Bachelet, quien ocupará el cargo de Giorgio Jackson, el que enrocó de puesto y ahora pasará a dirigir el Ministerio de Desarrollo Social, cartera que había quedado sin líder tras la renuncia de Jeannette Vega salpicada por la llamada de su asesora a Héctor Llaitul.

Además, el Presidente decidió cambiar la cabeza del Ministerio de Salud, donde salió María Begoña Yarza e ingresó la médico cirujana Ximena Aguilera; mientras que en Energía Claudio Huepe fue reemplazado por el abogado Diego Pardow; y en Ciencias Flavio Salazar dejó su puesto a la doctora en Química Silvia Díaz.

Abrazos y llanto

El ajuste significó la salida del comité político de dos de los principales impulsores de la campaña de Boric y amigos del Mandatario, Siches y Jackson, quienes durante el Gobierno han sido criticados por su gestión tanto por la oposición como por parte del oficialismo.

"Los cambios de gabinete siempre son dramáticos en Chile, y a este no le ha faltado su dosis. Tenía que doler. Y duele, pero es necesario", dijo el gobernante durante la ceremonia en la que se salió de protocolo para abrazar a una Izkia Siches que se retiró entre lágrimas de La Moneda deseándole éxito a su sucesora, a quien definió como una "tremenda mujer".

En el acto, que se da dos días después de que el Rechazo se impusiera en el plebiscito de salida, Boric reconoció que este "es uno de los momentos más difíciles políticamente que me ha tocado enfrentar", pero que confía que su nuevo equipo pueda liderar "el reencuentro" en Chile, con "una agenda más intensa" en las preocupaciones ciudadanas, entre las que nombró la seguridad, el alza del costo de la vida, las listas de espera en salud y el acceso a la vivienda, sin dejar de lado su programa de reformas.

"Se agotó el tiempo de solo la esperanza en el cual éramos novedad. Ahora desde este nuevo punto de partida nos toca trabajar para recuperar en las instituciones y como sociedad la confianza en nosotros, en el Gobierno y en cada uno de nosotros", remarcó el Presidente.

Durante el acto Boric se abrazó y sonrió con su nueva jefa de gabinete, Carolina Tohá, a quien en el pasado crítico e interpeló varias veces durante las movilizaciones estudiantiles de hace una década, cuando ella era alcaldesa de Santiago, llamándola "oportunista" y criticando el "doble estándar progresista". Ayer sin aludirla directamente, el Mandatario dijo que con algunos de sus ministros había tenido "diferencias", pero que "el bien de Chile nos exige encontrarnos".

Tohá se limitó en recalcar que las prioridades estarán en las demandas de más seguridad, y dijo sentirse "emocionada" por ocupar el cargo, el mismo que usó su padre José Tohá, en el gobierno de Salvador Allende.

Su nombramiento fue valorado por el oficialismo y parte de la oposición, aunque algunos miembros de Chile Vamos le cuestionaron su rol para enfrentar la violencia en la alcaldía capitalina. Un apoyo más transversal recibió la nominación de Ana Lya Uriarte, quien afirmó que su prioridad será "tender puentes" y recuperar "la amistad cívica en el país".

"Tenemos una oportunidad con una persona como Ana Lya Uriarte", dijo el timonel del partido Republicano, Rojo Edwards. "Tiene la capacidad para dialogar con la oposición", añadió el líder de RN, Francisco Chahuán.

El presidente de RD, Juan Ignacio Latorre, dijo esperar que el gabinete se apegue al programa de gobierno y que "no atornille al revés".